Cristo en Su excelenciapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3291-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-3291-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
En la eternidad, Cristo era el Dios infinito y en Él se hallaba oculta toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9). Sin embargo, en la esfera del tiempo, Cristo llegó a ser un hombre finito, el Señor Jesús encarnado. Antes de Su encarnación, Cristo era Dios sin el elemento de humanidad, pero después de Su encarnación, Él no sólo se unió al hombre, sino que también se mezcló con él. Cuando el Señor Jesús vivió en la tierra, Él no sólo era la unión de Dios con el hombre, sino que también era la mezcla de Dios con el hombre. Él ya no era simplemente Dios, sino que también era un Dios-hombre. Este Cristo encarnado era un Dios-hombre y un hombre-Dios. Él era el Dios completo y el hombre perfecto, con una naturaleza divina mezclada con la naturaleza humana, pero sin producir una tercera naturaleza.
Este Dios-hombre, Cristo, vivió en la tierra por treinta y tres años y medio, y murió en la cruz. Mediante Su muerte, efectuó la redención eterna por nosotros. Además, fue por medio de Su muerte, la cual todo lo abarca y todo lo vence, que Él resolvió por completo todos nuestros problemas, entre los cuales se hallan Satanás, el mundo y toda la vieja creación. Después, Él resucitó de los muertos y fue transfigurado de la carne al Espíritu. Pese a que Él sigue siendo el mismo Cristo, el Cristo después de la resurrección difiere al Cristo encarnado, que en ese entonces aún no había pasado por la muerte y la resurrección. El Cristo encarnado estaba en la carne; Él era el Señor Jesús que vivió en la tierra. El Cristo después de la resurrección fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45), el Espíritu todo-inclusivo y omnipresente.
Cuando hablamos del Cristo en la carne, todos entienden correctamente que estamos refiriéndonos al Señor Jesús que vivió en la tierra. El Señor Jesús era Cristo en la carne; los dos conforman una sola persona. Nadie pensaría que el Señor Jesús en la carne y Cristo son dos personas distintas. Sin embargo, debido a la influencia de la teología tradicional, cuando hablamos del Cristo pneumático, son muchos los que tienden a malinterpretar que el Espíritu y Cristo son dos personas distintas.
El señor Kittel, un alemán conocido y experto en la exposición bíblica de la lengua griega, compuso un léxico en el cual define más de cinco mil seiscientas palabras griegas del Nuevo Testamento. En este léxico él escribió que después de Su resurrección, Cristo se hizo el Cristo pneumático. La palabra pneumático es un adjetivo que proviene de la palabra griega pneuma, la cual puede traducirse “espíritu”, “aliento” o “viento”. En Juan 3, en la discusión que el Señor sostuvo con Nicodemo sobre la regeneración, el Señor dijo que lo que es nacido del Espíritu, espíritu es, y también dijo que el viento sopla donde quiere. Las palabras traducidas “Espíritu” y “viento” ambas son pneuma. “El Cristo pneumático” se refiere a Cristo como el Espíritu.
Después de la resurrección, Cristo no se mudó de una forma a otra, sino que se transfiguró, o sea, cambió de forma. Esto se asemeja a una semilla que ha sido sembrada en la tierra y que al brotar cambia de apariencia. Al principio, era una semilla pequeña, redonda y de color marrón, pero después de haber brotado y crecido, se convierte en una planta verde, larga y alta. La sustancia sigue siendo la misma, mas la forma es distinta.
El Señor Jesús mismo como un grano de trigo fue sembrado en la tierra, murió y después resucitó. En 1 Corintios 15 Pablo habló sobre el cuerpo de resurrección y dijo que lo que se siembra es una clase de cuerpo, pero lo que crece es otra clase de cuerpo. Esto no quiere decir que sean dos entidades distintas; sino que es una misma entidad que ha cambiado de forma. En este mismo capítulo, Pablo dijo que el postrer Adán fue hecho Espíritu vivificante. El postrer Adán era el grano de trigo, y el Espíritu vivificante era un brote verde de trigo. Después de que este grano de trigo resucitó, se convirtió en una espiga verde de trigo; y es de esta manera que el suministro de vida fluyó de la semilla, llevando así fruto a treinta, sesenta y ciento por uno.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.