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Estudio-vida de 1 y 2 Pedropor Witness Lee

ISBN: 0-7363-2858-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 47 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE 1 PEDRO

MENSAJE DOS

EL DIOS TRIUNO OPERA EN LOS ELEGIDOS
PARA QUE ELLOS PARTICIPEN
DE SU PLENA SALVACIÓN

Lectura bíblica: 1 P. 1:1-2

UNA PERSONA TRANSFORMADA

En 1 Pedro 1:1 leemos: “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los peregrinos de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia”. El nombre Pedro denota su hombre regenerado y espiritual, mientras que el nombre Simón denota su hombre natural por nacimiento (Jn. 1:42; Mt. 16:17-18). Originalmente, él era Simón, y no Pedro. El nombre Simón denota al hombre viejo, al hombre natural, que está saturado del ‘yo’. Cuando Pedro vino al Señor Jesús, el Señor inmediatamente le dio un nombre nuevo. El Señor, mirándole, le dijo: “Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas” (Jn. 1:42). El Señor Jesús nunca hace nada de modo superficial; el hecho de que hiciera este cambio de nombre tenía una realidad subyacente. Así que, al cambiarle de nombre, el Señor Jesús indicaba que lo convertiría en Pedro, en una piedra.

Si leemos los cuatro Evangelios y las epístolas de Pedro, tal vez nos resulte difícil creer que Simón, un pescador galileo, pudiera ser el escritor que es. Para el tiempo en que escribió sus epístolas, Pedro había cambiado, había sido transformado. Uno de los himnos de nuestro himnario comienza con las palabras: “Vaso de barro hecho fui ... Cristo es el tesoro en mí” (Himnos, #256). La última estrofa de este himno dice: “Debo transformado ser”. Simón era un vaso de barro; Pedro, en cambio, era una persona transformada. Él había sido regenerado y había llegado a ser una persona totalmente nueva. Por lo tanto, en ninguna de sus dos epístolas percibimos su carne, ni su yo ni su vida natural. En lugar de ello, vemos al nuevo hombre expresado en sus escritos. En los escritos de Pedro, Cristo es expresado.

En 1:1 Pedro se refiere a sí mismo como apóstol de Jesucristo. Por Gálatas 2:8 sabemos que Pedro fue un apóstol para los judíos.

LOS PEREGRINOS DE LA DISPERSIÓN, LOS ELEGIDOS

La primera epístola de Pedro está dirigida a “los peregrinos de la dispersión ... elegidos”. Estos elegidos se hallaban peregrinando sobre la tierra, así como los hijos de Israel peregrinaron en el desierto. Pese a que eran elegidos, habían sido dispersados y se hallaban peregrinando.

La palabra “elegidos” hace alusión al gobierno de Dios. Ambas epístolas de Pedro (2 P. 3:1) tratan del gobierno de Dios. El gobierno de Dios es universal; mediante Su gobierno, Él juzga a todas Sus criaturas a fin de obtener un universo limpio y puro (v. 13), en el cual puede expresarse a Sí mismo. En la era del Nuevo Testamento, este juicio comienza por Su pueblo escogido, por Sus elegidos, por Su propia casa (1 P. 4:17), y particularmente, por los peregrinos que Él ha escogido, quienes se encuentran dispersos peregrinando entre las naciones, entre los gentiles, como Su testimonio. Es por ello que en estos dos libros se recalca el hecho de que los creyentes han sido escogidos (2:9, 5:13; 2 P. 1:10). Como linaje escogido por Dios, es decir, como Su elección y Su posesión personal, los peregrinos dispersos y escogidos deben ver que están bajo el juicio gubernamental de Dios con un propósito positivo, sin importar la situación y el ambiente en que estén. Así que, todo lo que les sobrevenga, ya sea persecución o cualquier otro tipo de prueba y sufrimiento (1 P. 1:6; 5:9), simplemente deben considerarlo parte de un juicio muy precioso: el juicio gubernamental de Dios. Esta visión los perfeccionará, confirmará, fortalecerá y cimentará (5:10), a fin de que ellos puedan crecer en la gracia (2 P. 3:18).

La palabra griega traducida “peregrinos” también puede traducirse “extranjeros”. Hablando con propiedad, en este libro, este término se refiere a los creyentes judíos que eran extranjeros y forasteros, y que estaban dispersos por el mundo gentil (2:11-12). Sin embargo, el principio de ser peregrinos podría aplicarse a todos los creyentes, judíos y gentiles, porque todos ellos son peregrinos celestiales que andan peregrinando como forasteros en la tierra. Estos peregrinos son los elegidos de Dios, escogidos por Él de entre el linaje humano, de entre todas las naciones (Ap. 5:9-10), según Su presciencia (1 P. 1:2).

El término “dispersión” era conocido por todos los judíos dispersos entre las naciones, lo cual indica que esta epístola fue escrita a los creyentes judíos. Proviene de la palabra griega que significa “dispersar” o “esparcir”, cuya raíz es el verbo sembrar. Esto implica que los judíos dispersos fueron semillas sembradas entre los gentiles.

En el versículo 1 Pedro habla de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. Estos lugares eran provincias de Asia Menor, ubicadas entre el mar Negro y el Mediterráneo.


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