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Estudio-vida de 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemónpor Witness Lee

ISBN: 0-7363-2769-X
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Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 28 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE 2 TIMOTEO

MENSAJE CINCO

LA DECADENCIA EMPEORA

Lectura bíblica: 2 Ti. 3:1-13

El tema de 2 Timoteo es la vacuna contra la decadencia de la iglesia. Después de que Pablo presenta sus palabras de introducción (1:1-2), él habla de las provisiones divinas que se incluyen en esta vacuna: una conciencia pura, una fe no fingida, el don divino, un espíritu fortalecido, la gracia eterna, la vida incorruptible, las sanas palabras, y el Espíritu que mora en nosotros (1:3-14). Después de esto, él hace notar que el factor básico de la decadencia consiste en haber abandonado al apóstol y su ministerio (1:15-18). En 2:1-15 Pablo habla acerca del que administra la vacuna, e indica que éste debe ser maestro, soldado, competidor, labrador y obrero. En la segunda parte del capítulo dos, él nos habla de la extensión de la decadencia, lo cual se asemeja mucho a la manera en que se extiende la gangrena (2:16-26). En el capítulo tres Pablo nos dice que la decadencia empeora, y que ésta nos traerá tiempos de pena y de engaño (3:1-13), y luego habla del antídoto contenido en esta vacuna: la palabra divina (3:14-17). El capítulo cuatro consta de tres secciones: el incentivo de aquel que vacuna: la recompensa venidera (4:1-8); el resultado de la decadencia: amar el presente siglo y cometer muchas perversidades (4:9-18); y la conclusión (4:19-22). Si examinamos el bosquejo de 2 Timoteo, veremos que ésta no es una simple epístola pastoral, es decir, no es un libro para los así llamados pastores, sino más bien, un libro escrito para vacunadores, esto es, para aquellos que deseen vacunar a otros contra la decadencia de la iglesia.

I. LOS TIEMPOS DIFÍCILES

A. En los postreros días

El capítulo tres empieza diciendo: “Pero debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos difíciles”. Una vez más, Pablo usa la palabra “pero” para indicar contraste; este contraste tiene que ver con la esperanza a la que se alude al final del capítulo anterior. Al final del capítulo dos, Pablo declaró que “el sólido fundamento de Dios permanece firme” (v. 19), y que debemos huir “de las pasiones juveniles” y seguir “la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón puro invocan al Señor” (v. 22). Además, dijo que si con mansedumbre corregimos a los que se oponen, “quizá Dios les conceda el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, y vuelvan al buen sentido, escapándose del lazo del diablo” (vs. 25-26). Pablo se dio cuenta de que, a pesar de que la decadencia se extendería, el sólido fundamento de Dios permanecería firme, teniendo este sello: “Conoce el Señor a los que son Suyos”, y: “Apártese de injusticia todo aquel que invoca el nombre del Señor”. Al menos Dios tendría un remanente compuesto por los que invocan al Señor de corazón puro y siguen la justicia, la fe, el amor y la paz. Aun más, tales personas pueden vacunar a otros contra la decadencia de la iglesia. Es verdad que entre nosotros la decadencia sigue extendiéndose, pero tenemos un fundamento firme; por eso, podemos disfrutar las riquezas del Señor, llevar a cabo la labor de vacunar a otros e incluso convencer a los que se oponen para que volvieran al pleno conocimiento de la verdad, lo cual equivale a rescatar a los que han sido capturados por el diablo y han caído en su lazo, y llevarlos a hacer la voluntad de Dios. Todo esto nos muestra que Pablo no estaba desanimado; así que, a pesar de que la decadencia se sigue extendiendo, nosotros podemos hacer algo positivo y vacunar a otros contra ella.

Ahora, en contraste con todo esto, Pablo dice en 2 Timoteo 3:1: “Pero debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos difíciles”. Pablo logró prever y discernir que en los postreros días vendrían tiempos difíciles. La expresión “los postreros días” denota el período final de la era presente (2 P. 3:3; Jud. 18), la cual empezó a partir del momento en que termina la llamada era apostólica, a fines del primer siglo, y durará hasta la segunda venida de Cristo. La duración de este período no les fue revelada a los apóstoles (Mt. 24:36); ellos pensaban que el Señor regresaría durante su generación.

Muchos cristianos piensan que la frase “los postreros días”, que aparece en 3:1, es sinónima de “los tiempos venideros”, que se menciona en 1 Timoteo 4:1; pero no es así. La Biblia traza una línea divisoria entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Los judíos de antaño consideraban los tiempos del Antiguo Testamento como los primeros tiempos o los primeros días. La venida de Cristo puso fin al período de la ley mosaica y dio inicio a un nuevo período, considerado como los últimos días, el cual se extiende hasta la segunda venida de Cristo. Con respecto a la segunda venida de Cristo, hay un período secreto, que era desconocido para los apóstoles. Ellos anhelaban saber cuándo ocurriría la segunda venida del Señor; pero en Marcos 13:32 el Señor Jesús dijo: “Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”. Más adelante, después de la resurrección del Señor, los discípulos le preguntaron: “¿Restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hch. 1:6), a lo cual el Señor contestó: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre dispuso por Su propia voluntad” (v. 7). No es fácil explicar por qué el Señor dijo que sólo el Padre, no el Hijo, conocía el tiempo del fin. Puede ser que el Señor, al rehusar contestar la pregunta acerca del tiempo de Su venida, guardó Su posición como uno que estaba sometido a la autoridad del Padre. Por consiguiente, les contestó que esto era algo que “el Padre [había dispuesto] por Su propia voluntad”.

Los primeros discípulos pensaban que el Señor Jesús regresaría en su generación. Éste era el concepto de Pablo cuando escribió 1 y 2 Tesalonicenses, lo cual nos muestra que la duración de los postreros días era un secreto que los apóstoles desconocían. Simplemente no sabemos cuánto dura el periodo que el Padre dispuso en Su administración entre la ascensión del Señor y Su segunda venida.

En 3:1 Pablo dice que en los postreros días “vendrán tiempos difíciles”. La palabra griega traducida “tiempos difíciles” significa también tiempos arduos, tiempos de pena, tiempos peligrosos. Eso significa que estos tiempos serán sumamente difíciles para los cristianos. En el versículo 12 Pablo declara: “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”. Para aquellos que siguen la justicia, la fe, el amor y la paz, e invocan el nombre del Señor de corazón puro, sin duda alguna, estos tiempos serán muy difíciles, dolorosos y peligrosos. Pablo aquí parecía decir: “Timoteo, me consuela el hecho de que el sólido fundamento de Dios permanece firme y que tú, junto con otros, podáis seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, e invocar al Señor con un corazón puro. Vosotros podéis permanecer firmes juntos y aplicar la vacuna contra la decadencia de la iglesia. Incluso podréis hacer que algunos regresen al pleno conocimiento de la verdad y ayudarlos a hacer la voluntad de Dios. Con todo, quiero que sepas que el tiempo que se acerca será muy difícil para ti. Este tiempo será muy doloroso y peligroso para todos los que invocan al Señor de corazón puro y desean vivir piadosamente en Cristo Jesús”.


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