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Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 32 de 185 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE TREINTA Y DOS

LA EXPERIENCIA DEL MANA

Lectura bíblica: Ex. 16:1-30; Nm. 11:1-10, 18-23, 31-34

El libro de Exodo no fue escrito de manera doctrinal, sino conforme a la experiencia. Después de que los hijos de Israel cruzaron el mar Rojo, el Señor los condujo a Mara. Allí el pueblo murmuró porque las aguas eran amargas. En lugar de enojarse con el pueblo por sus murmuraciones, el Señor le mostró a Moisés un árbol de sanidad que cambió la amargura en dulzura. Tan sólo tres días antes, el pueblo de Dios había experimentado la obra salvadora de Dios en el mar Rojo. El ejército de Faraón había sido destruido, y el pueblo se había regocijado en alabanzas al Señor. No obstante, en Mara parece que el pueblo olvidó su experiencia en el mar Rojo. No obstante, el Señor comprendió que Su pueblo era infantil y que ésta era la primera vez que murmuraban y no los castigó. Al contrario, El cambió las aguas amargas en aguas dulces.

Desde Mara, el Señor condujo al pueblo hasta Elim, donde fluían doce fuentes de agua y crecían setenta palmeras. La experiencia del pueblo de Dios en Elim debió haber sido alentadora. Cuando llegamos a un Elim en nuestra experiencia espiritual, nosotros también estamos muy animados. Después de su experiencia maravillosa en Elim, los hijos de Israel “partieron luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto Sin que está entre Elim y Sinaí” (16:1). Como lo veremos, después de experimentar la vida que fluye y que crece en Elim, fueron conducidos a una situación distinta, la cual fue bastante difícil para ellos.

Según el arreglo de Dios existe el día y la noche. Por un lado, después del día viene la noche. Por otro, después de la noche viene otro día. En nuestra experiencia con el Señor, necesitamos el día y también la noche. Necesitamos la experiencia del mar Rojo y también necesitamos la amargura en Mara. Necesitamos la experiencia animante en Elim, y también la experiencia en el desierto de Sin.

El pueblo de Dios fue al desierto de Sin “a los quince días del segundo mes después de salir de la tierra de Egipto” (16:1), aproximadamente un mes después de la Pascua en Egipto. La Pascua y las experiencias en el mar Rojo y en Elim eran maravillosas. Pero después de todas estas experiencias maravillosas, el pueblo fue conducido al desierto por la columna de nube.

I. DESPUES DE LA EXPERIENCIA EN ELIM
LOS HIJOS DE ISRAEL TODAVIA ESTABAN EN LA CARNE

A. Murmuraron contra Moisés y Aarón

Exodo 16:2 dice: “Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto”. Aquí vemos tres grupos de personas: los que murmuraban, aquellos de quien se murmuraba y el Señor, que escuchaba las murmuraciones. Según el versículo 8, Moisés dijo al pueblo: “Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habeís murmurado contra El; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no están contra nosotros, sino contra Jehová”. Moisés estaba muy disgustado con el pueblo debido a sus murmuraciones. El estaba más disgustado que el Señor mismo. El Señor mandó a Moisés que dijera al pueblo que ellos verían Su gloria por la mañana (v. 7). El también prometió: “les haré llover pan del cielo” (v. 4).

Aunque el título de este mensaje es “La experiencia del maná”, mi carga en realidad no es el maná mismo. Mi carga consiste en señalar que después de la maravillosa experiencia en Elim, los hijos de Israel todavía estaban en la carne. Pasa lo mismo con nosotros en nuestra experiencia espiritual. Después de tener una experiencia animante en Elim donde fluyen las doce fuentes y crecen las setenta palmeras, la carne nos sigue molestando. Las aguas vivas en Elim no eliminan la carne. Esta es la razón por la cual las llamadas experiencias pentecostales no nos libran de la carne. Los creyentes pueden experimentar el bautismo del Espíritu o la llamada segunda bendición, pero aún les queda el problema de la carne. Aun la verdadera experiencia del bautismo en el Espíritu no es otra cosa que la experiencia en Elim. Como lo indica el relato del capítulo dieciséis, la experiencia en Elim no resuelve el problema con la carne.

