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Mensajes para creyentes nuevos: Sacerdocio, El #23por Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0125-1
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 1 Sección 3 de 7

E. El sacerdocio se convirtió
en el privilegio de una sola familia

Desde ese día, el reino de sacerdotes vino a ser la tribu de sacerdotes. La extensión del sacerdocio se redujo, de un reino de sacerdotes a una casa de sacerdotes. El sacerdocio se limitó a una familia en lugar de una nación. El pueblo de Dios y los sacerdotes de Dios eran una sola cosa en la tribu de Leví; es decir, Su pueblo era Su sacerdocio. Las otras once tribus eran solamente el pueblo de Dios; ya no eran los sacerdotes de Dios. Esto fue un problema muy serio. Es un asunto delicado que una persona sea creyente, parte del pueblo de Dios, sin ser sacerdote.

III. EL SACERDOCIO SE CARACTERIZA
POR SER UNA CLASE MEDIADORA

Desde Exodo hasta los días del Señor Jesús, ninguna tribu pudo ejercer el oficio de sacerdote salvo la tribu de Leví. Ningún miembro del pueblo podía ofrecer sacrificios a Dios. Los sacrificios tuvieron que ser hechos por medio de los sacerdotes. Ni siquiera podían acercarse a Dios para confesar sus pecados; los tenían que confesar por medio de los sacerdotes. No se podían separar del mundo solos, pues no tenían la autoridad de tocar el aceite de la unción. Solamente los sacerdotes podían ungir y santificar a una persona. Los sacerdotes ejercían todos los servicios espirituales por ellos.

Para los israelitas en el Antiguo Testamento, Dios estaba muy lejos de ellos. Nadie podía tener contacto con El. En el Antiguo Testamento vemos el desarrollo del sacerdocio, o la formación de una clase mediadora. El hombre no podía acudir a Dios directamente. El pueblo de Dios tenía que valerse de los sacerdotes para acercarse a Dios y para tener comunión con El. Dios se acercaba al hombre mediante los sacerdotes, y el hombre, a su vez, sólo acudía a Dios por mediación de ellos. Entre Dios y el hombre había una clase mediadora. El hombre no podía ir directamente a Dios, y Dios tampoco podía venir directamente al hombre.

Esta clase no se hallaba en el plan original de Dios. La intención inicial de Dios era acercarse a Su pueblo directamente, y que Su pueblo también acudiera a El directamente. Pero ahora había tres partidos. El pueblo tenía que acudir a Dios por intermedio de los sacerdotes, y Dios tenía que acercarse a Su pueblo por el mismo medio. Dios y el hombre ya no podían tener comunión directamente; todo era indirecto.

IV. EL CAMBIO EN EL SACERDOCIO

Por unos mil quinientos años, desde Moisés hasta Cristo, el pueblo de Dios no pudo acercarse a Dios directamente. Sólo una familia había sido escogida para que ejerciera el sacerdocio. El individuo tenía que pertenecer a esta casta para acudir a Dios; si se acercaba a Dios directamente, podía morir. Durante ese período, el ministerio de los sacerdotes se convirtió en un oficio poderoso. El hombre no podía ir a Dios directamente, pues necesitaba la intercesión de los sacerdotes. ¡Qué noble era el ministerio sacerdotal! No era posible que el hombre se acercara a Dios sin los sacerdotes. Pero cuando se inició la era del Nuevo Testamento, descubrimos que la salvación y la redención se extienden a todos los hombres. Ahora oímos: “Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2:5).

A. Todo hombre redimido es un sacerdote
en la era del Nuevo Testamento

En 1 Pedro 2:4-7 Pedro nos dice que Cristo es el fundamento de la iglesia. El fue la piedra que los edificadores desecharon y que llegó a ser la piedra angular. Nosotros somos ahora piedras vivas y estamos unidos y edificados para conformar una casa espiritual. También somos un sacerdocio santo para Dios. Es como si una voz desde el cielo anunciase: “¡Todos los salvos son ahora sacerdotes de Dios! ¡Todas las piedras vivas, aquellos que son parte de la casa espiritual, ahora son sacerdotes de Dios!”

B. La iglesia recupera el sacerdocio universal

En ese entonces Dios restauró una promesa que había sido puesta a un lado durante mil quinientos años. Lo que los israelitas perdieron, lo recuperó la iglesia. Israel había perdido el sacerdocio universal. Pero en la era del Nuevo Testamento, es como si estallaran voces desde el cielo con la promesa de que el sacerdocio universal está de nuevo entre los hombres. Todos los salvos son llamados a ser sacerdotes.


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