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Estudio-vida de Levíticopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6571-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 64 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LEVÍTICO

MENSAJE UNO

PALABRAS DE INTRODUCCIÓN

Lectura bíblica: Lv. 1:1; 27:34

En este mensaje daremos unas palabras de introducción al Estudio-vida de Levítico.

I. EL AVANCE DE LA REVELACIÓN DIVINA

Al abordar el libro de Levítico, primero debemos tener una idea general en cuanto al avance de la revelación divina. Todos los estudiantes de la Biblia saben que la revelación de Dios en la Biblia es progresiva. Dios no revela nada de manera completa en un solo libro de la Biblia. Por tanto, no es posible ver un panorama completo de la revelación de Dios en un solo libro. La revelación divina avanza de una etapa a otra, de un nivel a otro, de un punto a otro. Es sólo cuando llegamos al último capítulo de la Biblia que recibimos un panorama completo de la revelación de Dios.

La revelación divina en la Biblia avanza continuamente. La Biblia fue escrita durante un período de más de mil quinientos años, comenzando en la época de Moisés y concluyendo en la época del apóstol Juan. En el transcurso de este extenso período, la revelación divina fue completada, y posteriormente los libros de la Biblia fueron ordenados en una secuencia significativa. Al examinar el avance de la revelación divina, debemos seguir la secuencia de la Biblia. Consideremos ahora cómo la revelación divina avanza en los primeros tres libros de la Biblia: Génesis, Éxodo y Levítico.

A. En Génesis: la creación efectuada por Dios
y la caída del hombre

El libro de Génesis revela la creación efectuada por Dios y la caída del hombre. Según el libro de Génesis, el hombre cayó paso a paso: de la presencia de Dios a ser regido por su conciencia, de ser regido por su conciencia al gobierno humano, y del gobierno humano a la rebelión. En esta rebelión, el hombre abandonó a Dios y se volvió a la adoración de ídolos. Después que el hombre se rebeló contra Dios en Babel, Dios abandonó el linaje creado; sin embargo, lo que Dios no podía hacer —ni tampoco hizo— fue abandonar Su propósito. Por consiguiente, después de abandonar el linaje creado, Dios llamó un nuevo linaje, un linaje escogido, a partir de Abraham. Dios le prometió a Abraham que en él serían benditas todas las familias de la tierra (Gn. 12:3). Pero con el tiempo, el linaje que Dios eligió y llamó se apartó de la elección y llamamiento de Dios, y cayó en Egipto, es decir, en el mundo.

En Génesis vemos que el hombre cayó volviéndose de la presencia de Dios a ser regido por su conciencia, de ser regido por su conciencia al gobierno humano, del gobierno humano a la rebelión, y de la rebelión al mundo. El mundo actual es la expresión de la caída del hombre en el nivel más bajo, ya que el mundo es la máxima expresión de los pasos de la caída del hombre.

El primer versículo de Génesis dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, y el último versículo dice que José “fue puesto en un ataúd en Egipto” (50:26). En el primer versículo se menciona la creación efectuada por Dios, y en el último versículo encontramos el resultado de todos los pasos de la caída del hombre: un hombre puesto en un ataúd en Egipto. Ésta es la clara revelación hallada en Génesis.

B. En Éxodo: la salvación efectuada por Dios
y la edificación de Su morada

El libro de Éxodo revela la salvación efectuada por Dios y la edificación de Su morada. Sí, el hombre creado por Dios cayó, y el hombre que Dios eligió y llamó también cayó. Pero Dios es Dios, y nada de esto lo desanimó. No existe nada que pueda detener a Dios ni anular Su propósito. Después que el hombre cayó al máximo, Dios intervino para rescatar al hombre caído. Después de redimir a Su pueblo caído, Dios los llevó a un punto en el cual pudiera edificarlos como Su morada en la tierra. Por tanto, en Éxodo vemos dos asuntos principales: la redención lograda por Dios y la morada de Dios.

La palabra éxodo significa “salida”. Lo que vemos en el libro de Éxodo es el camino para que el hombre salga de la caída. Génesis concluye con un hombre puesto en un ataúd en Egipto, pero en Éxodo encontramos el camino para salir de ese ataúd, el camino para salir de esa caja de muerte. Este camino tiene que ver con la redención lograda por Dios. La obra redentora de Dios tiene como finalidad sacarnos del ataúd y llevarnos de regreso a Dios mismo.

