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Estudio-vida de Apocalipsispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1446-6
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ESTUDIO-VIDA DE APOCALIPSIS

MENSAJE CUARENTA Y SIETE

LOS EVENTOS POSTERIORES
AL ARREBATAMIENTO DE LAS PRIMICIAS

En este mensaje hablaremos de lo que acontece después del arrebatamiento de las primicias (14:6-13).

II. LOS EVENTOS QUE ACONTECEN DESPUES

A. El evangelio eterno

Lo primero que sucede después del arrebatamiento de las primicias es la predicación del evangelio eterno (vs. 6, 7). Aunque usted tal vez haya leído Apocalipsis 14 muchas veces, es posible que no le haya llamado la atención la expresión evangelio eterno que aparece en el versículo 6. Es probable que ningún predicador o ministro o pastor le haya dicho que en el futuro, después del arrebatamiento de las primicias, se revelará un evangelio que será “el evangelio eterno”. La mayoría de los cristianos sólo conoce el evangelio de la gracia; ellos no saben que en la economía de Dios, se proclamará el evangelio eterno durante la gran tribulación (Mt. 24:21).

El evangelio eterno es diferente del evangelio de la gracia (Hch. 20:24), el cual se predica en la edad de la iglesia. El contenido básico del evangelio de la gracia es el arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesús (Hch. 20:21), que el hombre necesita para ser perdonado de sus pecados y renacer como hijo de Dios (Lc. 24:47; Jn. 1:12); mientras que el evangelio eterno consiste en que los hombres deben temer a Dios y adorarle para no ser engañados y seguir al anticristo, y para volver a la verdadera adoración de Dios, Aquel “que hizo el cielo y la tierra” (v. 7). Sólo el hombre tiene el privilegio de predicar hoy en la tierra el evangelio de la gracia (Hch. 10:3-6). Pero el evangelio eterno no lo predicarán los hombres que están en la tierra, sino un ángel en medio del cielo, al final de esta era.

Todos los estudiantes y maestros de la Biblia están de acuerdo en que Dios tiene varias maneras de tratar a la gente. Algunos han llamado a estos métodos “dispensaciones”. Aunque usan dicha expresión con la connotación de tiempo, en realidad el término denota específicamente el modo en que Dios se relaciona con la gente. Por ejemplo, la dispensación de la ley fue el período durante el cual Dios se relacionó con Su pueblo por medio de la ley. Dios estableció una relación con Israel en la dispensación de la ley. En cada período Dios ha tenido una manera específica de relacionarse con cierto pueblo. Después de la dispensación de la ley vino la dispensación de la gracia, la edad en la cual vivimos ahora. En esta era Dios se basa en la gracia, no en la ley, para dirigirse a los que creen en El. Así como terminó la dispensación de la ley cuando vino Juan el Bautista, terminará la dispensación de la gracia cuando comience la gran tribulación. Juan el Bautista trajo la nueva dispensación, la dispensación de la gracia. Al comienzo de la gran tribulación, cuando Satanás sea arrojado a la tierra y el espíritu de Nerón salga del abismo, concluirá la dispensación de la gracia. Durante los tres años y medio o los cuarenta y dos meses de la gran tribulación, Dios se relacionará con el hombre usando otro método, el evangelio eterno.

Si usted lee con detenimiento Apocalipsis 14, verá que el contenido del evangelio eterno es completamente diferente del evangelio que predicamos en la actualidad. El evangelio que hoy predicamos contiene dos elementos principales: el arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo. Al principio de la dispensación de la gracia apareció Juan el Bautista predicando el arrepentimiento (Mt. 3:1-2). Después de él, el Señor Jesús predicó el arrepentimiento y la fe. Juan el Bautista decía: “Arrepentíos” (Mt. 3:2), y el Señor Jesús declaraba: “Arrepentíos y creed” (Mr. 1:15). En Hechos, los apóstoles hicieron lo mismo que el Señor, pues predicaron el arrepentimiento y la fe. El arrepentimiento indica un cambio en la manera de pensar; es un cambio de conceptos y un cambio de entendimiento acerca de la vida. El hombre se convierte porque su vida está alejada de Dios y, por ende, debe volverse a Dios. Esto es lo que significa arrepentirse. No obstante, ésta es sólo una pequeña parte del evangelio de la gracia. La mayor parte del evangelio de la gracia consiste en que creímos en el Señor Jesucristo para ser perdonados y tener vida eterna a fin de llegar a ser hijos de Dios. Este es el contenido del evangelio de gracia que predicamos hoy.

