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Estudio-vida de 1, 2 y 3 Juan, Judaspor Witness Lee

ISBN: 0-7363-3089-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 49 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE 1 JUAN

MENSAJE TRES

LA VIDA DIVINA

(1)

Lectura bíblica: 1 Jn. 1:1-2; 2:25; 3:15; 5:11-13, 20; Jn. 1:4; 3:15-16, 36; 5:24; 6:47, 63; 8:12; 10:10, 28; 11:25; 14:6; Hch. 11:18; Ro. 5:10, 17, 21; 6:23; Ef. 4:18; Col. 3:4; 1 Ti. 6:12, 19; 2 Ti. 1:10; Tit. 1:2; He. 7:16; 2 P. 1:3; Ap. 2:7; 22:1-2, 14, 17, 19; Mt. 19:16, 29

En este mensaje empezaremos a examinar la vida divina según se revela en 1 Juan 1:1-2. Luego, más adelante en otro mensaje, hablaremos acerca de la comunión de la vida divina. Tanto la vida divina como la comunión divina son de crucial importancia. Conforme a 1 Juan, primero tenemos la vida eterna, y luego tenemos la comunión de la vida eterna.

LO QUE ERA DESDE EL PRINCIPIO

En 1 Juan 1:1 leemos: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida”. Esta epístola empieza con las palabras lo que. El apóstol Juan usa la expresión lo que para iniciar su epístola y desentrañar el misterio de la comunión que tenemos en la vida divina. El hecho de que no use pronombres personales para referirse al Señor da a entender que lo que desea desentrañar es misterioso.

El ministerio de Pablo consistió en completar la revelación divina (Col. 1:25-27) de la economía neotestamentaria de Dios, según la cual el Dios Triuno, en Cristo como Espíritu vivificante, produce los miembros de Cristo y edifica el Cuerpo de Cristo con el fin de obtener una expresión plena de Sí mismo —la plenitud de Dios (Ef. 1:23)— en el universo. Pablo terminó sus escritos alrededor del año 66 d. de C. Lamentablemente, el ministerio de Pablo, con el cual se completó la revelación divina, se vio perjudicado por la apostasía que surgió antes y después de su muerte. No fue sino hasta un cuarto de siglo más tarde, alrededor del año 90 d. de C., que aparecieron los escritos de Juan. El ministerio de Juan no sólo consistió en reparar el daño que había sufrido el ministerio de Pablo, sino también en dar consumación a toda la revelación divina abarcada en los Antiguo y Nuevo Testamentos, incluyendo a los Evangelios y las Epístolas. Este ministerio se centra en los misterios de la vida divina. El Evangelio de Juan, como consumación de los Evangelios, revela los misterios de la persona y obra del Señor Jesucristo. Las epístolas de Juan (especialmente la primera), como consumación de las Epístolas, desentrañan el misterio de la comunión de la vida divina, que es la comunión que los hijos de Dios tienen con Dios Padre y unos con otros. Después, el libro de Apocalipsis, escrito también por Juan, como consumación del Nuevo Testamento y del Antiguo, revela el misterio de Cristo como suministro de vida para los hijos de Dios a fin de que Dios obtenga Su expresión, y también lo revela a Él como el centro de la administración universal del Dios Triuno.

En 1:1 Juan habla de lo que era “desde el principio”. Esta expresión es diferente de la expresión en el principio que aparece en el Evangelio de Juan (1:1). Las palabras en el principio se remontan a la eternidad pasada, antes de la creación; mientras que las palabras desde el principio denotan un comienzo a partir de la creación. Esto indica que la primera epístola de Juan es la continuación de su evangelio, el cual trata de la experiencia que los creyentes tienen de la vida divina. En su Evangelio, él revela la manera en que los pecadores reciben la vida eterna, a saber: creer en el Hijo de Dios. Pero en su Epístola, nos muestra la manera en que los creyentes, quienes han recibido la vida divina, pueden disfrutar esa vida en la comunión de la misma, a saber: permanecer en el Hijo de Dios. Finalmente, en Apocalipsis él revela cuál es la consumación de la vida eterna como el disfrute pleno de los creyentes por la eternidad.

La frase griega apo arcé traducida “desde el principio” se usa dos veces en el Evangelio de Juan, ocho veces en esta epístola y dos veces en 2 Juan. En Juan 8:44; 1 Juan 1:1; 2:13, 14; y 3:8 se usa en un sentido absoluto; mientras que en Juan 15:27; 1 Juan 2:7, 24 (dos veces); 3:11; y 2 Juan 5-6, se usa en un sentido relativo.


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