Información del libro

Estudio-vida de Apocalipsispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1446-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 68 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE APOCALIPSIS

MENSAJE UNO

INTRODUCCION

Por la gracia del Señor, en el estudio-vida llegamos al último libro de la Biblia, el libro de Apocalipsis. El libro de Apocalipsis ha estado cerrado debido a la sutileza del enemigo de Dios, y pocos cristianos lo entienden. Son muy pocos los que han visto allí algo de vida, de la economía de Dios, y del testimonio de Jesús. Por consiguiente, hemos sentido la responsabilidad de parte del Señor de tener un estudio-vida sobre este libro.

El Apocalipsis es un libro de profecía (1:3; 22:7), pues la revelación que contiene es de carácter profético. La mayor parte de las visiones se relaciona con eventos futuros. Aun las siete epístolas a las siete iglesias que aparecen a modo de señales en los capítulos dos y tres, son profecías en cuanto a la iglesia, las cuales abarcan el período hasta que el Señor regrese. Aunque este libro es profético, las profecías no se dan solamente en palabras, sino también en visiones reveladas al vidente. A los ojos de Dios, todo lo profetizado en este libro ya ha ocurrido y todo le fue mostrado al vidente en forma de visiones sucesivas.

En el libro de Apocalipsis los verbos y los predicados, en su mayor parte, no están en tiempo futuro, sino en pasado, lo cual indica que los eventos narrados ya ocurrieron. En realidad, el Apocalipsis no consta simplemente de profecías; es una revelación de eventos que ya sucedieron. Aunque a nosotros nos parece que no han ocurrido, a los ojos de Dios, ya sucedieron. Delante de Dios, todo lo que consta en este libro, ocurrió hace cerca de dos mil años. Todos nosotros tenemos que creer esto. La mayor parte de los cristianos considera el Apocalipsis como un libro de predicciones. Muchos de ellos leen el libro por curiosidad. Nosotros tenemos que decirle al Señor: “Señor, sálvanos de esto. No queremos estudiar este libro solamente por curiosidad”. Recalco una vez más que el Apocalipsis no es simplemente un libro profético, sino el relato de eventos ocurridos.

En Apocalipsis han ocurrido dos cosas principales. La primera es que el testimonio de Jesús se ha logrado y perdura por la eternidad. ¿Ha visto usted la Nueva Jerusalén? El apóstol Juan la vio hace cerca de dos mil años. ¿Cree usted que está en la Nueva Jerusalén? Si damos la impresión de estar locos al decir esto, lo estamos según la Biblia. De acuerdo con la Biblia, la Nueva Jerusalén, es decir, la máxima consumación de la obra de Dios a través de los siglos, ha sido completamente edificada, y nosotros estamos en ella. De acuerdo con los últimos dos capítulos de Apocalipsis, la edificación de la Nueva Jerusalén ya se completó. Lo primero que se revela está en el lado positivo.

Por otro lado, ocurrió una segunda cosa principal: Satanás, el enemigo de Dios, ya fue juzgado. Ante Dios y ante nuestro hermano Juan, Satanás ya fue lanzado al lago de fuego (20:10). Satanás, la serpiente, está en el lago de fuego, y nosotros estamos en la Nueva Jerusalén. ¿Ha visto usted esto? Si hemos visto que Satanás está en el lago de fuego, no debemos rogar a Dios que lo juzgue. Debemos alabar al Señor porque ya el enemigo fue juzgado. Cuando Satanás nos aflija, debemos decirle: “Satanás, estás en el lugar equivocado. Este no es tu lugar; estás en el lago de fuego, regresa allá y no vuelvas aquí”. ¿Ha hecho usted esto en alguna ocasión? Todos nosotros debemos hacerlo.

La Biblia nunca cambia, incluso en cuanto a Satanás, el enemigo de Dios. En Génesis 3, Satanás vino a la humanidad de una manera muy sutil, presentándose como una serpiente. En Apocalipsis Satanás es deliberadamente llamado “la serpiente antigua” (12:9; 20:2). En el libro de Génesis, la serpiente no era tan antigua, pero en el Apocalipsis, había envejecido por lo menos seis mil años. Con una intención definida, el libro de Apocalipsis lo llama “la serpiente antigua”. Sin embargo, cuando se escribió el libro de Apocalipsis, Satanás no era solamente “la serpiente antigua” sino que también había llegado a ser un dragón (12:9; 20:2). De acuerdo con el libro de Apocalipsis, este dragón es primeramente lanzado del cielo a la tierra (12:7-9). Y después de tres años y medio es atado y arrojado al abismo (20:1-3). En Apocalipsis 20 vemos que, en cierto modo, continúa siendo útil en las manos de Dios. El Señor soltará a Satanás de su prisión, el abismo, al final de los mil años (20:7). Satanás, después de ser libertado, hará lo posible por destruir a la humanidad y por “engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla” (20:8). Pero después de un corto tiempo, según 20:10, el diablo será lanzado en el lago de fuego, el cual es su destino. El libro de Apocalipsis ha estado cerrado porque expone a Satanás, y manifiesta su destino. Pero ahora al final de la era, creemos que el Señor abrirá este libro, nuestros corazones, nuestro espíritu y nuestros ojos para que veamos claramente. ¡Aleluya, Satanás, la serpiente antigua, está en el lago de fuego, y nosotros estamos en la Nueva Jerusalén!

La Nueva Jerusalén es el testimonio de Jesús. Hoy la iglesia también es el testimonio de Jesús. Y nosotros los que estamos en las iglesias somos el testimonio de Jesús. Todos debemos ver esto en detalle, olvidándonos de nosotros mismos, de nuestras debilidades, de los pecados que nos rodean y aun de estar en la tierra. Cuando alguien le pregunte dónde está usted, debe responder: “Estoy en la Nueva Jerusalén”. En la Nueva Jerusalén no hay insectos, ranas, escorpiones ni serpientes. Además, en esa ciudad no hay pecado ni muerte ni mundo. No hay nada allá, excepto Cristo y los que fueron redimidos y transformados por Dios. Si vemos esto, debemos alabar al Señor y exclamar ¡Aleluya!

Apocalipsis 1:1 dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a Sus esclavos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró en señales enviándola por medio de Su ángel a Su esclavo Juan”. La revelación de dicho libro se compone principalmente de señales, esto es, símbolos con significado espiritual, como por ejemplo los siete candeleros que representan las iglesias, y las siete estrellas que representan los mensajeros de las iglesias (1:20). Incluso la Nueva Jerusalén es un símbolo o una señal, cuyo significado es la consumación final de la economía de Dios (caps. 21—22). Este es un libro de símbolos o señales por medio de los cuales nos es dada a conocer la revelación. El evangelio de Juan es un libro de señales que nos muestran que Cristo vino a ser nuestra vida para producir la iglesia, Su novia. El Apocalipsis, escrito también por Juan, es un libro de símbolos que nos muestran la manera en que Cristo ahora cuida la iglesia y la manera en que vendrá para tomar posesión de la tierra y juzgarla, y para introducir plenamente la iglesia, Su novia, en la economía de Dios.


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