Evangelio de Dios, Elpor Watchman Nee
ISBN: 978-1-57593-940-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-1-57593-940-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
“Las obras de la ley” es una expresión que encontramos en la Biblia (Gá. 2:16). Ya hemos hablado de este aspecto. El entendimiento más común de la condición de la salvación es que la salvación es por medio de la fe junto con las obras. La salvación por medio de la fe es una doctrina de la Biblia, y el hombre no puede argüir en contra de esto (Ef. 2:8). Pero, el hombre dice que también es por obras. Veamos lo que la Biblia dice acerca de esto. A veces somos muy corteses y acomodamos lo que hablamos, no obstante, la Biblia no es cortés en lo que habla. Es muy precisa. Efesios 2:8 y 9 dice: “Porque por gracia habéis sido salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros; pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe”. Estos versículos nos dicen que la salvación es absolutamente por gracia y por medio de la fe. Las palabras por medio significan atravesar. Es como decir que las luces eléctricas brillan por la electricidad y a través del cable. También es como decir que el agua de las llaves viene por medio de una reserva en el departamento de aguas y a través de la tubería. El hombre es salvo por medio de la gracia, pero el canal por el cual la salvación viene a nosotros es la fe. El canal no es las obras, sino la fe. Es por medio de la fe y no tiene nada que ver con las obras. No es la fe más las obras. Uno tiene que saber que la fe y las obras básicamente se oponen entre sí. La gracia del Señor Jesús se basa en el amor de Dios. Cuando creemos, la gracia y el amor fluyen dentro de nosotros. Como resultado, somos salvos, tenemos vida y somos justificados. Nada de lo anterior se nos comunica por medio de las obras.
Gracias al Señor que no viene por las obras. ¿Por qué es así? Aquí la respuesta es que nadie debe gloriarse. Lo que Efesios 1 nos dice es que Dios quiere tener toda la gloria. Por eso El hace toda la obra. Supongamos que cierto hermano es muy capaz y educado y ha sufrido mucho por el Señor. Si otro hermano viene a mí y dice: “Hermano Nee, lo alabo y lo glorifico por la obra tan fina que este hermano ha hecho”, indudablemente diríamos que este hermano está loco. La gloria solamente puede ser de aquél que hace la obra. No existe tal cosa en el mundo de que alguien haga la obra y otro reciba la gloria. Aquellos que trabajan merecen el salario. Los que trabajan son los que obtienen la gloria. ¿Por qué Dios ha hecho toda la obra de salvarnos? Lo hace para poder tener toda la gloria. Dios nos da la gracia para que El pueda obtener toda la gloria. El no quiere que nosotros obremos, para que no nos gloriemos en nosotros mismos. Enorgullecerse es glorificarse a uno mismo. Si hemos hecho algo que merezca gloria, no le daremos las gracias a Dios ni le agradeceremos. Inmediatamente diremos: “Sin duda, la salvación me es dada por Ti. Es Tu obra. No obstante, he agregado mi parte a ella. Si no hubiera agregado mi parte, no sería como soy hoy día”. El hombre ama poner énfasis en sus propios méritos. Le gusta subrayar sus propios puntos sobresalientes. Si Dios hubiera dicho que El iba a cumplir el noventa y nueve por ciento de la obra de la salvación y hubiera dejado el uno por ciento a nosotros, este uno por ciento callaría a los cielos. Los ángeles ya no alabarían y las piedras no clamarían más. En lugar de que las piedras llegaran a ser los hijos de Abraham, los hijos de Abraham llegarían a ser las piedras, porque del ciento por ciento, algunos se asirían a ese uno por ciento. Ellos hablarían de la maravilla de su propia obra y dirían: “Pasé por eso de esta manera, o de esta otra manera. ¿Cómo pasó usted por ella? ¿Con qué contribuyó usted?” Todos se gloriarían de su propia obra, y Dios no tendría la posibilidad de obtener la gloria.
