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Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 35 de 72 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE TREINTA Y CINCO

SE REVELAN LOS MISTERIOS DEL REINO

(1)

En este mensaje llegamos al capítulo trece de Mateo. Para entender este capítulo debemos tener presente que Mateo hace hincapié en la doctrina del reino. Todo lo que este evangelio incluye tiene que ver con el reino y su desarrollo. La secuencia en que la doctrina es presentada en este libro concuerda con el orden en que se desarrolla el reino.

Debemos recordar los puntos principales presentados en los primeros doce capítulos de Mateo. El capítulo uno presenta la genealogía de Cristo y Su nacimiento; el capítulo dos habla de los sabios gentiles del oriente que van en busca de Cristo y le adoran, así como de la huida de Cristo a Egipto y Su regreso a Israel para criarse en Nazaret; en el capítulo tres tenemos la recomendación y el ungimiento del Rey; en el capítulo cuatro, la tentación que sufrió Jesús y el comienzo del ministerio que el Rey iba a realizar para ganar las multitudes; y en los capítulos cinco, seis y siete se promulga la constitución del reino de los cielos. El capítulo ocho incluye la continuación del ministerio del Rey demostrada en la sanidad que recibió el leproso, el criado del centurión y la suegra de Pedro; también se incluye la autoridad que el Señor ejerció sobre el viento, el mar y los demonios. El capítulo nueve habla de la autoridad ejercida por el Rey al perdonar los pecados, el llamamiento de Mateo, la fiesta donde el Señor se revela como el Médico, el Novio, la tela nueva, el vino nuevo, y el odre nuevo, y además, presenta señales asociadas con la manera en que Dios se relaciona con los hombres según la época o dispensación en que viven, y también se da la oración en la cual se le pide al Señor que envíe obreros a Su mies. En el capítulo diez encontramos el nombramiento y el envío de los doce apóstoles. En el capítulo once leemos cómo Juan [el Bautista] intenta provocar al Rey, cómo el Rey le responde y lo evalúa, cómo reprende a la generación necia y cómo llama a la gente para que acuda a El y entre a Su reposo. Finalmente, el capítulo doce habla de la violación del día de reposo sabático, lo cual muestra que el Señor es la Cabeza y que cuida de los miembros de Su Cuerpo, y también presenta la batalla que se libra por el reino, el punto culminante del rechazo hacia el Rey, la profecía en la cual se anuncia que la generación empeoraría, y la respuesta del Señor ante el rechazo de los judíos, a saber: los abandona y se vuelve a los gentiles que habrían de creer en El.

A medida que el Señor continuaba Su ministerio, se establecía el reino hasta cierto grado. Sin embargo, debido a que la generación judía rechazó totalmente al Señor, El se vio forzado a abandonarlos y a volverse a Sus creyentes. Volverse de Israel a los gentiles fue un cambio de suma importancia, pues el Señor se volvió de la relación basada en el nacimiento natural a la relación que se basa en el Espíritu. Por lo tanto, el final del capítulo doce marca una división crucial en el Evangelio de Mateo.

Hemos visto que los capítulos cinco, seis y siete revelan la realidad escondida del reino. Hemos subrayado que la constitución del reino se divide en siete secciones en las cuales se tratan: la naturaleza de los ciudadanos del reino (5:1-12), la influencia que éstos ejercen sobre el mundo (5:13-16), la ley que rige a los ciudadanos del reino (5:17-48), sus obras justas (6:1-18), la manera en que enfrentan el asunto de las riquezas (6:19-34), el principio que siguen al relacionarse con otros (7:1-12), y la base de su vida y obra (7:13-29). En estas siete secciones vemos la realidad celestial y espiritual del reino, la cual no trata solamente de la conducta ni de la manera externa de vivir, sino de la realidad del reino de los cielos. Lo revelado en el capítulo trece es la apariencia del reino de los cielos. La realidad interior es una cosa, mientras que la apariencia es otra.

A través de la historia sólo un puñado de cristianos ha visto la diferencia que existe entre la realidad espiritual e interior del reino y su apariencia externa. Algunos de los que han visto esto son Roberto Govett y su estudiante, D.M. Panton. Un maestro de las Asambleas de los Hermanos, G.H. Lang, también lo vio hasta cierto grado, pero no de una manera tan clara y precisa como Govett y Panton. Nosotros hemos recibido una considerable ayuda de los escritos de estos hombres de Dios, pero agradecemos al Señor que El nos ha llevado más adelante en este asunto. Hemos visto el reino de los cielos con más detalle y con mayor profundidad. Puedo dar testimonio de que especialmente durante los últimos quince años he visto este asunto con gran claridad. En 1936 realicé mis primeros escritos acerca de este tema y durante los más de cuarenta años que han transcurrido desde la publicación de ese pequeño libro, he visto cada vez más claro este asunto del reino de los cielos.

El factor primordial para comprender el tema del reino es saber distinguir entre su realidad interior y su apariencia. Si no diferenciamos estos dos aspectos, no podremos entender este libro, cuyo tema principal es el reino de los cielos.

Además de la sección sobre la realidad del reino, la cual se extiende del capítulo cinco al siete, y de la sección que trata de la apariencia externa del reino en el capítulo trece, hay una tercera sección igualmente importante si uno quiere entender el reino de los cielos; ésta contiene las profecías que el Señor dio en el monte de los Olivos, las cuales nos son presentadas en el capítulo veinticuatro. La realidad del reino fue revelada por el Señor en la cima de un monte; la apariencia del reino en la orilla del mar, y la manifestación del reino fue presentada también en la cima de un monte. El monte sobre el cual se reveló la realidad del reino no se encontraba en la región del centro administrativo del gobierno, sino en el lugar donde la gente ganaba su sustento diario, porque la realidad se relaciona íntimamente con la vida cotidiana; no tiene que ver con la administración, con el gobierno.