El contenido del evangelio eterno es muy diferente. En el evangelio eterno no hay arrepentimiento ni fe, sino el mandamiento de temer a Dios y darle gloria, y adorar “a Aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (v. 7). El mandato de adorar a Dios el creador está en contraste con seguir al anticristo y a su imagen, lo cual se menciona en el versículo 9. El mandamiento de temer a Dios y darle gloria se da a los moradores de la tierra, para contrarrestar el engaño del falso profeta, que consiste en que los hombres deben adorar al anticristo, y para contrarrestar la amenaza de muerte hecha a los que no lo adoren durante la gran tribulación (13:14-15). El ángel que predica el evangelio eterno parece estar diciendo: “Ustedes deben temer a Dios. No deben temer al anticristo puesto que él no es Dios. El anticristo no puede echarlos en el lago de fuego; sólo Dios puede hacerlo. Aunque el anticristo puede hacer ciertas señales, no creó los cielos ni la tierra ni el mar ni las fuentes de la aguas. Dios es el creador. Ustedes deben temerle a El y darle gloria por ser el creador del universo. No adoren al anticristo ni a su imagen. Todos deben adorar a Dios”. Este es el evangelio eterno. Nosotros no tenemos necesidad de oír dicho evangelio puesto que tenemos uno mejor.

El versículo 7 añade: “La hora de Su juicio ha llegado”. Este juicio será el juicio que Cristo ejecutará sobre todas las naciones cuando regrese a la tierra, según lo predijo en Mateo 25:31-46. Dicho juicio, el cual se ejecutará sobre los que estén vivos antes de comenzar el milenio, es diferente del juicio de los muertos que se llevará a cabo después del milenio, según lo menciona 20:11-15. Todas las personas de las naciones, quienes hayan quedado cuando regrese el Señor, serán juzgadas conforme al evangelio eterno predicado por el ángel durante la gran tribulación. Si ellos, por temer a Dios y por adorarle, han tratado bien al pueblo de Dios, es decir, si han cuidado a los cristianos y a los judíos, los hermanos del Señor que estarán en pobreza y encarcelados bajo la persecución del anticristo durante la gran tribulación, serán justificados por el Señor, y podrán entrar en la parte terrenal del milenio y participar del reino preparado por Dios para ellos desde la fundación del mundo (Mt. 25:34). Si no han tratado bien a los cristianos y a los judíos por seguir al anticristo y adorar su imagen, serán condenados y lanzados al lago de fuego, un fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25:41).

En Mateo 25:31 el Señor Jesús dijo que vendría en Su gloria y se sentaría “en el trono de Su gloria”. Este versículo no habla del tribunal (2 Co. 5:10), sino del trono de Su gloria, puesto que para entonces el juicio de los creyentes ante el tribunal ya habrá pasado. En primer lugar, el Señor descenderá del cielo a los aires. Después de que todos los santos hayan sido arrebatados, El los juzgará ante Su tribunal. Este no será el juicio que se hace a los incrédulos; será el juicio de los creyentes para determinar quién será recompensado y quién será disciplinado. Después de que se lleve a cabo este juicio, el Señor vendrá en gloria con Su ejército de creyentes vencedores para derrotar al anticristo y a su ejército. Después de que el anticristo y el falso profeta hayan sido echados vivos al lago de fuego, y después de que los ejércitos del anticristo hayan sido reducidos a comida de aves (19:11-21), todavía habrá muchos incrédulos, las naciones, sobre la tierra. Entonces el Señor Jesús establecerá Su trono de gloria; todos los incrédulos que hayan sobrevivido, las naciones, serán reunidos delante de El (Mt. 25:32); y El ejecutará Su juicio sobre ellos. En Hechos 10:42, 17:31, y 2 Timoteo 4:1 se revela que el Señor fue designado por Dios para juzgar a los vivos y a los muertos. El Señor juzgará a los vivos después de derrotar al anticristo y al falso profeta y después de establecer Su trono de gloria. Cuando se haya llevado a cabo este juicio, comenzará el reino milenario, después del cual el Señor juzgará a los muertos ante el gran trono blanco (20:11-15).

¿Con qué criterio juzgará el Señor a los incrédulos que estén vivos ante Su trono de gloria? No hay ningún indicio de que el Señor los juzgará según la ley de Moisés, y tampoco los juzgará según el evangelio de la gracia. El Señor no dirá: “Los que creyeron en Mí son ovejas, y los que no creyeron en Mí son cabritos”. Según Mateo 25:31-46, el Señor juzgará a los incrédulos que estén vivos, de acuerdo con la manera en que éstos hayan tratado a los pequeños, Sus hermanos, o sea los judíos que temen a Dios y los cristianos que tengan fe en Cristo. Estos son los que pasarán por la gran tribulación y serán objeto de la persecución del anticristo. Por lo tanto, el Señor los considera Sus pequeños, Sus hermanos. Durante la gran tribulación los judíos que teman a Dios y los cristianos que tengan fe padecerán hambre, sed, desnudez, enfermedad y prisión (Mt. 25:35-39). El Señor juzgará a los incrédulos que sobrevivan, según la forma en que traten a Sus hermanos durante dicho período. Algunos los tratarán bien. Sin duda, serán aquellos que oigan el evangelio eterno predicado por el ángel mientras el anticristo y los suyos persiguen a los judíos y a los cristianos. Cuando ellos oyen el evangelio que les manda temer a Dios y adorarle, su corazón es conmovido, y tratan con favor a los pequeños, los hermanos del Señor.

