Información del libro

Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 16 de 69 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE DIECISÉIS

COMPAÑEROS DE CRISTO

En este mensaje hablaremos acerca de los compañeros o los socios de Cristo, de nuestra asociación corporativa con Él. En Hebreos 1 y 2 vimos que fuimos constituidos hermanos del Hijo primogénito de Dios y que, como los muchos hermanos, constituimos la iglesia. Considerándolos como una sola unidad, estos dos capítulos revelan que Dios es la fuente y que de Él proceden los muchos hermanos del Hijo primogénito de Dios, los mismos que constituyen la iglesia. La iglesia es sencillamente la expresión de Dios mismo en Cristo. En la iglesia encontramos a Dios y en ella también encontramos al Hijo de Dios, el Heredero designado por Dios. En la iglesia tenemos también al Capitán de la salvación, al Hijo primogénito de Dios y al Hijo del Hombre. Además, en la iglesia se hallan los muchos hermanos del Hijo primogénito de Dios y los compañeros, quienes son los coherederos junto con el Heredero designado por Dios. Todos estos herederos son los compañeros del único Heredero. El resultado de todo esto es una expresión gloriosa de Dios. Un día en la Nueva Jerusalén esto llegará a ocurrir. Allí en la Nueva Jerusalén veremos la gloriosa expresión de Dios en toda su plenitud. En la Nueva Jerusalén estará el trono de Dios, sobre el cual se sienta el Dios todopoderoso (Ap. 22:1). Allí en la Nueva Jerusalén estará el Padre, el Hijo como el Cordero y el Espíritu fluyendo como un río de agua. Los muchos hermanos del Primogénito y los muchos hijos de Dios también estarán allí. En la Nueva Jerusalén veremos al Señor de todos, al Capitán y al Sumo Sacerdote. Aquella ciudad será la expresión plena del Dios glorioso. Ésta es la gloria, el reposo, la buena tierra y la región donde entraremos después de haber cruzado muchos ríos.

Mientras les hablo, tengo frente a mí una visión gloriosa. ¡Oh, he visto la iglesia! En la iglesia no solamente poseemos la justificación por la fe, la salvación personal y el perdón de pecados, sino que lo poseemos todo. La vida de iglesia es una pequeña ventana que nos permite ver todo el panorama de la Nueva Jerusalén. Todo lo que será plenamente manifestado en la Nueva Jerusalén, lo poseemos hoy en pequeña escala en la iglesia. Tengo la sensación de que en estos días hemos entrado en la gloria, en el reposo. Y esto es sólo un anticipo del disfrute pleno que vendrá. Estamos en la gloria, en la buena tierra. Cristo no solamente es nuestro Dios, sino también el Moisés de hoy. Él es un mejor, más elevado y más excelente Moisés. Él es también nuestro Aarón y nuestro verdadero Josué, y nosotros somos Sus Calebs, Sus socios, camaradas y compañeros.

En el idioma griego, la palabra que se tradujo “compañeros” se puede traducir también “participantes”. La misma palabra griega encierra estas dos connotaciones. Ser partícipes es completamente distinto a ser compañeros o socios. Yo puedo participar de un desayuno, es decir, ser alguien que disfruta de ese desayuno; pero soy socio de una corporación, es decir, copropietario de dicha corporación. Debido a que la misma palabra griega tiene estas distintas connotaciones, los traductores han encontrado dificultades para traducir esta palabra. En Hebreos 3:14, esta palabra ha sido comúnmente traducida: “participantes” de Cristo, pero creemos que una traducción más precisa y acorde con el contexto debería ser: “compañeros de Cristo”, ya que el pasaje comprendido entre los versículos 7 y 14 del capítulo 3 habla acerca de entrar en la buena tierra. Esta entrada es tipificada por la entrada del pueblo de Israel a la buena tierra bajo el liderazgo de Josué. Josué entró en la buena tierra, y Caleb fue su compañero en esta empresa. No podríamos considerar a Caleb como un “participante de Josué”, ya que Caleb no disfrutó a Josué, sino que más bien era un camarada, un compañero, un socio de Josué en la empresa de entrar y poseer la buena tierra. Cristo hoy es nuestro verdadero Josué, y nosotros debemos ser Sus Calebs. En este sentido no somos participantes de Él, sino Sus compañeros. Así pues, cuando disfrutamos a Cristo, somos participantes de Él, pero cuando le seguimos, somos Sus compañeros. En este mensaje siento la carga de decirles que no solamente disfrutamos de Cristo como participantes de Él, sino que además somos Sus compañeros, aquellos que le siguen. Como Sus compañeros, laboramos y cooperamos junto con Él.


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