¡Gracias, y alabado sea el Señor! Debido a que El quiere toda la gloria, no deja que ni una sola cosa sea hecha por nosotros. Cuando alcancemos los cielos, tendremos que decir que aún somos personas sin esperanza. Somos capaces de llegar allí por causa de la gracia “gratuita”. Esta palabra “gratuita” detendrá todas las súplicas en los cielos y los llenará con acciones de gracias y alabanzas. Habrá acciones de gracias y alabanzas ya que todo ha sido hecho por Dios. Tenemos que ver que ésta es la verdad de la Biblia. La obra del hombre y la gracia de Dios no pueden mezclarse. Una vez que el hombre obra, entra en conflicto con la gloria. Por lo tanto, ya sea que esté en la calle, en mi casa, o en la reunión de la mesa del Señor, puedo decir desde mi corazón: “Dios, te agradezco y te alabo, porque no tengo que hacer nada para mi salvación. Ella viene cien por ciento de Ti. Por lo tanto, ¿qué puedo hacer sino alabarte?” Dios se deleita en la alabanza. La Biblia dice que cierta clase de oraciones son detestables, pero nunca dice así a alguna clase de alabanza. Algunas oraciones son rechazadas por Dios, pero Dios nunca rechaza ninguna alabanza. Dios quiere tener toda la gloria, porque El ha hecho toda la obra.
¿Significa esto que podemos ser descuidados y que ya no necesitamos hacer el bien? Efesios 2:10 explica: “Porque somos Su obra maestra, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Los versículos 8 y 9 nos muestran lo que Dios ha hecho para nosotros objetivamente. Inmediatamente el versículo 10 nos muestra los puntos subjetivos. Dios no nos ha salvado en una manera tonta. Nos ha dado una nueva vida, una nueva naturaleza y un nuevo espíritu dentro de nosotros. El Señor Jesús está viviendo en nosotros por medio del Espíritu Santo y nos ha preparado para toda buena obra. Por favor, recuerde que Dios no ha incluido estas buenas obras en los dos versículos anteriores. No importa cuántas buenas obras haga después de que ha sido salvo. La salvación sigue siendo por gracia. No importa qué tan rápido avance espiritualmente, la salvación es todavía por medio de la gracia gratuita del Señor Jesús. Aun si tiene una obra como la de Pablo, un resultado como el de Pedro, un amor como el de Juan y un sufrimiento como el de Santiago —aún si tiene usted todas estas cuatro cosas— todavía es salvo por medio de la gracia gratuita. En el futuro, aunque su obra demuestre que usted es salvo, nunca es ésta la condición para la salvación. Mi fe no significa mucho. Lo único que tiene significado es recibir la obra de Dios.
El hombre no es salvo por medio de las obras. Nadie puede argumentar en contra de esto. Sin embargo el hombre es muy miserable. Debido a que su corazón está entenebrecido y lleno de pecado, y debido a que su carne es tan perversa y llena de la ley, aunque reconoce la fe, supone que debe agregar también las obras. El hombre no ve que las obras vienen después de que uno es salvo por medio de la fe. La salvación no tiene nada que ver con las obras. No digo que no necesitamos las obras. Ponemos atención a las obras. Pero esto no es la condición para la salvación. La salvación es completamente un problema diferente. No debemos olvidar que la Biblia dice que si sólo ponemos poca atención a las obras, la gracia de Dios es anulada (Gá. 2:21). Ya que es por gracia, debe ser solamente por fe y no por obras.
En Romanos 4:4 y 5 se dice: “Ahora bien, al que obra no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”. Ahora estamos claros. Si un hombre puede ser salvo por medio de las obras, entonces la salvación llega a ser una recompensa. Ya no es sólo por gracia, sino que llega a ser algo que alguien merece. Si es algo que uno merece, entonces ya no es gratuita. En la Biblia la palabra gratuitamente (Ro. 3:24) significa en el lenguaje original, sin motivo. En otras palabras no hay razón para ello. El Señor Jesús dijo en el Evangelio de Juan: “Sin causa me aborrecieron” (15:25). En el lenguaje original, puede significar: “Gratuitamente me odiaron”. El Señor nunca gastó nada para comprar ese odio, pero de todas maneras lo odiaron. No existía razón alguna. Fue gratuito. La gracia de Dios durante esos tres años y medio fue lograda gratuitamente para nosotros.
