Información del libro

Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 69 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LA PRIMERA
EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE DOS

INTRODUCCION

(2)

Lectura bíblica: 1 Co. 1:1-9

En este mensaje seguiremos examinando la introducción que Pablo dio en 1:1-9.

El versículo 2 dice: “A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, los santos llamados, con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”. La expresión a la iglesia de Dios equivale a la cláusula a los santificados en Cristo Jesús, pues están en aposición. Esto indica enfáticamente que la iglesia está compuesta de los santos y que los santos son los constituyentes de la iglesia. No debemos pensar que la iglesia y los santos son entidades separadas. Individualmente, somos los santos; corporativamente, somos la iglesia. Por lo tanto, la iglesia no se compone únicamente de Dios, sino también de los santos.

Ser santificado significa ser hecho santo, apartado para Dios con miras al cumplimiento de Su propósito. Los santos son personas que han sido separados para Dios.

En este versículo Pablo dice que fuimos “santificados en Cristo Jesús”. Fuimos santificados en el elemento y la esfera de Cristo. El es el elemento y la esfera que nos apartó, que nos hizo santos para Dios cuando creímos en El, es decir, cuando nos unimos orgánicamente a Cristo al creer en El. La expresión santosllamados indica que los creyentes de Cristo son santos que fueron llamados; no son llamados a ser santos (como dice la versión Reina Valera). Esto tiene que ver con nuestra posición, con una santificación que nos pone en un nuevo ámbito para que luego seamos santificados en nuestro carácter.

A muchos de los que leen 1 Corintios les es difícil reconocer que los creyentes de Corinto fueron santos. Obviamente no lo eran según la definición católica, pues el catolicismo enseña que sólo a ciertas personas, como Santa Teresa o San Francisco, se les puede llamar santos legítimamente. Tal vez nos preguntemos cómo se les podía llamar santos a los carnales creyentes de Corinto. No obstante, en la Palabra, Pablo los describe como personas santificados en Cristo Jesús y como santos llamados.

¿Se atreve a decir que usted es santo? Tal vez alguien responda: “No puedo contradecir lo que dijo Pablo en 1 Corintios 1:2. Pero aunque Estas palabras dicen que yo fui santificado, no me siento santo”. En cuanto a ser santos, no debemos mirarnos a nosotros mismos. Pablo no dice que los corintios eran santificados en sí mismos; él afirma que ellos habían sido santificados en Cristo Jesús. Debemos olvidarnos de nosotros mismos y darnos cuenta que estamos santificados en Cristo.

Cuando un hermano contempla el hecho de que fue santificado en Cristo Jesús, no debe ser afectado por ninguna opinión negativa que su esposa pudiera tener acerca de él. Todos los hermanos somos santos a los ojos de los demás, pero no a los ojos de nuestra esposa. La esposa conoce muy bien las debilidades de su marido. Ella posee un conocimiento detallado de sus defectos. Por esta razón, a las mujeres les es difícil reconocer que su marido sea santo. Sin embargo, aun cuando un hermano no esté santificado a los ojos de su esposa, sí lo está en Cristo Jesús.

Dios no ve nuestra condición, El nos ve en Cristo. Esto se puede apreciar en las palabras que pronunció el profeta Balaam acerca de los hijos de Israel. Aparentemente, ellos estaban llenos de maldad, pero cuando Balaam profetizó acerca de ellos, declaró: “El no ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel” (Nm. 23:21). Asimismo, Pablo conocía todas las maldades de la iglesia en Corinto. No obstante, él empezó su epístola diciendo que ellos estaban santificados en Cristo Jesús, y les llamó santos.

En el versículo 2 Pablo usa otra cláusula de aposición, y dice que los que fueron santificados en Cristo Jesús son santos llamados. Esto nos puede parecer repetitivo, pero sin esta repetición no llamaría nuestra atención el hecho de que los creyentes de Corinto eran verdaderamente santos, incluso santos llamados.

Toda persona salva es un llamado. Lo cual equivale a ser salvo. Cuando el Señor Jesús dijo a Pedro: “Sígueme”, aquello equivalía a llamarlo. Todos los que somos salvos, hemos sido llamados, y al ser llamados, somos hechos santos.

No piense que únicamente a personas como Santa Teresa o San Francisco se les puede llamar santos. Usted y yo también somos santos. ¿Se atreve a declarar que usted es santo? Quizás algunos tengan la confianza para decir solamente que son creyentes, pero no para afirmar que son santos. Tal vez digan: “Yo soy un pecador que fue salvo por gracia, y soy creyente de Cristo, pero no me atrevo a decir que soy santo”. Esta falta de certeza se debe a que la influencia maligna del catolicismo sigue afectando nuestro entendimiento. Es posible que otros creyentes, conscientes de sus fracasos tales como perder la calma o discutir con la esposa, no tengan la confianza para afirmar que son santos. Sin embargo, ser santo no depende de si usted pierde o no la calma, ni si discute o no con su cónyuge, sino de que usted haya sido llamado.

En lugar de decir santos llamados, la versión Reina Valera lo traduce llamados a ser santos. Según esta traducción, ser santo es algo que está pendiente, y no de un hecho ya cumplido. Pero Pablo no dice que somos llamados a ser santos; él afirma que somos santos llamados. Si dejamos de mirarnos a nosotros mismos y miramos a Cristo, podremos declarar que somos santos. Nos daremos cuenta de que un santo es simplemente un llamado.

Ser llamado por Dios equivale a ser apartado para El. Por ejemplo, los que son llamados al servicio militar son separados de la vida civil y reclutados para dicho servicio. Esto ejemplifica el llamamiento de Dios. Cuando Dios nos llamó, nos reclutó, nos apartó para El. Como resultado, fuimos santificados, es decir, apartados para un propósito determinado. Puesto que todos nosotros fuimos llamados por Dios para Su propósito, somos los santos llamados.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top