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Lecciones de vida, tomo 4por Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-296-3
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III. LA JUSTIFICACION SUBJETIVA

1) “...así también por un solo acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres” (Ro. 5:18).

Hemos obtenido la justificación objetiva y posicional por la gracia de Dios, mediante la redención en Cristo Jesús, y por nuestra fe. Esto nos da la posición para recibir la vida de Dios así como es declarado en este versículo: “...la justificación de vida”.

A. Por la vida de Dios

1) “Llenos del fruto de justicia, que es por medio de Jesucristo” (Fil. 1:11).

Cuando vivimos por la vida de Dios, la cual recibimos en nuestra justificación posicional, llevamos frutos de justicia por medio del Señor Jesús. Estos frutos son Cristo como nuestra justicia, a quien vivimos por la vida de Dios, para que seamos justificados subjetivamente. Esta justificación, que es de vida, no se obtiene exteriormente sino que se expresa en el vivir interior. Por consiguiente, es subjetiva.

B. Por el Cristo resucitado

1) “El cual [Jesús] fue ... resucitado para nuestra justificación” (Ro. 4:25).

Somos también justificados subjetivamente por el Cristo resucitado. La resurrección de Cristo que se menciona en este versículo no es sólo una comprobación exterior de nuestra justificación objetiva; sino que es también para que Cristo entre en nosotros y sea nuestra vida (Col. 1:27; 3:4), para que lo expresemos en nuestro vivir como nuestra justicia subjetiva y así seamos justificados subjetivamente. Obtenemos la justificación objetiva porque creemos en Cristo y le ganamos como nuestra justicia objetiva; obtenemos la justificación subjetiva porque vivimos por Cristo y le vivimos como nuestra justicia subjetiva. La justificación objetiva hace que tengamos vida; la justificación subjetiva nos hace crecer en vida y ser transformados hacia la madurez.

C. En el nombre del Señor Jesucristo

1) “...habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo” (1 Co. 6:11).

Estar en el nombre del Señor Jesucristo es estar en la persona del Señor Jesucristo, es decir, estar en el Señor Jesucristo mismo. Esto habla de nuestra unión orgánica con el Señor, de participar de Su vida y naturaleza divinas, y de llegar a ser justos subjetivamente. Es decir, esto habla del unirnos a Cristo en Cristo para que seamos hechos la justicia de Dios (2 Co. 5:21b).

D. Por el Espíritu de Dios

1) “Habéis sido justificados ... en el Espíritu de nuestro Dios” (1 Co. 6:11).

Nosotros experimentamos la justificación subjetiva también en el Espíritu de Dios. Cuando fuimos salvos, el Espíritu de Dios entró en nosotros para traernos la vida de Dios a fin de que seamos justificados subjetivamente por Dios en vida. Por lo tanto, obtenemos la justificación subjetiva en vida por la vida de Dios, por el Cristo resucitado, en Su persona, y en el Espíritu de Dios.

IV. EL CICLO CON RESPECTO A LA REDENCION

Los seis pasos de la experiencia desde el perdón hasta la justificación están todos en el aspecto redentor de la plena salvación de Dios. Estos seis pasos constituyen un ciclo perpetuo en la experiencia del creyente en la vida espiritual, hasta la redención de sus cuerpos, esto es, hasta su glorificación. Al mismo tiempo, el arrepentimiento, el cual es la forma de disfrutar la salvación, también acompaña este ciclo según la necesidad de estos seis pasos de la experiencia. Antes de la redención de nuestro cuerpo, es inevitable que caigamos y seamos corrompidos. Siempre que caemos o nos corrompemos necesitamos arrepentirnos para ser nuevamente perdonados, limpiados, propiciados, reconciliados, santificados y justificados a fin de mantener así nuestra comunión con Dios y continuar viviendo delante de Dios. Siempre que cometemos transgresión y otra vez nos corrompemos, tenemos que arrepentirnos una vez más para ser de nuevo perdonados, limpiados, propiciados, reconciliados, santificados y justificados. Esto entonces llega a ser un ciclo de experiencia que se repite una y otra vez en nuestra vida espiritual, para que continuemos en el disfrute de la plena salvación de Dios.


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