Así, Cristo ejerce Su juicio desde el trono de Su gloria sobre los incrédulos que estén vivos, basándose en el evangelio eterno. Todo aquel que preste atención a ese evangelio y trate bien a los hermanos del Señor, será considerado “oveja”. Los demás serán considerados “cabras”. Las “cabras”, los que siguen al anticristo y persiguen al pueblo de Dios, serán echados junto con el anticristo en el lago de fuego. Por el contrario, todas las “ovejas” entrarán en el reino preparado para ellas “desde la fundación del mundo” (Mt. 25:34), la parte terrenal del reino milenario, pero serán los ciudadanos de ese reino, no los reyes ni los sacerdotes. En el reino milenario nosotros los cristianos vencedores seremos los reyes; los judíos que temen a Dios, quienes serán preservados y salvos, serán los sacerdotes; y las “ovejas” serán los ciudadanos. Por lo tanto, mediante la dispensación de la ley, Dios obtendrá a los judíos para que sean los sacerdotes; mediante la dispensación de la gracia obtendrá a los creyentes para que sean los reyes; y mediante el evangelio eterno obtendrá a los gentiles que temen a Dios para que sean los ciudadanos del reino milenario.

Este cuadro tan claro se forma al acoplar apropiadamente los varios pasajes de la Palabra, como en un rompecabezas. He trabajado con este rompecabezas muchos años. ¡Cuánto me alegré cuando finalmente pude poner las piezas en su lugar correspondiente! Una pieza bastante grande de este “rompecabezas” es Mateo 25:31-46. Durante años traté inútilmente de ubicar esta pieza. Pese a que traté de colocarla en todas partes, no encajaba en ninguna. Finalmente, descubrí el lugar donde esta pieza encaja perfectamente. Ahora, en vez de un rompecabezas, tenemos un cuadro vívido.

Por la misericordia de Dios, la predicación del evangelio eterno comenzará después del arrebatamiento de las primicias. Después de que las primicias sean arrebatadas, el anticristo perseguirá a los judíos que temen a Dios y a los cristianos que tienen fe. Luego Dios enviará un ángel para que predique el evangelio eterno de en medio de los cielos.

Hace veinticinco años casi no sabíamos nada de la tecnología espacial. Yo creo que el anticristo usará el conocimiento científico y tecnológico de hoy para afectar otros planetas, a los cuales la Biblia llama “el ejército del cielo”. Repentinamente, por la misericordia de Dios, un predicador angélico aparecerá en el espacio para predicar el evangelio eterno, y les advertirá a los moradores de la tierra que teman a Dios, le adoren y no persigan al pueblo de Dios. Dios sabe que la persecución que se suscitará después del arrebatamiento de las primicias será tan severa que nadie podrá soportarla si está separado de la misericordia de Dios. Pero muchos oirán el evangelio eterno, lo creerán y ayudarán a los perseguidos. De este modo los judíos que sufran y los cristianos que sean perseguidos recibirán ayuda para obtener el alimento, el abrigo y la visita que necesiten. El Señor conocerá las obras de los que habrán ayudado a Su pueblo, y cuando regrese para juzgar a los que estén vivos, los considerará “ovejas”. Aunque el evangelio eterno producirá ciudadanos para el reino milenario su propósito también es reducir los sufrimientos del pueblo de Dios durante la gran tribulación. Dios tiene misericordia de Su pueblo y lo cuida. ¡Cómo le agradecemos al Señor por Su misericordia!

Las “ovejas” del reino milenario no serán creyentes regenerados. Ellas serán solamente personas restauradas a su estado original, a la condición en que fueron creadas. Hechos 3:21 habla del tiempo de la restauración. En ese entonces el sol, la luna y las estrellas serán restauradas e intensificadas siete veces (Is. 30:26). La duración de la vida humana también será restaurada. El que muera a los cien años se le considerará que murió prematuramente (Is. 65:20). Pero en todo caso, “las ovejas” serán restauradas a la condición de Adán, es decir, la condición en que fue creado el hombre originalmente. Ellas serán diferentes a nosotros. Cuando nosotros creímos en el Señor Jesús, recibimos la vida eterna. Pero la vida eterna no entrará en “las ovejas”, sino que ellas entrarán en la vida eterna, en la esfera de la vida eterna (Mt. 25:46). Esto significa que ellas solamente serán restauradas. Aunque no serán regeneradas ni tendrán vida eterna en su ser que las haga hijos de Dios, serán restauradas a la condición de seres humanos normales que viven en la tierra como pueblo de Dios, como ciudadanos del reino milenario.


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