Información del libro

Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 27 de 65 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE COLOSENSES

MENSAJE VEINTISIETE

CRISTO: NUESTRA VIDA

Lectura bíblica: Col. 3:1-4; Ro. 8:30, 19, 21; Fil. 3:21

Al inicio de este mensaje quisiera añadir algo más en cuanto al camino de la cruz. Para ello, les voy a pedir que examinen el diagrama en la última página de este mensaje.

EL DIOS PROCESADO

En la eternidad pasada, Dios existía solo. Luego, en el tiempo, creó todas las cosas. En cierto momento de la historia, el Dios creador, el Creador de todo, se hizo hombre. A este paso crucial llamamos encarnación. Mediante la encarnación, Dios se vistió del hombre y a la vez de toda la creación, ya que el hombre es la cabeza de la creación. El Señor Jesús, el Dios encarnado, vivió en la tierra por treinta y tres años y medio, y cuando fue crucificado, toda la creación fue crucificada juntamente con Él. Esto quiere decir que no sólo Cristo fue a la cruz, sino también el hombre junto con toda la creación, del cual Dios se había vestido. Por consiguiente, la muerte de Cristo en la cruz fue una crucifixión todo-inclusiva. Después de Su crucifixión, Cristo fue puesto en una tumba. Tanto el hombre como la creación, que habían sido crucificados juntamente con Cristo, fueron puestos también en esa tumba. Después de tres días, Cristo se levantó de entre los muertos en Su resurrección. Mediante la resurrección y en ella, Él fue hecho el Espíritu vivificante. Además, en Su ascensión al tercer cielo, fue coronado y llegó a ser Cabeza y Señor de todo. Después de esto, descendió sobre Su Cuerpo como Espíritu todo-inclusivo.

Después de que Dios completó Su obra creadora, pasó por la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección, la ascensión y el descenso. Ésta es la razón por la que podemos referirnos a Él como el Dios procesado. El diagrama describe el proceso por el cual Él pasó. Mediante la encarnación, la crucifixión y la resurrección, Él llegó a ser el Espíritu vivificante. Después que hubo ascendido al tercer cielo, donde fue entronizado y coronado y hecho Cabeza y Señor de todo, Él descendió sobre la iglesia, Su Cuerpo, como Espíritu todo-inclusivo. Tal Espíritu todo-inclusivo ha venido sobre los elegidos de Dios, quienes componen la iglesia.

Cuando Cristo se encarnó y nació en el pesebre de Belén, se vistió de humanidad. En dicha humanidad estábamos incluidos nosotros y toda la creación. Por lo tanto, aun antes de que naciéramos, Cristo se vistió de nosotros. Mientras Cristo pasaba por el vivir humano, nosotros también pasábamos con Él. Asimismo, cuando Él fue crucificado, nosotros también fuimos crucificados con Él, y luego fuimos puestos con Él en la tumba. De hecho, toda la creación fue sepultada en ella. Por tanto, la tumba de Cristo era una tumba todo-inclusiva. Nosotros también fuimos resucitados y ascendimos con Cristo. Ahora, aun mientras participamos de la vida de iglesia, estamos sentados juntamente con Él en los lugares celestiales. Por un lado, estamos en la iglesia y en la tierra; por otro, estamos en Cristo y en los lugares celestiales. Hay mucho tráfico entre los cielos y la iglesia, un tráfico que se mueve más rápido que la velocidad de la luz. En realidad, hablamos de tráfico desde una perspectiva humana, ya que desde la perspectiva divina, los cielos y la iglesia son uno. Por consiguiente, estar en la iglesia equivale a estar en los cielos.

LA REALIDAD DEL UNGÜENTO COMPUESTO

Cabe hacer notar también que el Espíritu todo-inclusivo es la realidad del ungüento compuesto descrito en Éxodo 30. Como tal, el Espíritu incluye no sólo al Espíritu de Dios, el cual es tipificado por el aceite de oliva, sino también los aspectos de la muerte y la resurrección de Cristo, los cuales son tipificados por las especias. Después de que el aceite de oliva era mezclado con las especias, éste llegaba a ser un compuesto, un ungüento. Antes de mezclarse, el aceite de oliva se componía de una sola esencia, de un solo elemento, pero después de mezclarlo con las especias, otros elementos le eran añadidos. El ungüento formado por la mezcla del aceite de oliva con las cuatro especias representa al Espíritu todo-inclusivo.

En la eternidad pasada el Espíritu de Dios era de un solo elemento, el elemento de la divinidad. Pero en la encarnación de Cristo, Dios se vistió de humanidad. Durante los treinta y tres años y medio que Cristo vivió en la tierra, algo más le fue añadido al elemento divino. Además, mediante Su crucifixión, le fue añadida la esencia de Su muerte todo-inclusiva y eficaz. Lo mismo sucedió en Su resurrección. Mientras Cristo daba estos pasos cruciales, Dios se procesaba y se mezclaba con el elemento humano. Así como en tipología vemos que el aceite de oliva fue mezclado con las especias, así también el Espíritu de Dios fue mezclado con la eficacia y la dulzura de la muerte de Cristo, y con la eficacia y poder de Su resurrección. Por lo tanto, nuestro Dios es ahora el Dios procesado que desciende como Espíritu todo-inclusivo sobre Sus escogidos y entra en ellos para constituirlos la iglesia.


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