Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Dijimos en el mensaje anterior que Dios dio muerte al Salvador-Hombre como nuestro substituto y Redentor. Veamos ahora la muerte todo-inclusiva que sufrió el Señor Jesús. No sólo murió en nuestro lugar, sino que su muerte en la cruz fue todo-inclusiva. Su muerte es todo-inclusiva debido a que El es una Persona todo-inclusiva. Examinemos los diferentes aspectos de esta muerte todo-inclusiva.
Según el Nuevo Testamento, cuando el Salvador-Hombre murió en la cruz, murió en calidad de siete entidades. Primero, murió en condición de Cordero de Dios para juzgar el pecado y los pecados. Juan 1:29 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. La palabra mundo se refiere al género humano. En 1 Corintios 15:3, en 1 Pedro 2:24 y en Hebreos 9:28 vemos que el Señor Jesús, como el Cordero de Dios, murió por nuestros pecados. Además, según 2 Corintios 5:21 y Hebreos 9:26, Su muerte puso fin al pecado. Por consiguiente, tanto el pecado como los pecados fueron eliminados por el Cordero de Dios, quien estaba bajo el juicio de Dios en la cruz.
Cuando el Salvador-Hombre murió en la cruz, también murió en calidad de un hombre en la carne. El, como Verbo, que estaba con Dios y que era Dios, se hizo carne (Jn. 1:1, 14). En 1 de Pedro 3:18 dice que El fue “muerto en la carne”. Aunque era un hombre en la carne, solamente tenía la semejanza, la forma, del hombre caído, pues carecía de su naturaleza. En otras palabras, aunque tenía la semejanza de carne de pecado (Ro. 8:3), no tenía la naturaleza del pecado. Puesto que el Salvador-Hombre murió como un hombre en la carne, Su muerte puso fin a la carne caída. ¡Alabado sea el Señor que la muerte del Salvador-Hombre dio fin al pecado, los pecados y la carne caída!
El Señor también murió como un hombre de la vieja creación. Por esta razón, Romanos 6:6 dice que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El. Puesto que el Señor murió en la cruz como un hombre de la vieja creación, El puso fin a nuestro viejo hombre.
Puede que nos asombremos al oír que el Salvador-Hombre murió en la cruz en calidad de serpiente. “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en El cree, tenga vida eterna” (Jn. 3:14-15). Aquí el Señor Jesús cumplió con el tipo de la serpiente de bronce que Moisés había levantado en el desierto (Nm. 21:4-9).
Sin duda, el Señor Jesús fue crucificado en forma de serpiente para destruir a Satanás, el diablo, la serpiente antigua, quien nos mordió a todos, los seres humanos caídos. ¿Saben cuándo ocurrió esto? Fuimos mordidos en el huerto de Edén cuando Adán fue mordido y envenenado por la serpiente. Por lo tanto, fue necesario que nuestro Salvador fuera crucificado en forma de serpiente para destruir a la serpiente antigua.
Cuando se le crucificó como serpiente, el Señor Jesús aplastó la cabeza de la serpiente antigua, el diablo (Gn. 3:15), y así, juzgó al príncipe de este mundo. Al respecto, Juan 12:31 dice: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera”. Al morir en la cruz, el Salvador-Hombre destruyó al diablo, quien tenía el imperio de la muerte (He. 2:14). Por lo tanto, el Salvador-Hombre, quien murió en calidad de serpiente bajo el juicio de Dios, destruyó al diablo y el mundo, o sea, el sistema satánico.
Cuando el Señor Jesús murió en la cruz, murió en calidad del Primogénito de toda creación (Col. 1:15). Como humano Cristo es el primero de la creación, y cuando murió en la cruz murió como el primero de la vieja creación. Por tanto, al morir en la cruz, El puso fin a toda la vieja creación.
En Efesios 2:14-15 dice que Cristo murió como pacificador: “Porque El mismo es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno y derribó la pared intermedia de separación, la enemistad, aboliendo en Su carne la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en Sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz”. Vemos que Cristo murió en la cruz para abolir todas las ordenanzas que había en la humanidad, sobretodo para eliminar la separación que había entre los judíos y los gentiles. Estos no eran los únicos que estaban divididos, sino que todas las nacionalidades y razas también lo estaban. Si no se hubiera anulado estas separaciones, no habría manera de que pudiéramos ser uno en el Señor Jesús como Su Cuerpo. ¡Alabado sea el Señor que el Salvador-Hombre abolió todas las ordenanzas en la cruz! Ahora en la vida de iglesia hay personas de toda raza, color y nacionalidad.
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