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Estudio-vida de 1, 2 y 3 Juan, Judaspor Witness Lee

ISBN: 0-7363-3089-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 45 de 49 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE JUDAS

MENSAJE UNO

CONTENDER POR LA FE

Lectura bíblica: Jud. 1-7

Con este mensaje daremos comienzo al estudio-vida del libro de Judas. El tema de Judas es: Contender por la fe. En el versículo 3 Judas nos ruega que contendamos “por la fe que ha sido trasmitida a los santos una vez para siempre”. En este mensaje abarcaremos los primeros siete versículos de esta epístola.

INTRODUCCIÓN

Los versículos 1 y 2 son la introducción del libro de Judas. En estos versículos Judas dice: “Judas, esclavo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, amados en Dios Padre, y guardados por Jesucristo: Misericordia a vosotros y paz y amor os sean multiplicados”. Tanto Judas como Jacobo eran hermanos del Señor Jesús en la carne (Mt. 13:55). Jacobo era uno de los apóstoles (Gá. 1:19) y uno de los ancianos de Jerusalén (He. 15:2, 13; 21:18). Era considerado una columna de la iglesia junto con Pedro y Juan (Gá. 2:9), y también escribió la Epístola de Jacobo (Jac. 1:1). Judas, en cambio, no figura entre los doce, ni tampoco se nos dice que fuera anciano de alguna iglesia; no obstante, escribió esta epístola, un libro breve pero que a la vez es excelente.

Según el versículo 1, este libro está dirigido a “los llamados, amados en Dios Padre, y guardados por Jesucristo”. La palabra griega traducida “por” también puede traducirse “para”. Por denota la fuerza y el medio por el cual somos guardados, y para denota el propósito y la finalidad para lo cual somos guardados. El Padre le dio todos los creyentes al Señor (Jn. 17:6), y ellos son guardados para Él y por Él.

Muchos maestros de la Biblia creen que esta epístola, al igual que 1 y 2 Pedro, fue escrita a judíos que habían creído en Cristo. En las palabras de Judas, estos creyentes eran llamados, amados en Dios Padre, y guardados por Jesucristo.

En el versículo 2 Judas dice: “Misericordia a vosotros y paz y amor os sean multiplicados”. En el saludo se menciona la misericordia y no la gracia, lo cual tal vez se deba a que la iglesia había caído en degradación y apostasía (véase los versículos 21-22). En 1 y 2 Timoteo Pablo incluye en su salutación la misericordia de Dios. Cuando se trata de rescatar al pecador caído, el brazo de la misericordia es más largo que el de la gracia. Cuando las iglesias se hallan en una condición de degradación, lo que se necesita es la misericordia de Dios.

Como pecadores, nos encontrábamos en una situación miserable. Pero la misericordia de Dios llegó a nosotros y nos sacó de esa situación, y nos hizo aptos para recibir Su gracia. En principio, para recibir la gracia se requiere que estemos en una condición un tanto buena. Pero el brazo de la misericordia es más largo que el de la gracia, pues alcanza a aquellos que se encuentran en la condición más miserable.

CONTENDER ARDIENTEMENTE POR LA FE

El versículo 3 dice: “Amados, poniendo toda diligencia en escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos a que contendáis ardientemente por la fe que ha sido trasmitida a los santos una vez para siempre”. Aquí Judas habla de nuestra común salvación. Ésta es la salvación general, la cual es común a todos los creyentes, pues todos ellos la tienen, al igual que la común fe (Tit. 1:4).

Algunos cristianos aplican erróneamente lo que dice Judas en cuanto a contender ardientemente por la fe. Piensan que contender ardientemente por la fe significa contender por cuestiones tales como el bautismo y el lavamiento de los pies. Algunos argumentan en cuanto a la práctica de cubrirse la cabeza o respecto a qué tipo de pan debe usarse en la mesa del Señor. Sin embargo, la fe que se menciona en el versículo 3 no se refiere a asuntos semejantes.

La fe en este versículo no es la fe subjetiva, sino la fe objetiva. No se refiere a la acción de creer, sino a nuestra creencia, es decir, a lo que creemos. Denota el contenido del Nuevo Testamento, el cual es nuestra fe (Hch. 6:7; 1 Ti. 1:19; 3:9; 4:1; 5:8; 6:10, 21; 2 Ti. 2:18; 3:8; 4:7; Tit. 1:13), en el cual creemos con miras a nuestra común salvación. Esta fe, y no ninguna doctrina, ha sido transmitida a los santos una vez para siempre. Por esta fe debemos contender ardientemente (1 Ti. 6:12).

