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Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 47 de 62 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE CUARENTA Y SIETE

LA SALVACION CONSTANTE
EN NUESTRA VIDA DIARIA

Lectura bíblica: Fil. 1:19-21; 2:12-16

Filipenses habla de una salvación constante que podemos aplicar a nuestra vida diaria. Decimos que es constante porque la podemos experimentar cada día, cada hora y aun a cada instante.

UNA SALVACION SUBJETIVA
PARA MAGNIFICAR A CRISTO

En Filipenses 1 y 2 Pablo usa la palabra salvación dos veces. Leamos Filipenses 1:19: “Porque sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación”. Luego, en Filipenses 2:12 él declara: “Llevad a cabo vuestra salvación con temor y temblor”. Filipenses 1:19 se refiere a la salvación que Pablo experimentó durante su encarcelamiento en Roma. El era un judío típico y se hallaba prisionero, lejos de su patria. En términos modernos, diríamos que Pablo fue encarcelado por los imperialistas romanos. Para un judío, estar encarcelado en una prisión romana representaba una vergüenza y una deshonra. Probablemente, Pablo pasaba la mayor parte del día encadenado a un guardia, lo cual debía ser un gran insulto para un judío de tan alto nivel social y educativo. Sin duda alguna, era muy deshonroso que tal apóstol del Señor Jesús estuviera preso de esta manera. Pero aun así, Pablo pudo testificar que sus circunstancias resultarían en su salvación.

En Filipenses 1:19 Pablo no se refiere a la salvación eterna que nos libra del infierno y del juicio de Dios, sino a una salvación muy subjetiva y práctica, que podemos experimentar, no una vez y para siempre, sino a cada instante.

Cuando el apóstol declaró que su situación resultaría en su salvación, no se refería a ser liberado de la cárcel. Tal vez algunos, cuando leen este pasaje, piensen que el anhelo de Pablo consistía en salir libre mediante de las oraciones de los santos, especialmente las de los filipenses. Sin embargo, la construcción gramatical de Filipenses 1:19-21 comprueba que esta interpretación es incorrecta, pues la salvación mencionada en el versículo 19 tiene que ver con el deseo que Pablo expresó en el versículo 20, de no ser avergonzado en nada y de magnificar a Cristo en su cuerpo, ya fuera por vida o por muerte. De ahí que, el versículo 20 define la clase de salvación que se menciona en el versículo 19. Por consiguiente, vemos que aquí la salvación consistía en no ser avergonzado en nada, sino en magnificar a Cristo en todo.

Como hemos dicho, la salvación en este pasaje no se refiere al hecho de ser liberado de la cárcel, sino a que Pablo no fuera avergonzado en medio de las dificultades y de la humillante situación en la que se hallaba y a que Cristo fuera magnificado en su cuerpo. Ni siquiera el estar encadenado a un guardia le podía impedir magnificar a Cristo. Esto es lo que queremos decir por salvación constante.

En realidad, la palabra constante no describe adecuadamente la salvación mencionada en Filipenses 1:19. Las palabras de nuestro idioma provienen de nuestra cultura, es decir, que si algo no forma parte de nuestra cultura, no disponemos de una palabra para ello. La salvación aquí es realmente maravillosa, y no existe ninguna palabra que pueda describirla plenamente. Ni siquiera en la cárcel Pablo sería avergonzado; en lugar de ello, él estaba seguro de que magnificaría a Cristo. Esta era la salvación a la que Pablo se refería.

Supongamos que en vez de regocijarse en el Señor, Pablo hubiera llorado y se hubiera quejado de su situación, diciendo: “Soy un judío educado y además soy un apóstol del Señor Jesucristo, llamado, comisionado y enviado por El. Pero ahora estoy encarcelado y encadenado a un guardia. ¡Qué situación más horrible!” Si Pablo hubiera tenido esta actitud, ciertamente habría sido avergonzado. No obstante, en vez de lamentarse, se regocijaba en el Señor, de tal forma, que todo el que lo visitara en la cárcel se habría sorprendido y maravillado. Probablemente, Pablo inclusive le testificó al carcelero, diciéndole que estaba contento en el Señor y que se regocijaba en El. También es muy posible que el disfrute de Pablo hubiera contribuido a la salvación de Onésimo, un esclavo fugitivo. Cualquiera que hubiera visto a Pablo en la cárcel, habría visto a un hombre alabando al Señor y regocijándose en El.

Cuando Pablo estuvo encarcelado en Filipos, él y Silas estuvieron cantando alabanzas al Señor (Hch. 16:23-26). Los filipenses ciertamente sabían de la experiencia que había tenido Pablo en la prisión. Habían escuchado que las alabanzas de Pablo y de Silas provocaron un gran terremoto. No cabe duda que mientras Pablo estaba encarcelado en Roma debe de haber cantado alabanzas al Señor. En vez de llorar o quejarse, los demás lo hallaban disfrutando al Señor, cantándole alabanzas y testificando acerca de El. En esto consiste la salvación constante.


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