Con esto vemos una vez más que el libro de Exodo no está escrito según la doctrina, sino según la experiencia espiritual. Según la comprensión doctrinal, la experiencia de las doce fuentes que fluyen y de las setenta palmeras que crecen en Elim debería hacernos santos maduros. Pero las experiencias animantes en Elim jamás dan este resultado. Las murmuraciones de los hijos de Israel en el capítulo dieciséis lo comprueban. Ellos habían sido redimidos y liberados de Egipto, habían experimentado la sanidad de las aguas en Mara, y habían disfrutado las fuentes y las palmeras en Elim. Pero después de todas estas experiencias, todavía se comportaron como lo vemos en el capítulo dieciséis. Si vemos eso desde la perspectiva de la doctrina, sería difícil entenderlo. Pero si lo vemos desde el punto de vista de nuestra experiencia, veremos que el capítulo dieciséis es fácil de entender. Según nuestra experiencia espiritual, nos damos cuenta de que los momentos de entusiasmo de Elim jamás harán madurar a los creyentes.

Después de una experiencia en Elim, el Señor expondrá la carne de nuestro ser natural. Esta es la razón por la cual después de que tengamos la experiencia animante de las doce fuentes que fluyen y de las setenta palmeras que crecen, vemos que todavía vivimos conforme a la carne. Las doce fuentes satisfacen la sed en nuestro espíritu, pero no acaban con nuestra carne. De hecho, cuanto más experimentemos las fuentes que fluyen, más quedará expuesta nuestra carne. Si su intención es esconder su carne, usted tendrá que evitar la experiencia de las fuentes y de las palmeras en Elim. Luego de la experiencia de las doce fuentes en Elim nuestra carne queda expuesta.

Hace años, leí algunos libros acerca de la experiencia del bautismo del Espíritu Santo y de la llamada segunda bendición. Estos libros afirmaban que cuando un creyente tenía esta experiencia, todos sus problemas se solucionaban. Algunos libros llegaban al extremo de decir que hasta el pecado sería erradicado. No obstante, nuestra experiencia actual demuestra que esto es falso. Después de disfrutar de las aguas de vida en Elim, nuestra carne queda expuesta. Esta no tiene ningún lugar donde esconderse. En nuestra experiencia, no podemos evitar el cambio de día a noche. Somos incapaces de alargar el día o impedir que venga la noche.

Es importante que penetremos la superficialidad del cristianismo de hoy. Muchos cristianos hablan de la experiencia del bautismo del Espíritu. Pero aún estas experiencias auténticas no son más que la experiencia en Elim. Hemos señalado que estas experiencias pueden satisfacer nuestra sed, pero no acaban con nuestra carne. Al contrario, hacen que la carne quede expuesta todavía más. Esta fue la razón por la cual después de su experiencia en Elim, los hijos de Israel todavía tenían la carne y fue expuesta. No había cambiado en absoluto.

Del mismo modo, podemos tener experiencias animantes de las doce fuentes en Elim, pero pronto descubriremos que nosotros mismos no hemos cambiado. Una cosa es satisfacer la sed de nuestro espíritu, y otra es acabar con el aspecto carnal de nuestro ser natural. No espere que las doce fuentes en Elim cambien lo que usted es en la carne. Mi intención es que quedemos profundamente impresionados con este punto tan crucial. Si entendemos esto claramente, seremos librados de la influencia del concepto erróneo que prevalece en el cristianismo actual.

Puesto que nuestra carne permanece después de nuestra experiencia en Elim, debemos ser conducidos por el Señor desde Elim hasta el desierto descrito en Exodo 16. Este desierto no es un lugar específico. Simplemente se nos dice que se encontraba en el desierto entre Elim y Sinaí. Esto indica que después de beber del agua viva en Elim, seremos introducidos en una situación indefinida. En esta clase de lugar indefinido, nuestra carne quedará expuesta.


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