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Estudio-vida de 2 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2362-8
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ESTUDIO-VIDA DE 2 CORINTIOS

MENSAJE CUARENTA Y TRES

LOS MINISTROS DEL NUEVO PACTO

(12)

Lectura bíblica: 2 Co. 6:14—7:1

Hemos visto que ser plenamente reconciliados con Dios equivale a experimentar plenamente la salvación de Dios. También hemos visto que ser plenamente reconciliados y salvos equivale a que nuestros corazones sean ensanchados. Ahora, en 6:14—7:1, examinemos una franca exhortación emitida por el ministerio de la reconciliación.

NO UNIRNOS EN YUGO DESIGUAL

El versículo 14 dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” El apóstol profirió estas palabras basándose en el hecho de que su boca se había abierto para con los creyentes y en que su corazón se había ensanchado para con ellos, como dijo en el versículo 11. Habiendo establecido Pablo el hecho de que la plena reconciliación es la plena salvación, lo cual resulta en el ensanchamiento del corazón, él exhorta a los creyentes corintios a que no se unan en yugo desigual con los incrédulos.

La palabra “desigual” del versículo 14 implica una diferencia de género. Esto se refiere a Deuteronomio 22:10, donde se prohibe unir en un mismo yugo dos animales de especie diferente. Los creyentes y los incrédulos son personas diferentes. Debido a la naturaleza divina y a la posición santa de los creyentes, ellos no deben unirse en un mismo yugo con los incrédulos. Esto debe aplicarse a todas las relaciones íntimas que puedan existir entre creyentes e incrédulos, y no sólo al matrimonio y a los negocios.

Estas palabras indican que los creyentes corintios se habían unido en yugo desigual con los incrédulos, y ellos no se habían apartado para Dios separándose de la gente mundana, lo cual significa que no estaban completamente, reconciliados con Dios. Por eso, el apóstol les exhortó a que no se unieran en yugo desigual con los incrédulos, y a que se apartaran de ellos para poder ser completamente reconciliados con Dios, es decir, conducidos de nuevo a Él.

Según el Antiguo Testamento, el ganado pertenecía a dos categorías: los limpios y los inmundos. Los limpios rumiaban y tenían la pezuña hendida. Las ovejas y los bueyes eran animales limpios, mientras que los asnos, los caballos, las mulas y los cerdos, no lo eran. Por tanto, Deuteronomio 22:10 declara: “No ararás con buey y con asno juntamente”. Aquí vemos que la ley exigía que los hijos de Israel no debían unir bajo el mismo yugo a un animal limpio y a un animal inmundo, que no los debían unir con el mismo yugo. Un animal limpio, como por ejemplo el buey, se podía ofrecer a Dios, mas no un animal inmundo. Por consiguiente, el animal limpio y el inmundo eran desiguales.

En 6:14, a Pablo no le interesa meramente enseñar la ley; lo que sí le interesa es el significado espiritual de la ley. Hoy en día, nosotros, los creyentes, somos las personas limpias; somos los bueyes y los corderos que se ofrecen a Dios. Los incrédulos, en cambio, son inmundos, y no debemos unirnos en yugo desigual con ellos.

Unirnos en yugo desigual con los incrédulos equivale a ser distraídos de tal modo que nos apartamos de Dios. Liberarnos de ese yugo desigual equivale a volver a Dios y ser reconciliados con Él. Por ejemplo, un hermano no debe casarse con una persona incrédula. Casarse con un incrédulo es unirse en yugo desigual, lo cual alejaría de Dios al hermano. Asimismo, asociarse en un negocio con un incrédulo es también unirse en yugo desigual. Supongamos que un creyente y un incrédulo son socios en un negocio, y comparten los mismos intereses y metas. De hecho, ellos son un par unido en yugo desigual. Esta clase de asociación, de unión, debe terminar. Todo aquel que se involucre en una asociación de negocio de esta manera, se alejará de Dios a causa del negocio. El negocio lo alejará de Dios cada vez más. Todo hermano que se encuentre en una situación así, debe deshacerse de ese yugo desigual relacionado con el negocio y ser reconciliado con Dios, volver a Dios.

Además, la amistad con los incrédulos puede ponernos bajo un yugo desigual. A los jóvenes en especial, les gusta hacer amigos. Hermanos y hermanas jóvenes, si ustedes desarrollan amistades íntimas con incrédulos, eso les pondrá bajo un yugo desigual. Esta clase de relación los alejará de Dios. Sus amigos incrédulos no les ayudarán a acercarse más a Dios; por el contrario, los alejarán de Él. Mientras mantengan esa amistad desigual, serán distraídos y se alejarán más y más de Dios. Por tanto, Pablo nos exhorta a que no nos unamos en yugo desigual con los incrédulos, a fin de que seamos preservados en Dios y devueltos plenamente a Él.


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