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Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 30 de 72 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE TREINTA

EL AGRANDAMIENTO DEL MINISTERIO DEL REY

(2)

La palabra del Señor en Mateo 10 está dirigida a Sus enviados. En 10:16—11:1 se presentan muchos asuntos, por medio de los cuales podremos entender la situación en la que nos encontramos actualmente.

IV. LA PERSECUCION Y LA MANERA DE ENFRENTARLA

En los versículos 16 y 17 el Señor predice la persecución que vendría de parte del judaísmo sobre Sus apóstoles. Aquí, la predicción del Rey celestial de que Sus apóstoles serían perseguidos por el judaísmo, indica que éste rechazaría el reino que El estaba estableciendo mediante la predicación de Sus apóstoles. Esto también demuestra que Su reino no es terrenal sino celestial.

A. Los apóstoles son enviados como ovejas
en medio de lobos

El versículo 16 dice: “He aquí, Yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas”. Como ovejas en medio de lobos, los apóstoles del Señor, aunque no eran serpientes, necesitaban ser prudentes como ellas, para no ser heridos por los lobos, y también debían ser sencillos como palomas, sin ninguna intención maligna y sin hacer daño a los demás.

B. Entregados al sanedrín y
azotados en las sinagogas

La palabra del Señor revela que el mundo entero se encuentra bajo la mano usurpadora del enemigo, y por eso se opone a la economía de Dios. El mundo entero, tanto el mundo judío como el gentil, se opone al reino de Dios. El versículo 17 dice: “Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los sanedrines, y en sus sinagogas os azotarán”. Este versículo indica que aun la nación judía había sido totalmente usurpada por el enemigo de Dios. Cuando el Señor Jesús vivía en la tierra, esta nación le pertenecía a Dios en palabra, mas no en hecho. Por lo tanto, en el versículo 17 el Señor habló de la persecución de parte del sanedrín y de las sinagogas. El sanedrín era el concilio supremo de los hijos de Israel. La función del sanedrín era vigilar que los judíos siguieran la ley del Antiguo Testamento. La sinagoga era un lugar donde se enseñaba la palabra de Dios a los hijos de Israel. Es muy significativo que el Señor expusiera que el sanedrín y las sinagogas se oponían a la economía de Dios. El dijo que Sus apóstoles, Sus enviados, serían entregados a los sanedrines y azotados en las sinagogas. Una sinagoga obviamente no es un teatro, casino o templo de ídolos. En cierto sentido era un lugar santo, donde enseñaban la santa Palabra de Dios al pueblo de Dios. No obstante, el Señor dijo que los apóstoles del Rey de los cielos serían azotados aun en las sinagogas. De esta forma nos damos cuenta de lo maligna que se había hecho la sinagoga. Aunque los judíos se reunían ahí para aprender la Palabra de Dios, algunos de los que pertenecían a las sinagogas persiguieron a los apóstoles del Rey celestial. Además el sanedrín, aunque organizado con el propósito de supervisar a los hijos de Israel en el cumplimiento de las Escrituras, también vino a ser un lugar que al fin y al cabo se opuso a los apóstoles del Rey celestial.

La situación es la misma actualmente. Si el sanedrín y las sinagogas de antemano se opusieron a los enviados del Rey, ¿qué podemos decir del sistema religioso de hoy? Si nosotros somos verdaderamente los enviados del Rey celestial, experimentaremos la oposición de las organizaciones religiosas de hoy tal como los apóstoles sufrieron la oposición del judaísmo. En la antigüedad los apóstoles fueron perseguidos no principalmente por los gentiles, sino por la llamada gente santa del sanedrín y de las sinagogas. En nuestra experiencia a través de los años, la mayor parte de la persecución, rumores, oposición y ataques, proviene no de los gentiles, sino de las organizaciones religiosas.

Conforme al versículo 16, aquellos que pertenecían al sanedrín y se reunían en las sinagogas los comparó el Señor Jesús con los lobos, cuando dijo que enviaba a Sus apóstoles “como ovejas en medio de lobos”. ¿Puede usted creer que aquellos que pertenecían al sanedrín y a las sinagogas, que exponían y enseñaban la santa Palabra de Dios y exhortaban a otros a obedecerla, eran lobos? Si el Señor mismo no lo hubiera dicho, yo ciertamente no lo habría creído. Por el contrario, yo hubiera afirmado: “Aquellos del sanedrín y de las sinagogas quizás hayan cometido algunos errores, pero ciertamente son gente de Dios, pues a diario hablan acerca de las Escrituras y enseñan al pueblo a temer a Dios, adorarle, honrarle y glorificarle. Por lo tanto, no son tan malos. Entonces, ¿cómo podemos decir que son lobos?” Sin embargo, el Señor Jesús los llamó lobos. Los lobos mencionados en el versículo 16 eran los mismos miembros del sanedrín y de las sinagogas mencionados en el versículo 17.

