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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 49 de 69 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE
LA PRIMERA EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE CUARENTA Y NUEVE

LA MESA DEL SEÑOR

(1)

Lectura bíblica: 1 Co. 10:14-22

En 10:14-22 Pablo habla de preservar la mesa del Señor de la idolatría. En los versículos 14-18 él trata el tema de la comunión de la sangre y del cuerpo del Señor, mientras que en los versículos 19-22 habla de que la mesa del Señor debe estar separada de la mesa de los demonios.

HUIR DE LA IDOLATRIA

En el versículo 14 Pablo dice: “Por tanto, amados míos, huid de la idolatría”. Las palabras “Por tanto” indican que la siguiente sección, que se extiende hasta el versículo 30, concluye la sección anterior, que inicia en 8:1 y que trata del comer de lo sacrificado a los ídolos, a lo cual Pablo llama: idolatría.

Pablo entendía la Palabra santa de tal manera que podía ver a Cristo a través de lo físico y de lo escrito. Por ejemplo, en 10:4 habla de una roca física y dice que la roca es Cristo. Esto indica que él veía a Cristo en esa roca. Bajo el mismo principio, cuando usa la palabra idolatría, no se refiere únicamente a imágenes talladas, sino a algo más extenso y completo. Como veremos más adelante, la idolatría implica muchas cosas.

En el versículo 15 Pablo añade: “Como a prudentes os hablo; juzgad vosotros lo que digo”. El deseo de Pablo era que los que recibieran sus palabras no sólo trataran de entenderlas literalmente, sino que profundizaran en ellas, las estudiaran, las discernieran, y entonces las juzgaran. El quería que examinaran y juzgaran cuidadosamente lo que les decía.

LA COMUNION DE LA SANGRE Y DEL CUERPO

En el versículo 16 Pablo repentinamente habla de la copa de bendición: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” Aparentemente no se observa una continuidad apropiada entre los versículos 15 y 16. Sin dar una introducción, Pablo empieza a hablar de la copa de bendición, refiriéndose a la comunión de la sangre de Cristo, y menciona el pan, lo cual alude a la comunión del cuerpo de Cristo. No debemos dar por sentado que entendemos el versículo 16, cuando en realidad lo que entendemos es muy poco, y esto, si es que lo entendemos. Debemos estudiar el significado de las expresiones: “la comunión de la sangre de Cristo” y “la comunión del cuerpo de Cristo”.

La palabra griega traducida “comunión” significa también participación mutua, y se refiere a la comunión que los creyentes tienen en la participación mutua de la sangre y el cuerpo de Cristo. Esta comunión hace que nosotros, los que participamos de la sangre y del cuerpo del Señor, seamos uno, no sólo entre nosotros, sino también con el Señor. Al participar de dichos elementos nos identificamos con el Señor en la comunión de Su sangre y Su cuerpo. La intención del apóstol era mostrar a los creyentes que cuando una persona come y bebe, llega a ser uno con lo que ingiere. Los corintios debían darse cuenta de que comer de lo sacrificado a los ídolos los hacía uno con los demonios que estaban detrás de los sacrificios.

UN SOLO PAN, UN SOLO CUERPO

En el versículo 17 Pablo habla firmemente de que hay un solo pan y un solo Cuerpo: “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un Cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”. Todos somos un solo pan, un solo Cuerpo, porque participamos de un solo pan. Al participar juntos de este pan, llegamos a ser uno. Esto indica que comer a Cristo nos constituye Su Cuerpo único. El mismo Cristo, de quien todos participamos, nos constituye Su Cuerpo.

Participar (es decir, comer, vs. 28-30) de ese único pan nos identifica con el pan. Esto indica que al participar de Cristo, al disfrutarlo, nos identificamos con El y llegamos a ser uno con El.

EL ALTAR Y LA MESA

En el versículo 18 Pablo vuelve a hacer referencia de Israel: “Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no están en comunión con el altar?” Hemos visto que en 10:1-13, Pablo presenta a Israel como tipo de los creyentes. Sin embargo, no debemos pensar que el resto del capítulo diez no tiene nada que ver con dicho tipo. Al contrario, la segunda parte del capítulo da continuidad a la primera.

La expresión griega traducida “están en comunión” significa también, participan juntamente. Los que comen de los sacrificios del altar, no sólo tienen comunión unos con otros y con el altar, sino que también participan juntamente de lo que comen. Al participar de los sacrificios del altar, llegan a ser uno con ellos. Esto muestra también cómo el comer hace que la persona se una a lo que come. Participar de lo sacrificado a los ídolos produce lo mismo: identifica a los participantes con los demonios que están detrás de los sacrificios.

No hay duda de que en el versículo 18 Pablo desea expresar que la comunión del altar es, en tipología, la comunión de la sangre y del cuerpo de Cristo; un tipo de la comunión de la mesa del Señor. Por consiguiente, los que están en comunión con el altar constituyen un tipo de los que participan de la mesa del Señor. Israel tenía un altar, nosotros, una mesa. Sobre el altar estaban las ofrendas, sobre la mesa vemos la sangre y el cuerpo. El primero es el tipo, y el segundo, el cumplimiento. Los hijos de Israel tenían comunión en torno al altar, nosotros la tenemos en torno a la mesa.


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