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Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 58 de 70 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE CINCUENTA Y OCHO

UNA VIDA QUE CONCUERDA
CON LA ECONOMIA NEOTESTAMENTARIA DE DIOS
Y QUE LA CUMPLE

(7)

Lectura bíblica: Mr. 1:1, 14-15; 4:1-20, 26-29

En el Evangelio de Marcos vemos que una persona maravillosa, el Señor Jesús, lleva una vida en total conformidad con la economía neotestamentaria de Dios. Esta es la revelación de dicho evangelio.

ELEMENTOS QUE OCUPAN
NUESTRA ATENCION

Enumeremos algunos elementos que han ocupado la atención de las personas a través de la historia: la cultura, la religión, la ética, la moralidad, el carácter, la filosofía, la ortodoxia, la espiritualidad, la santidad y la victoria. Estos diez elementos han absorbido los pensamientos, las ideas y los conceptos de los gentiles, los judíos y los cristianos. En todas partes el hombre se ha dedicado a desarrollar la cultura, la religión, la ética, la moralidad, el carácter y la filosofía. A los cristianos, por su parte, les ha interesado la ortodoxia, la espiritualidad, la santidad y la victoria. Los maestros cristianos han escrito muchos libros que tratan de esto.

Según el Evangelio de Marcos, el Señor Jesús no enseñó cultura, ni religión, ni ética, ni moralidad, ni carácter ni filosofía. Tampoco ayudaba a la gente a ser ortodoxa, espiritual, santa ni victoriosa. Como dijimos anteriormente, El no vivió en la esfera de la ley ni de la ética, sino en un reino totalmente diferente: el reino de Dios.

EL SEMBRADOR SE SIEMBRA COMO SEMILLA DE VIDA

El Señor Jesús vivió en el reino de Dios. ¿Cómo fue Su vida? ¿Qué hizo? En Marcos 4 vemos que El era el Sembrador que se sembró en las personas, particularmente en Pedro y los otros discípulos.

No fue fácil que el Señor Jesús se sembrara en las personas. La siembra de un grano en la tierra es sencilla, pero que el Señor sembrara algo vivo en las personas, no lo fue. Por ejemplo, cuando un niño está enfermo y sus padres tratan de suministrarle algún medicamento, a veces experimentan mucha dificultad. Si el niño se resiste, los padres tal vez se vean obligados a sujetarle y abrirle la boca para poder impartirle la medicina. De la misma manera, cuando el Señor Jesús se sembró en nosotros, es muy posible que haya tenido que usar la ayuda de los ángeles. Tal vez le fue necesario ponernos en una situación difícil para hacer que abriéramos nuestro ser y lo recibiéramos como semilla divina. ¡Alabado sea el Señor que a pesar de la dificultad que le presentamos, El se sembró en nosotros!

El Evangelio de Marcos muestra que el objetivo del Señor Jesús en Su vida y Su obra fue sembrarse en las personas. Marcos no es un libro que trata de cultura, religión, ética, moralidad, carácter y filosofía. Tampoco nos enseña a ser ortodoxos, espirituales, santos ni victoriosos. Más bien, presenta al Señor como Sembrador, quien como la semilla de una vida que concuerda con la economía neotestamentaria de Dios se siembra en nosotros.

No se descarta la posibilidad de que el afán de ser ortodoxos, espirituales, santos y victoriosos ocupe las mentes aun de los santos que están en el recobro del Señor. ¿No desea usted ser santo? ¿No desea ser espiritual y victorioso? Este ha sido el énfasis de muchos libros que se han escrito, en los cuales sus escritores citan versículos de la Biblia para apoyar estas enseñanzas. Sin embargo, el Evangelio de Marcos no toca este campo en absoluto; no nos enseña a ser santos, espirituales ni victoriosos. Más bien, habla de que el Señor se siembra en los discípulos.

Los fieles seguidores del Señor pasaron tres años y medio con El, durante los cuales El debe haberles enseñado muchas cosas. Lo sorprendente es que en este evangelio no hay ningún indicio de ello. Lo que vemos es que el Señor Jesús se sembraba continuamente en Pedro y en los otros discípulos. En el capítulo uno, el Señor vio a Pedro y a su hermano Andrés, los cuales pescaban. El los llamó, y ellos, atraídos por El, dejaron todo y le siguieron (vs. 16-18). Tal vez fue ahí que el Señor comenzó a sembrar la semilla en Pedro.

EL SEÑOR SE SIEMBRA EN PEDRO

¿Cuándo fue salvo Pedro? Es muy difícil contestar esta pregunta. ¿Será que ocurrió cuando fue llamado en Marcos 1? Si usted dice que no, yo preguntaría: “¿Será posible que él no fuera salvo después de haber sido llamado? La Biblia revela que una vez que se nos llama, somos salvos”. No obstante, si decimos que Pedro fue salvo cuando fue llamado en Marcos 1, tal vez nos preguntemos por qué no mostraba ningún indicio de ser salvo, sino que era una persona egoísta y natural que confiaba en sí misma.

Tal vez Pedro ya era salvo cuando fue sanada su suegra, cuando declaró que Jesús es el Cristo y cuando vio que el Señor Jesús se transfiguró en el monte. No obstante, en ninguna de estas instancias da indicios de ello.

Pedro dijo al Señor Jesús que aunque los demás lo negaran, él no lo negaría (14:29, 31). Esto pudiera ser un indicio de que para aquel entonces ya era salvo. No obstante, poco después negó al Señor tres veces. Luego, salió y comenzó a llorar (14:72). Tal vez fue salvo en ese momento. De cualquier modo, es difícil determinar el momento de su salvación.

El período que abarca desde el capítulo uno de Marcos hasta que el Señor Jesús vino a Sus discípulos en resurrección, sopló en ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:22), fue un extenso período de siembra. Yo creo que el Señor comenzó a sembrarse en Pedro a partir de Marcos 1, cuando lo llamó y éste le siguió, y continuó hasta que el Cristo resucitado se infundió en los discípulos que se habían reunido en el aposento alto a puerta cerrada. Yo diría que fue allí que el Señor terminó de sembrarse en él. Prueba de ello es que en Hechos 1, Pedro verdaderamente manifiesta las características de haber sido salvo por el Señor. Lo que quiero manifestar es que como Sembrador, el Señor Jesús pasó por un largo proceso a fin de sembrarse en Pedro y los otros discípulos.

Si examina su experiencia, ¿acaso no le ha tomado tiempo al Señor para sembrarse en usted? Al hacer esta pregunta no me refiero a la salvación, la regeneración, la justificación ni la reconciliación de manera doctrinal. Hablo del disfrute que tenemos de la salvación en nuestra experiencia. Tal vez algunos piensen que el período de tres años y medio que le tomó al Señor para sembrarse en Pedro sea demasiado largo. No obstante, para el Señor no lo es, ya que para El mil años son como un día (2 P. 3:8).

El Evangelio de Marcos, en lugar de destacar que el Señor enseñó y adiestró a los discípulos, presenta una visión clara de cómo El llevaba a cabo la obra de sembrarse en ellos. A partir del capítulo uno y continuando hasta el dieciséis, el Señor sembraba la semilla en la tierra, o sea, en los discípulos, e incluso llevaba consigo dicha tierra a dondequiera que iba y se sembraba en ella continuamente.


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