Información del libro

Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 14 de 69 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE CATORCE

HERMANOS SANTOS Y PARTICIPANTES
DEL LLAMAMIENTO CELESTIAL

I. HERMANOS SANTOS

En este mensaje llegamos a Hebreos 3. Este capítulo empieza diciendo: “Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial”. Me gustan estos dos títulos: hermanos santos y participantes del llamamiento celestial. Ningún otro libro del Nuevo Testamento nos llama hermanos santos. El título hermanos santos implica principalmente dos cosas: que somos santos y que somos hermanos. No sólo somos hermanos, sino hermanos santos. ¿Se atrevería a decir que usted es un hermano santo? El escritor de este libro sólo pudo llamarnos hermanos santos después de haber escrito en los primeros dos capítulos los muchos requisitos tanto para Cristo como para nosotros mismos. Es por eso que, al llegar al capítulo 3, ya puede llamarnos hermanos santos. Mediante Su muerte y resurrección, Cristo nos hizo Sus hermanos. Inicialmente éramos pecadores, víctimas de la muerte, prisioneros y cautivos. Alabado sea Él porque Su muerte hizo propiciación por nuestros pecados y nos libertó de la esclavitud de la muerte. Además, en Su resurrección fuimos engendrados como Sus hermanos. Por tanto, ahora podemos ser llamados hermanos santos. En el capítulo 2 vemos que los hermanos que fueron engendrados en la resurrección del Señor, están ahora en el proceso de ser santificados. Es por eso que somos hermanos santos. No somos meramente perfectos y sin pecado; somos divinamente santos.

En 1:9 vemos la relación que tenemos con el Ungido de Dios. Este versículo, refiriéndose a Cristo, dice: “Te ungió Dios, el Dios Tuyo, con óleo de júbilo más que a Tus compañeros”. La palabra griega que aquí se tradujo “compañeros” conlleva más el sentido de ser socios. Podemos ser compañeros sin ser socios, pero si somos socios ciertamente seremos compañeros. En la economía de Dios, Él ha designado a Cristo para que lleve a cabo Su plan, y nosotros hemos llegado a ser los socios en los intereses divinos. Él fue ungido por Dios y nosotros participamos de tal unción para el cumplimiento del propósito de Dios. Cristo es el Heredero designado por Dios, y en 1:9 vemos que este Heredero ha sido ungido. La unción confirma Su designación. Primero Dios designó al Hijo, y luego lo ungió. Como compañeros de Cristo, todos participamos de Su unción. Somos compañeros del Ungido de Dios y participamos de Su unción. Esto forma parte del evangelio y se incluye en el evangelio completo. Muchas personas hablan acerca del evangelio completo, el cual incluye nuestra asociación con Cristo. Este maravilloso asunto está incluido en el evangelio completo. Es importante que todos veamos que somos compañeros de Cristo y que participamos de Su unción. Debido a esto, cuando llegamos a 3:1 tenemos todo lo que necesitamos para ser hermanos santos; tenemos la posición, reunimos los requisitos, tenemos la realidad, la vida, la naturaleza, la fuente y todo lo necesario. Ahora somos hermanos santos.

Si usted comprendiera que es un hermano santo, ¿cómo se comportaría? ¿Seguiría fumando? Cuando veo a un hermano fumar, todo mi ser se entristece y me digo: “Oh, hermano, usted ha vendido su primogenitura a un precio más bajo que el de Esaú”. ¿Cómo podría un hermano santo seguir fumando? Aunque no nos regimos por normas ni preceptos, aun así, poseemos cierta majestuosidad. No sólo somos santos, sino que también poseemos cierta majestuosidad. Consideremos nuestra posición; somos hermanos del Hijo primogénito de Dios y compañeros del Ungido de Dios. Esto no es cualquier cosa. Si usted fuera hermano del presidente de los Estados Unidos, ciertamente se sentiría muy orgulloso de ello y tendría cierto aire de majestuosidad. Ahora bien, ¿de quién es hermano usted? Usted es hermano del Hijo primogénito de Dios y compañero del Ungido de Dios, para el cumplimiento del plan de Dios. Fumar es un insulto para el Ungido de Dios. Es cierto que la Biblia nunca nos dice que no debemos fumar; el Nuevo Testamento no es un código de leyes, sino un libro de los hermanos santos. No obstante, creo que si el Señor abriera nuestros ojos y nos impresionara con este aspecto maravilloso del evangelio completo, seríamos personas muy diferentes. Seríamos más que receptivos a que nuestro Sumo Sacerdote nos ministre, impartiéndose a Sí mismo en nuestro ser. Esto cambiaría nuestros gustos, y nunca más se nos antojaría volver a fumar.

