Información del libro

Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 50 de 72 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE HECHOS

MENSAJE CINCUENTA

LA PROPAGACION
EN ASIA MENOR Y EUROPA MEDIANTE
EL MINISTERIO DE LA COMPAÑIA DE PABLO

(16)

Lectura bíblica: Hch. 18:23—19:20

En 18:19-21, Pablo hizo una corta visita a Efeso, una ciudad estratégica, y al despedirse de ellos, les dijo: “Otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere” (v. 21). Como veremos, Pablo regresó a Efeso en su tercer viaje ministerial (18:23—21:17) y permaneció allí durante tres años (18:24—19:41).

Leamos Hechos 18:23: “Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos”. Este fue el inicio del tercer viaje ministerial de Pablo, que concluyó en 21:17.

EL MINISTERIO DE APOLOS

Instruido en el camino del Señor aunque solamente conocía el bautismo de Juan

Hechos 18:24 y 25 declara: “Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud lo concerniente a Jesús, aunque solamente conocía el bautismo de Juan”. La frase “el camino del Señor” del versículo 25, no se refiere a la doctrina acerca del Señor, sino al camino práctico en el que los creyentes del Nuevo Testamento deben andar.

Conforme a 18:25, Apolos solamente conocía el bautismo de Juan. Esto indica que no tenía una revelación completa de la economía neotestamentaria de Dios, aunque había sido instruido en el camino del Señor. Debido a esto, su ministerio era deficiente (19:2).

El versículo 26 declara: “Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios”. En el libro de Hechos, la expresión “el camino” (9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:14, 22) denota la plena salvación del Señor en la economía neotestamentaria de Dios. Es el camino en el que Dios se dispensa en los creyentes mediante la redención de Cristo y la unción del Espíritu; es el camino en el que los creyentes participan de Dios y le disfrutan; es el camino en el que los creyentes adoran a Dios en su espíritu al disfrutarle y en el que siguen al Jesús perseguido, siendo uno con El, y es el camino en el que los creyentes son introducidos en la iglesia y edificados en el Cuerpo de Cristo, para llevar el testimonio de Jesús.

Fue de gran provecho a los
que por la gracia habían creído

Hechos 18:27 y 28 declara: “Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído; porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo”. La expresión “la gracia” mencionada en el versículo 27, alude a la gracia especial que Apolos disfrutaba en el Señor. Esta gracia es Dios mismo en Cristo como porción para los que creen en Cristo. Como indicamos antes, esta gracia es el Cristo resucitado, quien llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) para, en resurrección, impartir en nosotros al Dios Triuno procesado, a fin de que sea nuestra vida y suministro de vida, y para que vivamos en resurrección. Así que, esta gracia es el Dios Triuno quien llega a ser nuestra vida y nuestro todo.

Aprender del caso de Apolos

Hechos 18 revela que Apolos era sobresaliente. No sólo era tan piadoso como Gamaliel, sino que además conocía el camino del Señor, aunque no conocía plenamente la economía de Dios. Esto se comprueba por el hecho de que únicamente conocía el bautismo de Juan. Por supuesto, Juan el Bautista dio testimonio del Señor, y Apolos había recibido al Señor, y hasta cierta medida, conocía el camino del Señor. El camino neotestamentario establecido por el Señor se practicaba desde hacía ya muchos años, pero Apolos sólo conocía la economía de Dios hasta el ministerio de Juan el Bautista. Aunque sabía muy bien las Escrituras y era considerado un gran maestro, su conocimiento acerca del mover del Señor no había avanzado más allá del ministerio de Juan el Bautista.

Es necesario que aprendamos de la historia de Apolos, narrada en Hechos 18. Es posible que pensemos que seguimos la manera establecida por el Señor y que, por otra parte, no estemos al día en relación con Su mover. Tal vez no tengamos la visión actual del mover del Señor en la tierra. Pese a que Apolos era sobresaliente, fiel a las Escrituras y poderoso al exponer la Palabra, estaba atrasado en cuanto al mover presente del Señor. En la actualidad sucede lo mismo con muchos cristianos. A pesar de que aman al Señor y que en cierta medida conocen las Escrituras, no están al día en cuanto al mover del Señor. A lo largo de mi vida cristiana he conocido a muchos santos que se hallan en tal situación. Ellos ignoraban que el Señor hubiera avanzado en Su mover, y por ese motivo, su visión se hallaba ajena al mover del Señor.

El caso de Apolos debe hacer que nos humillemos y vaciemos nuestro espíritu. El Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt. 5:3). Ser pobres en espíritu no sólo implica ser humildes, sino también ser desprendidos en nuestro espíritu, en lo profundo de nuestro ser. Aunque muchos líderes judíos conocían el mover de Dios en el Antiguo Testamento, no vieron que Dios deseaba tener un nuevo comienzo para llevar a cabo Su economía neotestamentaria. Dichos líderes religiosos tenían su espíritu totalmente ocupado. Por esta razón, el Señor Jesús expresó la necesidad de ser pobres en espíritu. Debemos ser pobres en espíritu si deseamos percibir el mover actual del Señor.

Si leemos la Biblia con detenimiento, veremos que a partir de Génesis 4, el Señor ha avanzado paso a paso. El se movió de cierta manera en los tiempos de Enós y de Enoc; se movió de otra forma en la época de Noé, y en los tiempos en que vivieron Abraham, Moisés, David, Elías y Zacarías, lo hizo de maneras distintas. Luego, con Juan el Bautista, el Señor dio un paso adicional.

El Señor siempre avanza en Su mover; por tanto, no debemos conformarnos con la situación en la que nos hallemos. Antes bien, debemos humillarnos y desprendernos de todo lo que ocupa nuestro espíritu, a fin de recibir algo fresco en cuanto al mover del Señor.


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