Información del libro

Estudio-vida de 1 y 2 Tesalonicensespor Witness Lee

ISBN: 0-7363-2821-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 10 de 31 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE 1 TESALONICENSES

MENSAJE DIEZ

LA IGLESIA LLEGA A SER LA CORPORIFICACIÓN
DEL DIOS TRIUNO

(2)

Lectura bíblica: 1 Ts. 1:1; 2:12; 3:12; 4:7; 5:23-24; 2 Ts. 1:3, 5, 10; 2:13-14, 16; Col. 3:10-11; Ap. 1:11-12

Conforme a 1 Tesalonicenses 1:1 y 2 Tesalonicenses 1:1, la iglesia está en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. En el mensaje anterior hicimos notar que el hecho de que la iglesia esté en Cristo significa que ella está en la vida de resurrección. Esta vida de resurrección es el propio Cristo en resurrección como Espíritu vivificante. Lo que necesitamos no es esforzarnos por ser mejores, sino permitir que esta vida de resurrección crezca en nosotros.

HEMOS SIDO INTRODUCIDOS EN EL PADRE

En Juan 14 encontramos otro indicio de que nosotros los creyentes estamos en Dios Padre. Según la concepción religiosa tradicional, este capítulo habla de mansiones celestiales. Sin embargo, Juan 14 no habla de mansiones celestiales, sino de moradas en una persona divina, en Dios el Padre. En los versículos 2 y 3, el Señor Jesús declara: “En la casa de Mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, Yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez, y os tomaré a Mí mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis”. El Señor Jesús les estaba diciendo a Sus discípulos que por medio de Su muerte y resurrección, Él prepararía el camino para introducirlos en el Padre.

El Señor Jesús está en el Padre (Jn. 14:10-11). Él deseaba que también Sus discípulos estuvieran en el Padre, según lo revela Juan 17:21. Mediante Su muerte y resurrección, Él introdujo a Sus discípulos en Sí mismo. Ahora, dado que Sus discípulos están en Él, y como Él está en el Padre, ellos también están en el Padre. De ahí que, donde está el Señor Jesús, allí están también los discípulos. ¿Dónde está el Señor Jesús? Está en el Padre. Por consiguiente, estar donde Él está, significa que nosotros también estamos en el Padre.

Es una verdadera superstición creer que Juan 14:2 y 3 nos está diciendo que el Señor está edificando una mansión celestial y que Él volverá sólo cuando haya terminado esta obra de edificación. Algunos maestros cristianos incluso dicen que la razón por la cual el Señor Jesús aún no ha regresado es que la edificación de las mansiones celestiales aún no ha terminado. Esto fue lo que me comentó un maestro cristiano en mi juventud. Algunos cuando hablan de las mansiones celestiales, exclaman: “¡Cuán maravillosas serán las mansiones celestiales! El Señor Jesús ha estado construyéndolas por más de mil novecientos años, y aún no las ha terminado. El Señor dijo que cuando nos hubiera preparado un lugar, regresaría y nos tomaría a Sí mismo. El mero hecho de que aún no haya regresado, indica que Él sigue edificando estas mansiones celestiales”.

En 1958, mientras me encontraba en Inglaterra, fui alumbrado y vi en la Biblia que Juan 14 no tiene nada que ver con una mansión celestial. La palabra “mansiones”, que aparece en la versión King James en Juan 14:2, no es acertada. En realidad, este versículo está hablando de moradas, no de mansiones. La palabra usada en el griego es la forma sustantivada del verbo “morar”. Era como si el Señor Jesús estuviera diciendo: “Yo soy vuestra morada, y vosotros morareis en Mí. Asimismo vosotros sois Mi morada, y Yo moraré en vosotros. Voy, pues, a preparar una morada en Dios el Padre. El Padre desea recibiros a todos vosotros. Sin embargo, debido a que vosotros sois pecaminosos e injustos, y Él es santo y justo, no podéis entrar en Él a menos que Yo muera en la cruz y quite vuestros pecados. Mi muerte abrirá el camino para que vosotros podáis entrar en el Padre. Después de que os haya preparado un lugar en el Padre mediante Mi muerte y resurrección, vendré otra vez”. ¡Alabado sea el Señor, porque en este sentido, el Señor Jesús ya retornó! Él ya regresó y nos introdujo en el Padre. Ahora, como miembros de la iglesia, podemos declarar que estamos en Dios Padre. La iglesia, que nos incluye a todos nosotros, está donde se encuentra el Señor Jesús, esto es, está en Dios Padre. ¡Aleluya, donde está el Señor Jesucristo, allí también estamos nosotros! Estamos en la misma morada con el Señor Jesús. ¡Qué maravilloso!

Cuando comencé a enseñar que Juan 14 no habla de mansiones celestiales sino de moradas en Dios Padre, fui criticado y condenado por ello. Algunos me acusaron de quitarles su mansión celestial y se quejaron de que ahora en los sepelios ya no podrían decirle a la gente que cuando un creyente muere le espera una mansión celestial.


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