En el Antiguo Testamento Dios dio a Abraham una promesa, y después, por medio de Moisés, dio la ley a los hijos de Israel. En el Evangelio de Juan se nos dice que cuando el Señor Jesús vino, vino también la gracia (1:17). Así, pues, tenemos tres asuntos importantes: la promesa, la ley y la gracia. Algunos maestros de la Biblia se refieren a ellas como la dispensación de la promesa, la dispensación de la ley y la dispensación de la gracia.

A fin de entender la verdad contenida en el Nuevo Testamento, debemos ver que Dios primero dio una promesa a Abraham. Podríamos decir que esta promesa se hallaba en el “carril principal” de la relación entre Dios y el hombre. Pero a causa de la ignorancia e incredulidad del pueblo escogido de Dios, fue necesario que Dios diera la ley a los hijos de Israel. En el libro de Gálatas, Pablo compara la ley a Agar, la concubina de Abraham, y no a Sara, la esposa de Abraham (Gá. 4:21-25), lo cual significa que Agar era un tipo, una figura, de la ley. Así que, la posición de la ley no era la de una esposa, sino la de una concubina. Hoy, en el Nuevo Testamento, Dios da la fe en lugar de la ley.

La fe que Dios da tiene tanto un aspecto subjetivo como un aspecto objetivo. El aspecto subjetivo de la fe tiene que ver con la acción de creer, mientras que el aspecto objetivo tiene que ver con las cosas en las cuales creemos. La fe mencionada en el versículo 3 no denota nuestra capacidad de creer; más bien, se refiere a lo que creemos. Por consiguiente, la fe se refiere al contenido del Nuevo Testamento.

Pedro nos dice en su segunda epístola que a nosotros se nos ha asignado una fe preciosa (2 P. 1:1). Ésta es la fe subjetiva, es decir, la fe que está en nosotros, la cual difiere de la fe de Judas 3, la cual es objetiva.

La fe en el sentido objetivo es equivalente al contenido del testamento de Dios que fue legado a nosotros en el Nuevo Testamento. El contenido de la ley son los Diez Mandamientos y todas las ordenanzas que se derivan de éstos. La ley fue dada en el Antiguo Testamento, pero lo que Dios da en el Nuevo Testamento es la fe, la cual incluye todos los asuntos que Dios nos ha legado en Su nuevo testamento. Este testamento incluye aun al Dios Triuno; sin embargo, no incluye asuntos tales como la práctica de cubrirse la cabeza, el lavamiento de los pies ni las diferentes maneras de practicar el bautismo. Con todo, hay creyentes que contienden ardientemente por estas cosas, pensando que están contendiendo por la fe. Pero ése no es el entendimiento correcto de lo que Judas quiso decir cuando nos exhortó a contender ardientemente por la fe que fue transmitida a los santos una vez para siempre.

Contender ardientemente por la fe es contender por los asuntos básicos y cruciales contenidos en el nuevo testamento de Dios. Uno de estos asuntos básicos es que la muerte de Cristo fue efectuada para nuestra redención.

Supongamos que un modernista le dice a usted que Jesús no murió en la cruz por nuestra redención, sino que simplemente murió como un mártir y sacrificó Su propia vida por Sus enseñanzas. Este entendimiento de la muerte de Cristo es herético, pues es contrario a uno de los asuntos principales contenidos en el nuevo testamento de Dios. Por lo tanto, debemos contender ardientemente por la verdad en cuanto a la redención de Cristo.

Hace muchos años, contendimos en China por la verdad de la redención cuando luchamos contra el libro: For Sinners Only [Sólo para pecadores]. En este libro se afirma que un pecador puede recibir el favor de Dios, o sea, ser salvo, aparte de la sangre de Jesús. La Biblia claramente establece que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados (He. 9:22). Así que, combatimos en contra de ese libro herético e inoculamos a los creyentes en contra de tales enseñanzas modernistas.

Damos gracias al Señor porque hoy en día en este país hay muchos maestros de la Biblia que son fundamentalistas y también están combatiendo en contra de las enseñanzas heréticas de los modernistas. Esto es lo que significa contender por la fe que fue transmitida a los santos una vez para siempre. Esta fe ha sido transmitida a los santos una vez para siempre, y ahora lo que nos corresponde hacer es contender ardientemente por ella.


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