En Éxodo, a todos los que fueron llevados de regreso a Dios se les encargó edificar un tabernáculo, una morada, para Dios. Esto indica que Dios es poderoso no solamente para sacar de la muerte al hombre caído, sino también para usar a este hombre a fin de que le edifique una morada en la tierra. Mientras que al final de Génesis tenemos un ataúd que contiene un cadáver, al final de Éxodo tenemos un tabernáculo que contiene al Dios vivo. ¡Qué gran avance es éste!

En Génesis tenemos la creación efectuada por Dios y la caída del hombre, mientras que en Éxodo tenemos la redención lograda por Dios y la morada de Dios. Alabamos al Señor que debido a la obra redentora de Dios, ya no estamos en la caída. Por medio de la redención, hemos sido introducidos en la morada de Dios, la cual es la iglesia en la actualidad. El tabernáculo como morada de Dios en Éxodo tipifica a la iglesia. La morada de Dios hoy en día es la iglesia, y nosotros estamos en ella.

Éxodo 40 habla del tabernáculo, pero Levítico 1:1, que es la continuación de Éxodo, habla de la Tienda de Reunión. Estas dos expresiones se refieren a lo mismo. El tabernáculo es una morada, y la Tienda de Reunión es un lugar de reunión. El tabernáculo se refiere al lugar donde Dios mora, donde Él habita, mientras que la Tienda de Reunión se refiere al lugar donde Su pueblo se reúne. El tabernáculo es la morada de Dios y, al mismo tiempo, esta morada es también el centro donde se reúne el pueblo de Dios. De ahí que se le llame la Tienda de Reunión. La Tienda de Reunión es el lugar donde Dios se reúne con Su pueblo redimido. Hoy en día la iglesia es el tabernáculo y la Tienda de Reunión. Dios tiene una morada en la tierra, y esta morada es también el lugar donde nos reunimos los unos con los otros y con Dios. ¿Qué es entonces la iglesia? La iglesia es la reunión que tienen las personas salvas con el Dios que salva.

Inmediatamente después que el tabernáculo fue edificado y erigido, Dios vino a morar en él (Éx. 40:2, 33-35). El Dios que mora en el tabernáculo ha llegado a ser el Dios que mora entre los hombres. Dios ya no está únicamente en los cielos. A nosotros nos era imposible ir a los cielos para reunirnos con Dios, pero Dios vino a fijar tabernáculo entre nosotros (Jn. 1:14). Esto significa que Dios se encarnó para hacerse hombre, y este hombre vino a ser el tabernáculo de Dios en la tierra. Dios bajó de los cielos y tomó forma de hombre, y ahora le podemos tocar.

Los cuatro Evangelios revelan que el Dios que estaba en los cielos y que no se podía tocar, un día vino a ser un tabernáculo, un hombre en la tierra. Al haber descendido a la tierra, Él se presentó a nosotros no en forma de Dios, sino en forma de hombre. ¿Quién es esta persona? ¿Es un hombre o es Dios? Él es el Dios-hombre. Hoy nuestro Dios está en los cielos no solamente en calidad de Dios, por cuanto Él, el Dios-hombre, vino a la tierra en forma de hombre para ser un tabernáculo.

El tabernáculo de Éxodo era un tabernáculo en el cual se podía entrar. Nuestro Dios, al encarnarse, no sólo se hizo hombre, sino un tabernáculo en el cual se podía entrar. La intención de Dios era que todos los hijos de Israel fuesen sacerdotes (Éx. 19:6) a fin de que todos tuviesen el derecho y el privilegio de entrar en el tabernáculo, es decir, de entrar en Dios y morar en Él. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes podían entrar en el tabernáculo, y hoy nosotros, los que creemos en Cristo, podemos entrar en Dios y morar en Él. El Nuevo Testamento habla de permanecer en Dios (1 Jn. 4:15, 13; 3:24; 2:6). Permanecer en Dios equivale a morar en Dios. El Dios encarnado se ha convertido en nuestra morada, nuestro hogar, el cual es un lugar de disfrute.


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