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Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 35 de 54 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE TREINTA Y CINCO

UN NIÑO QUE POSEE TANTO
LA NATURALEZA DIVINA COMO LA HUMANA
NACIDO DE UNA VIRGEN HUMANA
Y UN HIJO EN LA NATURALEZA DIVINA
DADO POR EL PADRE ETERNO

Lectura bíblica: Is. 7:14; 9:6-7; Mt. 1:20, 23, 21; Jn. 3:16

En este mensaje abordaremos dos de las profecías bíblicas más grandes con respecto a Cristo, las cuales se encuentran en Isaías 7:14 y 9:6. Estas profecías dicen que un niño nos es nacido y un Hijo nos es dado. La palabra niño en estos versículos implica a Dios, implica al hombre, implica que Dios se hizo hombre e implica que Dios y el hombre se mezclaron como uno solo. Tal niño fue un Dios-hombre. Este niño que posee tanto la naturaleza divina como la humana nacido de una virgen humana también fue un Hijo en la naturaleza divina dado por el Padre Eterno.

El primer par poético de ítems revelados en cuanto a Cristo en el libro de Isaías es que Él es el Renuevo de Jehová y el fruto de la tierra (4:2). El segundo par de ítems respecto a Cristo son producto del primer par. Este segundo par es Cristo como dosel de gloria que cubre y como tabernáculo de gracia que brinda sombra (4:5-6). Estamos cubiertos por la gloria y estamos bajo la sombra de Su gracia. Cristo como gracia es un tabernáculo que nos brinda sombra, y Cristo como gloria es un dosel que nos cubre. Muchas de las riquezas de Cristo vistas en Isaías no son señaladas en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, los escritos de Pablo no hablan específicamente de Cristo como Renuevo de Jehová y fruto de la tierra. Sin embargo, el Cristo que Pablo nos ministró y al cual nos ayudó a seguir es el Renuevo de Dios con miras a la ramificación de Dios y el fruto de la tierra con miras a Su multiplicación y reproducción. La ramificación de Dios tiene como finalidad que Él se extienda desde la divinidad, y con ella, a la humanidad. En la eternidad pasada y antes de la encarnación, Él meramente estaba en el ámbito de la divinidad; pero mediante Su encarnación, Él se ramificó extendiéndose a otro ámbito, el ámbito de la humanidad.

La segunda revelación que Isaías vio con respecto a Cristo fue la visión de Cristo en Su gloria divina con Sus virtudes humanas sostenidas en Su santidad (6:1-10). Su gloria divina es representada por el humo, Sus virtudes humanas son representadas por la orla de Su manto y Su santidad es sostenida por los serafines. Isaías fue enviado por el Cristo que está lleno de la gloria divina y las virtudes humanas en Su santidad.

En este mensaje abordaremos la tercera revelación importante de Cristo hallada en Isaías, la cual se ve en Isaías 7:14 y 9:6. Este par de ítems respecto a Cristo es un niño nacido de una virgen humana y un Hijo dado por el Padre Eterno. Isaías 7:14 dice: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Isaías 9:6 dice: “Porque un niño nos es nacido, / un Hijo nos es dado; / y el gobierno / está sobre Su hombro; / y se llamará Su nombre / Maravilloso Consejero, / Dios Fuerte, / Padre Eterno, / Príncipe de Paz”. El niño nacido en 9:6 es Aquel nacido de una virgen y llamado Emanuel en 7:14.

I. UN NIÑO NACIDO DE UNA VIRGEN HUMANA

El niño nacido de una virgen humana es Emanuel, Dios con el hombre (Is. 7:14; 9:6a). Él era un niño humano nacido de una virgen humana; no obstante, Él era también Dios mismo. Isaías fue escrito cerca de setecientos años antes de la encarnación de Cristo, pero nos habla de un niño que nace, el cual sería Dios mismo. Este niño era “un niño Dios-hombre”, un niño de naturaleza dual, esto es, la naturaleza divina y la naturaleza humana. Él era un niño divino-humano.

A. Primero, Dios es engendrado en la virgen María
por obra del Espíritu Santo

En primer lugar, Dios fue engendrado en la virgen María por obra del Espíritu Santo. Mateo 1:20 dice que el ángel del Señor habló con José y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo engendrado en ella, del Espíritu Santo es”. Antes que Jesús naciera de una virgen, Dios fue engendrado en ella, nació en su vientre. Aquello que fue engendrado en María era del Espíritu Santo. La esencia divina que procede del Espíritu Santo fue generada en el vientre de María antes que ella diera a luz al niño Jesús. Dios nació dentro de María y permaneció en su vientre durante nueve meses.


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