Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 97 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE NOVENTA Y SIETE

LAS TABLAS DEL TABERNACULO
(1)

Lectura bíblica: Ex. 26:15-25; 36:20-30; 40:18

En la secuencia de la revelación divina, la cubierta del tabernáculo se menciona antes que las tablas. Esto va en contra del orden que normalmente se sigue al hablar acerca de un edificio, el cual comienza con el fundamento y continua hacia arriba. La manera divina de revelar el tabernáculo comienza con la parte de arriba, o sea, con las cuatro capas de la cubierta. Además, en Exodo 36, el techo del tabernáculo se hizo antes que las tablas. Al aplicar esto a la experiencia cristiana, debemos preguntarnos si en nuestra vida cristiana comenzamos con el fundamento o con la parte de arriba.

El techo o la cubierta de la morada de Dios en el desierto tenía cuatro capas. La primera era de lino fino, la segunda de pelo de cabras, la tercera de piel de carnero teñida de rojo y la cuarta de piel de tejón. En tipología, estas capas no se refieren a los creyentes, sino a Cristo. La primera capa representa a Cristo como un ser humano perfecto y completo; la segunda lo representa como Aquel que fue hecho pecado y quien murió en la cruz por nuestros pecados; la tercera lo representa como Aquel que llevó a cabo la redención a fin de satisfacer la necesidad de Dios y la nuestra y la cuarta lo representa como Aquel que es fuerte contra el enemigo y capaz de resistir sus ataques. Ningún aspecto de las cuatro capas representa a los creyentes. Por lo tanto, éstas representan absoluta y completamente a Cristo.

I. TIPIFICAN A LOS CREYENTES EDIFICADOS
JUNTAMENTE PARA SER LA MORADA DE DIOS

Bajo la cubierta del tabernáculo había unas paredes compuestas de tablas de madera de acacia cubiertas de oro. Estas representan a los creyentes edificados para formar la morada de Dios (Ef. 2:22). Así que podemos decir con toda seguridad que el tabernáculo representa no sólo a Cristo individualmente, sino también al Cristo corporativo. Los creyentes, representados por las tablas cubiertas de oro, están cubiertos de Cristo. Aunque las capas de la cubierta no representan a los creyentes, Cristo está mezclado con las tablas que forman las paredes del tabernáculo. Las tablas que estaban hechas de madera de acacia cubierta de oro nos muestran esto, ya que eran los mismos materiales que se usaron en el arca, la cual es un tipo de Cristo.

Antes de ser salvos, no éramos las tablas del tabernáculo de Dios. No teníamos la madera de acacia, y no estábamos cubiertos de oro. Según la vida natural, no somos tablas. Sin embargo, de acuerdo con la vida divina en resurrección, somos las tablas erguidas del tabernáculo. Ahora, llegamos a ser como la madera de acacia cubierta de oro.

Así como el arca estaba hecha de dos elementos: madera de acacia y oro, así también las tablas estaban hechas de los mismos elementos. Esto indica que las tablas eran el agrandamiento y la extensión del arca. Estas son lo mismo que el arca en sustancia, con las dos naturalezas: madera y oro. Esto demuestra que nosotros, los creyentes, quienes constituimos la pared del tabernáculo, somos el agrandamiento de Cristo, Su extensión. ¿Se da cuenta de que usted es parte de la extensión de Cristo? Como miembros del Cuerpo, somos Su reproducción, continuación, aumento, duplicación y propagación. También, somos Su agrandamiento y extensión. Tal como el cuerpo de una persona es la extensión y el agrandamiento de su cabeza, así nosotros, el Cuerpo de Cristo, somos el agrandamiento, la continuación, la extensión, y la propagación de Cristo, quien es la Cabeza. Así que todas las tablas del tabernáculo son la extensión y el agrandamiento del arca.

El arca medía dos codos y medio de largo y un codo y medio de ancho y de alto. El tabernáculo medía treinta codos de largo y diez codos de ancho y de alto. Si comparamos el tabernáculo con el arca, vemos que el tabernáculo es verdaderamente el agrandamiento y la extensión del arca. Así mismo, nosotros, los creyentes, somos el agrandamiento y la extensión de Cristo. Cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, El vivió y anduvo en un área muy restringida. Sin embargo hoy, el Cristo corporativo se extiende por toda la tierra.

II. EL AGRANDAMIENTO DEL ARCA

El tabernáculo abarca no sólo a Cristo individualmente, sino también a Cristo con los creyentes de una manera corporativa. Por un lado, éstas representan a los creyentes; por otro, las tablas también están relacionadas con Cristo. Esto es así porque Cristo nos ha hecho parte de Sí mismo. Ya no estamos en Adán; estamos en Cristo y hemos llegado a ser parte de Cristo. El Cristo corporativo está cubierto por el Cristo individual. No tenemos nada que ver con el arca o con las capas de la cubierta. Aunque no somos el agrandamiento de la cubierta, si lo somos del arca. La cubierta es principalmente para la redención, pero el arca es principalmente para el testimonio. Nosotros no tenemos nada que ver con la obra redentora de Cristo. Sería una blasfemia decir que hicimos algo en la obra redentora de Cristo. Sin embargo, podemos decir que tenemos una participación en el testimonio de Cristo, ya que estamos unidos a Cristo quien testifica y somos Su agrandamiento.

Ahora volvamos a la pregunta que hicimos al principio del mensaje: en nuestra vida cristiana ¿comenzamos con la parte de arriba del tabernáculo o con el fundamento? El tabernáculo tipifica la iglesia. ¿La iglesia surge de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba? La Biblia no revela una iglesia que surge de abajo hacia arriba. Por el contrario, según la Biblia, la iglesia surgió de arriba hacia abajo. El relato de Exodo lo demuestra ya que comienza con el techo del tabernáculo y no con las tablas. El hecho de que la cubierta está antes que las tablas indica que la redención de Cristo debe ir primero. Esto revela que nuestra experiencia cristiana comienza con la parte de arriba, con el techo, no con el fundamento. Si Cristo no se hubiese hecho hombre para morir en la cruz por nuestros pecados y lograr así la redención, cumplir con los requisitos de Dios y resistir los ataques del enemigo, no podríamos llegar a ser el pueblo de Dios. El evangelio es en realidad Cristo tipificado por las cuatro capas de la cubierta del tabernáculo. Cuando predicamos el evangelio, predicamos a este Cristo con las cuatro capas. Cuando oímos el evangelio y creímos en Cristo, nuestra vida cristiana comenzó de arriba hacia abajo. Al contrario, nuestra vida natural comenzó desde abajo, de hecho, desde el nivel más bajo. Es por esto que las capas del techo aparecen primero. Antes de que fuéramos regenerados, ya existía el techo, el Cristo con las cuatro capas. Por lo tanto, nuestra experiencia cristiana no comienza con el fondo, sino con la parte de arriba. Cuando creímos en el Señor y le recibimos, inmediatamente nos encontramos bajo el techo, bajo la cubierta.


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