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Estudio-vida de Númerospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6614-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 53 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE NÚMEROS

MENSAJE DIECISIETE

SUS JORNADAS

(2)

Lectura bíblica: Nm. 10:11-36

En el mensaje anterior consideramos el guiar dado a los hijos de Israel. En este mensaje abarcaremos la manera en que partían.

II. PARTEN

Números 10:11-36 describe cómo partían los hijos de Israel, cómo proseguían en su jornada.

A. Guiados por la nube

El pueblo partía conforme al guiar de la nube. A los veinte días del segundo mes del segundo año (v. 11a), la nube se alzó del Tabernáculo del Testimonio, y los hijos de Israel partieron en sus jornadas del desierto de Sinaí (vs. 11b-12a). El versículo 12b dice que la nube permaneció en el desierto de Parán. Así partieron la primera vez según el mandato que Jehová les había dado por medio de Moisés (v. 13).

B. La secuencia en que parten

En los versículos del 14 al 28 vemos la secuencia en que partían. Según este orden, la bandera del campamento de los hijos de Judá partió primero, según sus compañías (vs. 14-16). A ellos les siguieron, no otro campamento, sino los hijos de Gersón y los hijos de Merari, los levitas que llevaban el tabernáculo (v. 17). Luego siguió el segundo campamento, el campamento de Rubén (vs. 18-20). Después se pusieron en marcha los coatitas, los levitas que llevaban las cosas santas, y el tabernáculo fue erigido antes de que ellos llegaran (v. 21). El campamento de los hijos de Efraín partió en tercer lugar (vs. 22-24), y el campamento de los hijos de Dan, el cual formaba la retaguardia de todos los campamentos, partió de último.

C. Ponen su confianza en el hombre

Los versículos del 29 al 32 contienen el relato de cuando Moisés le pidió a su suegro, que era un madianita de más edad y experiencia, que los acompañara (v. 29). Pero el suegro rehusó ir (v. 30). Entonces Moisés le rogó que fuera con ellos para que les fuera en lugar de ojos, pues tenían que acampar en el desierto (vs. 31-32). Moisés pensaba que su suegro sería de gran ayuda, pero Dios, en Su soberanía, no toleraría la intervención de hombre alguno. Por tanto, Moisés y los hijos de Israel tuvieron que poner toda su confianza en el Señor. El relato según el cual Moisés puso su confianza en el hombre es insertado aquí para hacer un contraste entre la dirección provista por el hombre y la dirección provista por el Arca en los siguientes versículos.

D. Conducidos por el Arca:
el Cristo crucificado y resucitado
quien está en Su resurrección

Los últimos versículos del capítulo 10 revelan la dirección provista por el Arca: el Cristo crucificado y resucitado quien está en Su resurrección (vs. 33-36). Hoy el Líder que está en medio de las iglesias es el Cristo crucificado y resucitado, quien es el Arca.

1. Los hijos de Israel parten del monte de Jehová
tres días de camino,
y el Arca del Pacto de Jehová va delante de ellos,
buscándoles lugar de reposo

“Partieron del monte de Jehová tres días de camino; y el Arca del Pacto de Jehová iba delante de ellos tres días de camino, buscándoles lugar de reposo” (v. 33). Aquí vemos que los hijos de Israel partieron tres días de camino. El camino no estaba pavimentado, los bueyes eran lentos, y era difícil viajar en carretas. No obstante, el Arca (Cristo) del Pacto de Jehová iba delante de ellos para buscarles lugar de reposo. El Arca, con todos los enseres del tabernáculo, incluyendo el altar, la mesa del pan de la Presencia, el candelero y el altar del incienso, era responsabilidad de los coatitas, quienes se encargaban de llevarlos. Los coatitas debían partir después del campamento de Rubén; sin embargo, el Arca fue delante de ellos para tomar la delantera.

Hay una diferencia entre guiar y conducir. El término guiar es usado con respecto a la nube y las trompetas, pero con relación al Arca hemos empleado el término conducir, o dirigir. Guiar es general; conducir es más específico. La nube y las trompetas guiaban a los hijos de Israel de una manera general; sin embargo, el Arca no los guiaba de una manera general, sino que los conducía, los dirigía, de una manera más específica. De este modo, el Arca se convirtió en el Líder, quien tomaba la delantera para buscarles lugar de reposo.

Durante los cuarenta años que los hijos de Israel viajaron en el desierto, fue difícil encontrar un lugar de reposo para dos millones de personas. Hoy en día nuestra vida cristiana constituye una larga jornada por un camino arduo, no pavimentado. Mientras viajamos en este camino arduo, no nos es fácil hallar reposo. El Señor Jesús, el Precursor, abrió este camino (He. 6:20), mas no lo pavimentó. Él pasó por el camino arduo, y ahora nosotros seguimos sus pisadas en dicho camino. Necesitamos un lugar de reposo. Al respecto nadie nos puede ayudar, ni siquiera aquellos que tienen más edad y más experiencia. En cuanto a esto, no debemos poner nuestra confianza en el hombre. El único en quien debemos confiar es Cristo como Arca. Él es el Líder, y Él nos conduce al lugar de reposo apropiado. Él no sólo nos guía de una manera general, sino que nos conduce de manera más específica.

En Números 10, el verdadero líder no era Moisés. En aquel entonces ni siquiera Moisés era la persona adecuada. El Arca conducía a los hijos de Israel de una manera más específica, muy similar a la manera en que un pequeño barco conduce a un enorme buque hacia el puerto, haciéndolo pasar por un estrecho y por corrientes rápidas.

No sólo el Arca era un Arca viva, sino que también la roca que seguía a los israelitas era una roca viva (Éx. 17:6; 1 Co. 10:4). En el desierto, Cristo siguió a los hijos de Israel como una roca para suministrarles agua viva. En calidad de Arca, Él era su Líder, quien tomaba la delantera a fin de encontrar un lugar de reposo para ellos y conducirlos en las partes difíciles de su jornada.

A los hijos de Israel no los dirigió el hombre (el suegro de Moisés), sino el Arca (Cristo) del Pacto de Dios. Eso indica que el liderazgo de Cristo es fiel. Este liderazgo no se basa en sentimientos ni en afectos, sino en conformidad con un pacto. Dios hizo un pacto con Abraham y sus descendientes a fin de introducirlos en la buena tierra (Gn. 12). Con el tiempo, el pacto de Dios fue colocado dentro del Arca; por lo cual, el Arca fue llamada el Arca del Pacto (Nm. 10:33). Por tanto, Cristo es el Cristo del pacto, el Cristo de la fidelidad de Dios. Cristo tiene que conducirnos a un lugar de reposo porque Él es el Cristo del pacto de Dios.


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