La disposición geográfica de la tierra de Israel es muy significativa. El centro gubernamental se localizaba en la región más alta del país, al centro de la tierra santa. Su capital, Jerusalén, asentada en la región central y más alta, era el lugar donde el rey ejercía su administración. Tanto hacia el norte como hacia el sur se hallaban las regiones agrícolas, en donde el pueblo obtenía su sustento. La última vez que fuimos allí pude ver este asunto claramente. Beerseba, que está al sur, está llena de campos de trigo y cebada, lo cual indica que es una tierra rica en agricultura. La tierra que se encuentra al norte de Jerusalén, cerca de Samaria, es una fecunda planicie verde. Allí la gente obtiene su sustento diario. En medio de estas dos regiones se encontraba la administración gubernamental. Hemos hecho notar que la realidad del reino no fue revelada en la región administrativa, sino en la región del vivir diario, aunque también fue revelada sobre un monte. La manifestación del reino fue profetizada sobre un monte en la región administrativa, cerca de la capital. Esto es muy significativo porque la manifestación del reino se relaciona con la administración, con el gobierno. No es un asunto trivial. El Señor Jesús eligió ir a estos lugares intencionalmente, para hablar de la realidad del reino, de su apariencia y también de su manifestación. Si estos tres aspectos del reino nos impresionan, entenderemos el Evangelio de Mateo.

Damos gracias al Señor porque hemos visto la realidad del reino. Ahora debemos ver la apariencia del reino. En los capítulos cinco, seis y siete no existe falsedad; todo es puro, genuino, celestial, espiritual y, hasta cierto grado, divino. En estos capítulos vemos la naturaleza de los ciudadanos del reino y la influencia que ejercen sobre el mundo. Ellos son la sal de la tierra y la luz del mundo. También vemos allí la elevada ley que rige a los ciudadanos del reino y sus obras justas, las cuales son puras, genuinas y reales; y son efectuadas en secreto sin ninguna exhibición pública. Además, vemos la actitud del pueblo del reino con respecto a los bienes materiales, y el hecho de que no tienen ansiedad en cuanto a las riquezas. Finalmente, vemos el principio según el cual ellos se relacionan con otros, así como la base de su vida y su obra. En esta sección, la cual tiene que ver con la realidad del reino, todo es real, puro, espiritual y celestial.

En el capítulo trece, el cual está relacionado con la apariencia del reino, la situación presentada es totalmente distinta. En este capítulo se encuentra la cizaña (vs. 25-30) y un grano de mostaza que creció anormalmente hasta llegar a ser un gran árbol (vs. 31-32). En Génesis 1 Dios creó todas las cosas según su género y su naturaleza, especialmente las plantas y los vegetales. Por ejemplo, un durazno es conforme a la naturaleza del durazno, y un plátano, a la naturaleza del plátano. Pero en Mateo 13 un grano de mostaza se convierte en un gran árbol, lo cual indica que sufre un cambio en su naturaleza, que ya no es conforme a su género. Por lo tanto, en este capítulo vemos algo que tiene una apariencia o una fachada falsa. Además, junto con la cizaña y la apariencia, se encuentra la levadura (v. 33). Todo esto hace de la apariencia del reino una mezcla.

Es fácil ver esta mezcla en la cristiandad de hoy, la cual encaja a la perfección con el cuadro presentado en Mateo 13 acerca de la apariencia externa del reino de los cielos. La cristiandad está llena de cizaña; es una gran fachada saturada de levadura. Pero ninguna de estas cosas se halla en los capítulos cinco, seis y siete, donde todo es real, puro, espiritual y celestial. ¡Qué gran mezcla se ve en el capítulo trece!

Cuando lleguemos al capítulo veinticuatro, que habla de la manifestación del reino, veremos que esta manifestación es aun más rigurosa que la realidad, de la misma manera en que la época de exámenes es más rigurosa que el tiempo regular de clases. Los estudiantes laboran diligentemente durante la semana de clases; pero durante el fin de semana juegan, bailan o van al cine; esto es semejante a la apariencia del reino. Los estudiantes no debieran sentirse tan felices o alegres porque deben pensar en los exámenes venideros, y además, en la graduación, la cual será el tiempo de la manifestación. Por medio de estos tres aspectos del reino —la realidad, la apariencia y la manifestación— podemos entender el libro de Mateo.

Al final del capítulo doce, Israel fue cortado y los gentiles fueron injertados. En este particular, varios maestros de la Biblia, incluyendo al Dr. Scofield, cometen un gran error. Ellos aseguran que después del capítulo doce, y debido a la incredulidad de Israel, el reino fue suspendido. No ven que en lugar de estar suspendido, el reino fue dado a otro pueblo. El Señor no dijo: “De ahora en adelante no tengo hermanos, hermanas o madre”. Si El hubiera dicho esto, entonces el reino sí habría sido suspendido. Pero lo que el Señor hizo fue volverse de un pueblo a otro. Es como si dijera: “Aquellos que hacen la voluntad de Mi Padre, quienes son nacidos de El y viven por Su vida, son mis hermanos, hermanas y madre”. De aquí que el reino no fue suspendido, sino que se volvió de un pueblo a otro.


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