Una visión semejante cambiaría nuestra manera de predicar el evangelio. Hoy en día se predica un evangelio muy bajo. Al predicar el evangelio, no solamente deberíamos decirles a las personas que son pecadoras, que están bajo condenación y que van a perecer. Nosotros tenemos que predicar el evangelio de una manera mucho más elevada, diciéndoles que Dios las está llamando a creer en Su Hijo primogénito a fin de que lleguen a ser Sus hermanos y aun Sus compañeros, sus socios, en la tarea de llevar a cabo el plan eterno de Dios.

Hoy en día existe la necesidad de esta clase de predicación. Espero que algunos de nuestros jóvenes sientan la carga de predicar de esta manera. No deseo escuchar una predicación del evangelio con la misma antigua tonada en la que se le dice a la gente que son pecadores y que se irán al infierno. Esto no es incorrecto, pero es muy bajo. Debemos predicar el evangelio conforme a Hebreos 3:1, y decirles a los pecadores cómo pueden convertirse y ser transformados en hermanos santos. Si los jóvenes predican este evangelio, muchos de sus compañeros de estudio serán atraídos al Señor.

Hace más de treinta y nueve años, siendo aún joven, estuve por algún tiempo en Pekín, la antigua capital de China. En Pekín había un hospital muy destacado llamado “Universidad de la Unión Médica de Pekín”, el cual era subsidiado por la fundación Rockefeller. Era un hospital excelente del más alto nivel. Muchas de las enfermeras que trabajaban allí, así como algunos doctores, fueron cautivados para la iglesia mediante la predicación del evangelio de una manera elevada. Todos ellos llegaron a ser muy fervientes. Hoy en día necesitamos esta clase de predicación.

Siento mucha carga al respecto debido a que he visto algo más elevado. Deseo que las personas reciban algo mejor. No deberíamos predicar el evangelio de una manera baja. ¿Cuál es el tema central, o lo más prominente, del evangelio? ¿Acaso se trata de rociar a un pobre pecador con unas cuantas gotas de sangre y enviarlo al cielo? ¿Cree usted que eso es todo lo que el evangelio de Dios puede hacer? No, el evangelio es mucho más elevado que eso. El evangelio de Dios tiene como objetivo hacer que las personas lleguen a ser hermanos santos. Este concepto no es mío, sino el que se revela en el libro de Hebreos. En Su resurrección Cristo hizo de todos nosotros Sus hermanos y entró en nosotros para anunciarnos al Padre. Ahora como Aquel que santifica, Él está capacitado para llevar a cabo la obra de santificación, la cual nos hace santos. Somos Sus hermanos santos y Sus compañeros, aquellos que participan de Su unción para el cumplimiento del plan de Dios. ¿No se halla esto en la Biblia? ¿No son éstas las buenas nuevas? El mundo necesita oír estas buenas nuevas. Las personas más reflexivas de las mejores universidades de todo el país desean saber cuál es el verdadero significado de la vida humana. Muchos de ellos se preguntan: “¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Qué sucederá después que me gradúe?”. Nadie en las universidades puede contestarles. Por tanto, nosotros debemos ir y decirles cuál es el verdadero significado de la vida. Vayan y díganles que ellos pueden ser los hermanos santos del Hijo primogénito de Dios. Si el Señor tarda en venir, espero que en unos cuantos años esta clase de predicación sea la que prevalezca en todas las universidades de los Estados Unidos.

Los Estados Unidos, Europa y todos los países líderes necesitan escuchar una predicación elevada del evangelio completo, el evangelio que produce a los hermanos santos del Hijo primogénito de Dios. Si los jóvenes tomaran esta carga y fueran a las universidades predicando este evangelio, muchos jóvenes entre los más pensadores serían ganados. Ellos quedarán satisfechos. Espero que muchos de los que lean este mensaje hagan un trato con el Señor y le digan que están dispuestos a tomar la carga de predicar el evangelio elevado. Si ustedes toman esta carga, estoy seguro de que el Señor aprobará su predicación. “¡Señor, necesitamos más predicadores jóvenes, más predicadores del evangelio completo!”.

Antes de proseguir, quisiera compartir algo a los jóvenes. Yo fui plenamente cautivado por el Señor y sé lo que estoy haciendo aquí. He recibido la visión. En todo el universo no hay nada más sublime que esto. La obra que llevo a cabo es la más gloriosa que existe en la humanidad, y ustedes debieran hacer lo mismo. Es por eso que los centros comerciales no me llaman la más mínima atención, pues son muy poca cosa. Jamás cambiaría lo que tengo en mis manos por ninguna cosa de este mundo. Lo que tengo es supremamente elevado y glorioso. Lo que el mundo necesita hoy en día es una cruzada en la que se predique el evangelio más elevado y completo que existe.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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