Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 81 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE OCHENTA Y UNO

LA VISION DE LOS MATERIALES, EL MODELO
PARA EL TABERNACULO Y SU MOBILIARIO
(1)

Lectura bíblica: Ex. 25:1-9

Durante el último siglo y medio, se han escrito muchos libros acerca de la tipología del tabernáculo. Los instructores bíblicos entre la Asamblea de hermanos dedicaron mucho tiempo al estudio del tabernáculo. Hoy seguimos las huellas de estos instructores. Muchos libros acerca del tabernáculo son muy buenos, pero les faltan muchas cosas. En general, estos libros fueron escritos desde un punto de vista doctrinal. No recalcan la experiencia cristiana.

En sus escritos, Juan se refiere dos veces al tabernáculo. Juan 1:14 declara que el Verbo, el cual es Dios, se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros. Cuando Cristo estaba en la carne, El era el tabernáculo de Dios, la morada de Dios en la tierra. Antes de la encarnación de Cristo, Dios moraba en el tabernáculo construido en el monte Sinaí. Luego Dios se movía con el tabernáculo y más tarde lo consolidó con el templo. Por tanto, el tabernáculo y el templo deben ser considerados como una sola morada y no dos.

Siglos antes del nacimiento de Cristo, Dios dejó el templo y volvió a los cielos. En Ezequiel 10, vemos que la gloria del Señor dejó el templo y en cierto sentido jamás regresó. Por consiguiente, hubo un periodo de varios siglos en que Dios no moró en la tierra. No obstante, Dios no abandonó completamente el templo; hasta que el Señor Jesús fue rechazado por el pueblo de Dios. Según Mateo 23:38, el Señor Jesús dijo: “He aquí vuestra casa os es dejada desierta”. Desde aquel momento, el templo ya no era la casa de Dios; se había convertido en la casa de los israelitas degradados. Había sido la casa de Dios, pero ahora se llamaba “vuestra casa”. La profecía de que su casa les sería dejada desolada corresponde con la casa en Mateo 24:2, la cual fue cumplida cuando Tito destruyó a Jerusalén en el año 70 después de Cristo.

El tiempo que el Señor Jesús estuvo en la tierra fue un periodo de transición. Antes de que el templo fuese destruido, Cristo se encarnó y llegó a ser el verdadero tabernáculo de Dios. Cuando Cristo vino y ministró, Dios moró en El, y no en un templo hecho por el hombre. Un día el Señor Jesús dijo: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré” (Jn. 2:19). Juan 2:21 dice: “Mas El hablaba del templo de Su cuerpo”. Tanto el templo como el cuerpo de Jesús debían ser destruidos. Este fue un periodo de transición, un tiempo de cambio, del templo material a Cristo. El Señor se dio cuenta de que por Su muerte en la cruz, el templo de Su cuerpo sería destruido. Pero en el tercer día, en Su resurrección, El lo resucitaría nuevamente. Para aquel tiempo, el tabernáculo, el templo, sería agrandado y se convertiría en la iglesia. Por tanto, la iglesia hoy es el tabernáculo. Finalmente, este tabernáculo se consumará en la Nueva Jerusalén como la morada eterna de Dios. En cuanto a la Nueva Jerusalén, Apocalipsis 21:3 dice: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y El fijará Su tabernáculo con ellos”. La Nueva Jerusalén será el agrandamiento de la iglesia, y la iglesia el engrandecimiento de Cristo. Cristo es el tabernáculo, éste es el tabernáculo engrandecido, y la Nueva Jerusalén será el tabernáculo consumado. El tabernáculo no tipifica solamente a Cristo como persona individual, sino también a la iglesia como morada corporativa de Dios.

Como mencionamos, el libro de Exodo puede ser dividido en dos partes principales: la primera parte consta de los capítulos uno al veinticuatro, y la segunda, de los capítulos veinticinco al cuarenta. Los primeros veinticuatro capítulos relatan la preparación, y los últimos dieciséis capítulos relatan la construcción del tabernáculo. Los nueve primeros versículos de Exodo 25 son cruciales. Cuando empezamos a leer este capítulo, quizás no prestemos la adecuada atención a estos versículos. Quizás tengamos poco interés en los distintos materiales mencionados. En 25:1-9 no se recalca el mobiliario: el arca, el altar del incienso, el candelero, la mesa de los panes de proposición, el lavacro y el altar, sino que se da énfasis al tabernáculo. En el versículo 8, el Señor dice: “Y harán un santuario para Mí, y habitaré en medio de ellos”. Este santuario es el tabernáculo como morada de Dios. Este santuario tipifica a la iglesia. Según el contexto, podemos ver que este santuario no es una persona individual, sino un pueblo corporativo, pues Dios habla de morar “en medio de ellos”.

Estos versículos se relacionan con la visión del tabernáculo, y no con la visión del arca. Ciertamente, el arca tipifica al Cristo individual. No obstante, el tabernáculo tipifica tanto al Cristo individual, la Cabeza, como al Cristo corporativo, el Cuerpo. El Nuevo Testamento revela claramente que el Cristo individual es la Cabeza. Pero esta cabeza debe tener un cuerpo. El Cuerpo de Cristo es la iglesia. En Efesios 1:22 y 23, Pablo habla de la iglesia que es el Cuerpo de Cristo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. En Exodo no vemos solamente el arca-Cristo, sino también el tabernáculo-Cristo, no solamente el Cristo individual, sino también el Cristo corporativo.

Si aplicamos la tipología del tabernáculo solamente a Cristo individualmente, todo resultará objetivo y doctrinal. Quedará muy poco espacio para la experiencia espiritual. Pero si nos damos cuenta de que la visión en Exodo no es simplemente una visión de Cristo como el arca sino también del tabernáculo como el engrandecimiento de Cristo, la iglesia, entenderemos la necesidad de tener la experiencia. Repito que en Exodo no tenemos solamente el arca, sino también el tabernáculo. Esto significa que no tenemos solamente a Cristo, sino también la iglesia. En 25:8 Dios no dijo: “Me harán un arca para expresarme”. El dijo: “Harán un santuario para Mí, y habitaré en medio de ellos”.

En la segunda sección de Exodo, es vital que veamos el tabernáculo como tipología de la iglesia, como el engrandecimiento de Cristo. Se necesitan muchas experiencias espirituales para que Cristo sea engrandecido y se convierta en la iglesia. Por esta razón, al considerar los capítulos veinticinco al cuarenta de Exodo, recalcaremos más la experiencia. Ciertamente esto no significa que yo rechace el aspecto doctrinal. Aquí el punto es que el énfasis está en la experiencia cristiana más que en la doctrina. Mi carga consiste en mostrar que esta porción de la Palabra está llena de experiencias.

Quisiera recalcar continuamente que en los capítulos veinticinco al cuarenta de Exodo, tenemos una visión del tabernáculo no simplemente como tipología de Cristo, sino particularmente como tipología de la iglesia, el agrandamiento de Cristo. Para que Cristo tenga el cuerpo, la iglesia, como Su agrandamiento, debemos experimentarle más a El. Si no experimentamos a Cristo, El no tendrá ninguna posibilidad de ser agrandado, de tener el Cuerpo, o de tener el tabernáculo como el agrandamiento del arca.

El arca y también las tablas del tabernáculo estaban hechas con madera de acacia cubierta de oro. Esto indica que el tabernáculo es el agrandamiento del arca. En el mismo principio, la iglesia es el agrandamiento de Cristo. El proceso por el cual este agrandamiento llega a existir requiere la experiencia genuina de Cristo.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top