Saulo de Tarso estudió a los pies de Gamaliel, un gran maestro de la Biblia, “doctor de la ley y honrado por todo el pueblo” (Hch. 22:3; 5:34). Gamaliel era uno de los líderes del sanedrín. ¿Era él para Dios? Sí, lo era. Temía a Dios y estaba totalmente entregado a El, pero estaba en un ambiente absolutamente contrario a la economía de Dios. El era parte de un sistema, el sanedrín, que se oponía a Dios. Esta situación ha continuada siendo la misma a través de los siglos hasta hoy día. No importa hasta qué grado ciertas personas se han entregado a Dios, están en un sistema, o una organización, que está en contra de la economía de Dios. En Mateo 10 el Señor Jesús indicó que había lobos en las sinagogas, y en Apocalipsis 2:9 y 3:9 habló de “la sinagoga de Satanás”. Esto indica que las sinagogas han llegado a ser satánicas.

El Señor Jesús no se acercó primeramente al mundo gentil, sino a una nación que se suponía era el santo pueblo de Dios y que tenía las santas Escrituras, la santa ciudad, el santo templo, el santo sacerdocio y los santos sacrificios. El vino a ellos con el propósito de establecer el reino de los cielos. Aparentemente, no debía haber existido ningún problema. Sin embargo, cuando el Rey celestial envió a Sus apóstoles para la propagación de Su ministerio, les advirtió que los estaba enviando como ovejas en medio de lobos. Es como si el Señor les dijera: “Los que forman parte del sanedrín, los encargados de las santas Escrituras, os perseguirán; y los de la sinagoga, quienes enseñan la Palabra de Dios, os azotarán. ¡Tened cuidado! Porque no son el santo pueblo de Dios sino lobos. No están por Dios sino en contra de El”. Supongamos que usted fuera parte de aquellos judíos enviados por el Rey celestial, y que oyera que los del sanedrín y de las sinagogas eran lobos. ¿No se estremecería? Sin embargo, eso es exactamente lo que el Señor estaba afirmando en este pasaje. El no dijo que los soldados del ejército romano eran lobos, sino que los miembros del sanedrín y de las sinagogas, aquellos que se relacionaban con la Palabra de Dios y la enseñaban a Su pueblo, eran lobos. En principio, la situación ha continuado siendo la misma a través de los siglos.

En Mateo 9:36 el Señor compara al pueblo de Israel con las ovejas. Entre los hijos de Israel había tanto ovejas como lobos. Esos lobos se encontraban en el sanedrín y en las sinagogas. Eran lobos cultos, civilizados y religiosos que conocían la Biblia bastante bien. Aunque podían citar versículos y adorar a Dios de acuerdo con las Escrituras, el Señor Jesús no los consideró ovejas, sino lobos. Por lo tanto, en el tiempo descrito en Mateo 10, existía una complicada situación entre los hijos de Israel, debido a que las ovejas y los lobos estaban mezclados. Mientras las ovejas estuvieran de acuerdo con los lobos, no existía problemas. Pero la situación cambió cuando el Pastor vino y envió a los pastores aprendices para que reuniesen a las ovejas. Si leemos estos capítulos cuidadosa- mente, nos daremos cuenta que reunir las ovejas se refiere a la siega de la cosecha. Todas las ovejas, la cosecha, estaban dispersas entre los lobos y mezcladas entre ellos. Cuando las ovejas deseaban seguir a los pastores aprendices enviados por el Pastor, los lobos se levantarían y dirían: “¿Qué pasa? Vosotros estáis haciendo proselitismo, ¡estáis agitando a las ovejas!” De esta forma la naturaleza de los lobos es expuesta, ya que atacan a los que el Pastor había enviado. Por lo tanto, el Señor dijo que, como ovejas en medio de lobos, Sus enviados debían ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Cuando los lobos atacan, los enviados deben ser prudentes como serpientes para escapar; y al mismo tiempo, deben ser tan inofensivos como las palomas.


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