Somos como el hijo joven mencionado en Lucas 15. Un día vinimos a Dios y dijimos: “Dios, dame la porción de la herencia que me corresponde”. Dios nos dio lo que nos corresponde. Después de que tomamos nuestra herencia, la malgastamos con compañeros malignos. Hoy día, regresamos a la casa del Padre. La túnica que usamos, nuestros anillos, zapatos y el becerro gordo que comemos no es lo que merecemos. Lo que con derecho era nuestro ya ha sido gastado. No merecemos el anillo. No merecemos la túnica. No merecemos comer el becerro gordo, y no merecemos usar los zapatos. Entonces, ¿qué es la gracia? Cuando aquellos que no merecían ser salvos son salvos, esto se convierte en gracia. La gracia es lo que han obtenido aquellos que no debían de obtener nada. Lo que el hijo joven se llevó la primera vez no fue gracia. Eso él ya lo había gastado. Todo lo que recibió la segunda vez fue gracia. Su propia porción fue agotada. Cuando él disfrutó otra comida en su casa, eso no fue lo que él merecía tener sino que fue la gracia del Padre.
Por lo tanto, si uno obra, el asunto del salario entra, y ya no es más gracia. La gracia está en conflicto con lo que uno merece. Entonces, ¿cómo trabaja la fe? Cuando ella no es obra o labor, sino solamente la fe en el Dios que justifica al pecador, esa fe es reconocida como justicia. Esta es la relación entre la fe y la gracia. Si es obra, entonces no es gracia. Si es gracia, entonces solamente hay fe. Creer es aceptar lo que Dios ha hecho. No se trata de cuánto he hecho. Debemos enfatizar que delante de Dios no somos justificados por lo que hayamos hecho. Somos justificados por medio de la fe. Hoy día tenemos la justificación por medio la fe. Por lo tanto, el asunto de la obra ha sido terminado para siempre.
Todos los que me conocen bien, saben que me gusta la salsa soya. No hay ningún problema si no hay muchos platillos en la mesa. Mientras tenga salsa soya, puedo tolerarlo. En una ocasión, alguien que me estaba sirviendo vio que mi salsa soya casi se había acabado. Fue al supermercado y trajo más. Después, la mezcló con la salsa soya buena. Cuando la probé, me di cuenta de que el sabor era diferente. Le pregunté por qué la salsa soya sabía diferente ese día. Investigué con el que servía para ver si había puesto salsa soya de la misma botella. Su respuesta fue afirmativa. Me pregunté si mi gusto había cambiado. No era probable. Entonces le pregunté si la había mezclado con algo más. Tuvo que admitir que lo había hecho. Hoy, el hombre hace la misma cosa con la obra de Dios y Su gracia. Trata de mezclar algo más en ello. Una vez que mezclamos algo de esta manera, la gracia deja de ser gracia. Por esa razón Dios dice que si es por gracia, entonces ya no es más obras (Ro. 11:6). Si es por obras, entonces ya no es más por gracia. Las obras nunca pueden mezclarse con la gracia. Por lo tanto, no debemos decir meramente que la salvación es por fe. Debemos decir que la salvación es únicamente por fe.
Amo Romanos 3:27. Esta palabra se basa en los versículos 25 y 26. Allí habla de cómo el Señor Jesús ha llegado a ser el propiciatorio y cómo Dios ha justificado a aquellos que creen en El. No es injusto que Dios haga esto. Por lo tanto, en el versículo 27 dice: “Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida”. No hay manera de que nos jactemos. No hay más posibilidad de jactancia. La siguiente oración es muy importante. Dice: “Por cuál ley?” Esto significa que no tenemos nada de que jactarnos. ¿De qué manera somos excluídos de la jactancia? ¿Por medio de cuál principio somos excluidos de jactarnos? El versículo 27 continúa: “¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe”. Pablo preguntó cómo un hombre podía ser excluido de la jactancia y cómo la jactancia podía ser removida. El respondió que es por medio del principio de la fe. Si uno está en el principio de la fe, entonces no está en el principio de las obras. Si es por medio del principio de las obras, entonces la jactancia no puede ser excluida. Pero gracias al Señor. Hoy, tenemos el principio de la fe. Por lo tanto, no podemos jactarnos. Solamente podemos alabar.
