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Estudio-vida de Isaíaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6375-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 49 de 54 Sección 1 de 6

ESTUDIO-VIDA DE ISAÍAS

MENSAJE CUARENTA Y NUEVE

EL SIERVO DE JEHOVÁ
REVELADO EN LA ECONOMÍA NEOTESTAMENTARIA

Lectura bíblica: Is. 52:13—53:12; Hch. 2:33a; 5:31a; Mt. 13:54-57; 8:17; 1 P. 2:24; Hch. 8:32; Mt. 26:63-64; 27:12, 14; Hch. 8:33; Mt. 27:26b; Jn. 19:38-42; Hch. 13:39; Ef. 4:8-12; Lc. 23:32, 34a

En este mensaje abordaremos Isaías 53, un capítulo con el cual muchos cristianos están familiarizados.

Los últimos tres versículos del capítulo 52, del versículo 13 al 15, y el primer versículo del capítulo 53 deberían ser leídos juntos. Este pasaje del relato de Isaías es muy difícil de entender. Era necesario incluir un pasaje así en la Palabra santa debido a que el conocimiento de la gente acerca de Cristo difiere. En términos generales, la gente no conoce a Cristo o le conoce de una manera natural, como una especie de gran personaje. Esta clase de conocimiento es hallada en el Antiguo Testamento. Hay un buen número de versículos del Antiguo Testamento que hablan sobre los diferentes aspectos de la grandeza de Cristo, tales como Su majestad, Su autoridad y Su poder. En el mensaje anterior mencionamos tres ítems hallados en Isaías 51 y 52 referentes al conocimiento de Cristo. El primer ítem concierne a conocer a Cristo como brazo de Jehová, lo cual se refiere a la fuerza, la fortaleza y el poder de Jehová. Después, el segundo ítem es conocer a Cristo como Dios que reina. Ciertamente éstos son dos ítems de la grandeza de Cristo. Al final de Isaías 52, el versículo 13 dice: “He aquí, Mi Siervo obrará con sabiduría y prosperará; / será exaltado y enaltecido, y será puesto muy en alto”. Podríamos pensar que esto se refiere a que Cristo obró con sabiduría para realizar grandes cosas. Pero si profundizamos en este pasaje de la Palabra comprenderemos que ése no es el significado de estas palabras.

En 1 Corintios 1:22-24 se nos dice: “Porque ciertamente los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos tropezadero, y para los gentiles necedad; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios”. Por tanto, en 1 Corintios la sabiduría se refiere a Cristo. Sin embargo, la sabiduría mencionada allí no se refiere a la sabiduría ejercitada en la creación del universo. Según el contexto, la sabiduría y el poder en 1 Corintios 1:22-24 se refieren, ambos, a Cristo mismo como las cosas profundas de Dios, es decir, las profundidades de Dios. En 1 Corintios 2:10-11 se nos dice que únicamente el Espíritu de Dios es capaz de escudriñar las profundidades de Dios. Las profundidades de Dios son los ítems más profundos de Cristo.

El primero de estos ítems más profundos de Cristo es Su crucifixión, la cruz de Cristo, mencionada en 1 Corintios 1:23. Nadie puede entender por qué Cristo, quien era Dios encarnado como hombre y que podía haber llamado más de doce legiones de ángeles para que lo protegieran (Mt. 26:53), estuvo dispuesto a ser clavado a una cruz y quedar colgado allí por seis horas. Éste es un ítem de las profundidades de Dios con respecto a Cristo. Después, Cristo murió en esa cruz. ¿Quién entiende plenamente el sentido, el significado, de la muerte de Cristo? El entendimiento de que, debido a que éramos pecadores, Dios envió a Su Hijo para morir por nosotros a fin de poder salvarnos conforme a Su amor es correcto, pero es demasiado superficial. La muerte de Cristo tiene un significado más profundo que éste. En su significado más profundo, la muerte de Cristo no solamente involucra a Cristo, sino que también nos involucra a nosotros (Gá. 2:20). Más aún, la muerte de Cristo puso fin a toda ordenanza entre los hombres con respecto a las diversas maneras de vivir (Ef. 2:14-15; Col. 2:14). Éste es otro de los asuntos profundos respecto al significado de la muerte de Cristo. Además, según Juan 12:24, la muerte de Cristo, como un grano de trigo que cae en tierra, liberó la vida divina de Dios. La muerte de Cristo también juzgó al mundo (Jn. 12:31) y destruyó a aquel que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo (He. 2:14). Éstos son ítems adicionales del significado más profundo de la muerte de Cristo.

Otro ítem de las profundidades de Dios con respecto a Cristo es la resurrección de Cristo. Aparentemente, la resurrección de Cristo consistió simplemente en que Él se levantó de entre los muertos. Sin embargo, la resurrección de Cristo fue mucho más que simplemente esto. De acuerdo con su significado más profundo, la resurrección de Cristo fue un gran nacimiento. En la resurrección de Cristo no solamente nació el propio Cristo (Jn. 16:20-22; Hch. 13:33), sino que millones de creyentes de Cristo también nacieron en Su resurrección. En 1 Pedro 1:3 se nos dice que mediante la resurrección de Cristo, todos nosotros fuimos regenerados, y Romanos 8:29 dice que Cristo es ahora el Primogénito de Dios entre muchos hermanos. Éste es un aspecto más profundo de la resurrección de Cristo. Más aún, 1 Corintios 15:45 dice que Cristo, como postrer Adán, llegó a ser Espíritu vivificante mediante la resurrección. Antes de Su resurrección, Cristo era un hombre en la carne, pero mediante Su resurrección Él fue trasladado fuera del ámbito de la carne y llegó a ser Espíritu vivificante. Esto es ciertamente un asunto de gran profundidad. Todas estas cosas más profundas referentes a Cristo son plenamente reveladas en el Nuevo Testamento, pero es muy difícil ver estas cosas referentes a Cristo en el Antiguo Testamento.

Al leer ya sea el Antiguo o el Nuevo Testamento, muchos se aferran a sus propios conceptos naturales. En un sentido muy real, la clase de persona que somos determina qué clase de Biblia tenemos. La Biblia contiene muchas cosas profundas que son difíciles de entender; pero damos gracias al Señor por ser el Espíritu que todo lo escudriña así como el Espíritu que todo lo revela, el Espíritu de revelación. En Hechos 8 el eunuco etíope leía Isaías 53:7-8, que habla sobre Cristo como cordero que es llevado al matadero y como oveja que ante sus trasquiladores permaneció muda. Estas palabras son muy sencillas, pero el eunuco no las entendía. Le preguntó a Felipe: “¿De quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro?”. La Biblia está llena de cosas profundas como éstas. Por tanto, siempre que leamos la Biblia, debemos olvidar lo que sabemos, lo que hemos aprendido y lo que hemos oído, y orar diciendo: “Señor, dependo de Ti para poder entender Tu palabra”.


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