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Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 21 de 185 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE VEINTIUNO

EL ENDURECIMIENTO DEL CORAZON DE FARAON

En este mensaje, llegamos a un asunto muy difícil: el endurecimiento del corazón de Faraón. El punto es éste: ¿el corazón de Faraón fue endurecido por Dios o por él mismo? En cuanto al endurecimiento del corazón de Faraón, Moisés usa varias expresiones. En 4:21, Dios dice “Yo endureceré su corazón”. No obstante, en 8:15, Moisés dice que Faraón “endureció su corazón”. Además, en 9:7, vemos que “el corazón de Faraón se endureció” y lo mismo en 9:35. Por un lado, 10:1 afirma que el Señor “ha endurecido su corazón” pero por otro en 10:20, vemos que el Señor “endureció el corazón de Faraón”. Según el significado en hebreo, el corazón de Faraón no sólo se endureció, sino que se hizo terco y obstinado. El hecho de que Moisés usa diferentes palabras para describir el endurecimiento del corazón de Faraón indica la gravedad de este asunto.

I. LA SOBERANIA DE DIOS

La Biblia afirma claramente que Dios endureció el corazón de Faraón y también que él mismo endureció su corazón. Algunas personas que no creen en la Biblia argumentan que Dios actuó mal al endurecer el corazón de Faraón. Cuando Pablo escribió la epístola a los romanos, estos argumentos ya habían empezado. Por tanto, Pablo acudió a la soberanía de Dios y preguntó: “Oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el objeto moldeado al que lo moldeó: ¿por qué me has hecho así?” (Ro. 9:20). En el versículo siguiente, Pablo continua: “O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” Aquí Pablo afirma que como Creador, Dios tiene la autoridad soberana de hacer lo que quiera. ¿Quiénes somos nosotros para argumentar con El? Debemos reconocer que somos barro y que Dios es el alfarero. El tiene autoridad de hacer del mismo barro un vaso para honra y otro para deshonra. El tiene derecho de hacer vasos de ira (v. 22) así como de misericordia (v. 23).

¿Se considera usted como vaso de ira o como vaso de misericordia? Por una parte, la clase de vaso que somos se basa en la soberanía de Dios. Pero, por otra, depende de lo que decimos de nosotros mismos. Así como pasa con muchas cosas en el universo, aquí hay dos lados: el lado de Dios y el del hombre. Si decimos que somos vasos de ira, eso es lo que somos. Pero si decimos que somos vasos de misericordia y de honra para gloria, entonces somos tales vasos.

En Romanos 9:16, Pablo afirma: “Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia”. El hecho de ser un vaso de misericordia y de honra para gloria, no depende de nuestro carácter ni de nuestra carrera, sino de la misericordia de Dios. Es por Su misericordia soberana que somos vasos de misericordia. Nosotros no decidimos ser vasos de misericordia. Dios tomó esta decisión antes de nuestro nacimiento. Podemos decir que somos vasos de misericordia sólo por la soberanía de Dios. Por nosotros mismos no tenemos el derecho de decir eso. El alfarero, como aquel que tiene autoridad sobre el barro, ha escogido hacer de nosotros vasos de misericordia. No obstante, el confesar que somos vasos de misericordia demuestra que Dios nos ha hecho así.

II. LA MISERICORDIA DE DIOS

A. Conforme a Su voluntad

La misericordia de Dios es conforme a Su voluntad. En Romanos 9:18, Pablo concluye: “De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece”. No podemos explicar porque Dios ha deseado mostrarnos misericordia. Lo único que podemos decir es que conforme a la voluntad de Dios, la misericordia de Dios se ha extendido a nosotros. La Biblia recalca mucho esto. Según Romanos 9:18, Dios mostrará misericordia o endurecerá. Vemos eso en el caso de Moisés y de Faraón. Moisés fue una persona a la cual Dios mostró Su misericordia, mientras que Faraón fue una persona que Dios deseó endurecer. En Romanos 9:15, Pablo cita la palabra que Dios dirigió a Moisés: “Tendré misericordia del que Yo tenga misericordia, y me compadeceré del que Yo me compadezca”. Esto indica que la misericordia que El nos muestra es totalmente conforme a Su propia voluntad.


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