Filipenses 2:12 dice: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, llevad a cabo vuestra salvación con temor y temblor”. Muchos nos han dicho que Pablo dijo explícitamente, en Filipenses, que tenemos que trabajar nuestra propia salvación. Si vamos a trabajar nuestra salvación, ¿no significa eso que tenemos que hacer algo? Es verdad que el Señor ha hecho la obra, pero el hombre también tiene que hacer algo. Eso es como decir que El suministra el material, nosotros hacemos la obra y con los dos, trabajamos nuestra salvación. Una persona dice esto porque no entiende la palabra de la Biblia. Si vamos a trabajar nuestra salvación, entonces ¿qué ha hecho el Señor Jesús en la cruz? ¿Qué ha logrado en la cruz? Si algo ya ha sido logrado ya no pueden ser cumplido de nuevo. Si usted es un hijo de Dios, no puede llegar a ser un hijo de Dios de nuevo. Sobre la cruz el Señor Jesús claramente dijo: “¡Consumado es!” (Jn. 19:30). La cruz del Señor Jesús ha llevado a cabo la obra de la salvación. Ella ha logrado la obra de la redención. Ya que la obra de la salvación y la redención han sido logradas, no hay más posibilidad de que trabajemos la salvación. Si aún queremos obrar nuestra salvación, debemos primero derribar la obra del Señor en la cruz. Debemos declarar que la obra del Señor Jesús no ha sido cumplida; que la obra del Señor no ha sido terminada, que por eso tenemos que obrar.
Muchas veces, no sabemos lo que significa avergonzar a otros. Pero una vez que lo experimenta, sabrá que es eso. Por ejemplo, aquí está una hermana. Alguien le pide que lave algunos pañuelos. Después de que los lava, los cuelga para que se sequen. Pero otra persona viene y quita los pañuelos. Cuando ella pregunta por qué se hizo eso, se le dice que se quitaron para ser lavados. Esta es una vergüenza abierta a la hermana, porque significa que otra persona no cree que los pañuelos fueron lavados. Eso quiere decir que piensan que la hermana ha mentido. De la misma manera, si nosotros trabajamos nuestra salvación no es una gloria para Cristo sino una vergüenza para El. La Biblia claramente dice que Cristo ha llevado a cabo toda la obra.
Entonces, ¿por qué Filipenses 2:12 dice que tenemos que trabajar en nuestra salvación? La palabra trabajar en el lenguaje original lleva el significado de llevar a cabo. Debemos llevar a cabo nuestra salvación con temor y temblor. ¿Se detuvo aquí la palabra de Pablo? Si se hubiera detenido aquí, no hubiéramos sabido lo que quiso decir. El versículo 13 dice: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad”. Ya que Dios ha operado dentro de usted, ahora usted lo lleva a cabo. Si Dios no ha operado en ella, no tenemos manera de llevarla a cabo. Ya que Dios ha operado en ella, podemos llevarla a cabo. Dios ya nos ha salvado por dentro y nos ha dado vida. Ahora no hay otra manera sino permitirle que se exprese. Dios no quiere que nosotros obremos. El quiere que nosotros lo llevemos a cabo. Por lo tanto, no es asunto de salvación o perdición, vida eterna o muerte eterna. Esto es un asunto de si alguien recibe o no la recompensa después de su salvación. Dios ya ha operado en usted, y causa el querer y el hacer por Su buena voluntad. Por lo tanto, tiene que llevarlo a cabo. Esta es la condición apropiada de un cristiano. En otras palabras, esto es nuestra obra después de la salvación. Si un hombre no ha sido aún salvo, no puede llevar a cabo su salvación. Si un hombre no tiene vida, no puede vivir una vida. Solamente después de que un hombre ha sido salvo él puede llevar a cabo su salvación. Por lo tanto, vemos que no existe tal cosa como ser salvo por medio de las buenas obras.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.