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Visión que nos rige y nos regula según se halla en la Biblia, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4973-4
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LA BIBLIA ENTERA ESTÁ RELACIONADA
CON LA ECONOMÍA DE DIOS

La Biblia consta de dos grandes secciones: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento incluye tipos y profecías, los cuales están relacionados con la economía de Dios. Los tipos son cuadros descriptivos de la economía de Dios; las profecías se refieren a la economía de Dios que estaba por venir, es decir, a la economía neotestamentaria. Así como no podemos separar ninguno de estos tipos del Antiguo Testamento de la economía de Dios, mucho menos podemos separar las profecías de dicha economía. El Nuevo Testamento es el cumplimiento de todos los tipos y profecías del Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento la economía de Dios se cumple y se lleva a cabo. Cada libro, cada capítulo y cada versículo de los veintisiete libros del Nuevo Testamento, de Mateo a Apocalipsis, tienen que ver con la economía de Dios. Ésta es la revelación neotestamentaria que también es llamada la enseñanza de los apóstoles (Hch. 2:42). La palabra apóstoles aquí no se refiere a todos los apóstoles, sino de manera específica a los pocos escritores del Nuevo Testamento cuyos escritos constituyen la enseñanza de los apóstoles.

La enseñanza de los apóstoles de la que hablamos hoy no es nuestra propia enseñanza, sino todo el Nuevo Testamento escrito por los apóstoles. Los principales componentes del Nuevo Testamento son los escritos de Juan, Pablo y Pedro; además de éstos, tenemos los escritos de Mateo, Marcos, Lucas, Jacobo y Judas. Mateo era uno de los doce apóstoles. El Evangelio de Marcos también puede ser llamado “el Evangelio de Pedro”, porque lo que Marcos aprendió lo recibió de Pedro (cfr. 1 P. 5:13). Lo que él escribió provenía de Pedro y pertenecía a éste. Lucas, quien era un médico que asistía a Pablo (cfr. Col. 4:14), escribió el Evangelio de Lucas basado en lo que vio a través de Pablo; por lo tanto, el Evangelio de Lucas también podría llamarse “el Evangelio de Pablo”. Lucas también escribió el libro de Hechos. Los escritos de Lucas podrían considerarse como pertenecientes a Pablo. Pablo escribió todas las catorce epístolas de Romanos a Hebreos. Después de Hebreos, tenemos la Epístola de Jacobo. Debido a la falta de una clara visión en cuanto a la economía neotestamentaria de Dios, Jacobo hizo un indebido hincapié en la perfección cristiana práctica e individual. Lo que él escribió puede considerarse como un trasfondo que contrasta con lo demás. Las epístolas de Pedro vienen después de la Epístola de Jacobo, y las epístolas de Juan vienen después de las epístolas de Pedro. Después de esto, tenemos la Epístola de Judas con un solo capítulo, que en contenido es muy similar a lo que Pedro escribió. Después de Judas viene Apocalipsis, un libro escrito por Juan y es el último libro del Nuevo Testamento. Así que, en realidad, la enseñanza de los apóstoles principalmente consiste de los escritos de Juan, Pablo y Pedro. La enseñanza de los apóstoles halla su conclusión en Apocalipsis. Es por ello que al final del Apocalipsis, Juan dice que no se puede añadir nada a las palabras del libro y que tampoco se puede quitar nada de las palabras de este libro (22:18-19). No se debe añadir ni quitar nada. Es así como concluye la revelación neotestamentaria. Ésta es la revelación del Nuevo Testamento y también la enseñanza de los apóstoles.

La revelación neotestamentaria, la enseñanza de los apóstoles, tiene que ver con la economía de Dios. Basándonos en 1 Timoteo 1:3-4, podemos afirmar que la economía de Dios es el término general que se usa para denotar la revelación neotestamentaria de Dios. Pablo dijo que había dejado a Timoteo en Éfeso para que mandara a algunos que no enseñaran cosas diferentes. Según el contexto, las enseñanzas diferentes son enseñanzas que no siguen la línea de la economía de Dios. Lo que algunos enseñaban, aunque en cierto modo se basaba en la revelación neotestamentaria, eran genealogías y la ley. Tales cosas eran diferentes de la economía de Dios que se funda en la fe. Ellos no debieron haber enseñado cosas que estaban fuera de la economía de Dios. Esto nos muestra que la economía de Dios es la revelación neotestamentaria, la enseñanza de los apóstoles. Dicha enseñanza es única y singular, y es perfecta y completa. No se le puede añadir nada ni se le debe quitar nada. Hoy en día debemos enseñar en la iglesia solamente lo que es conforme a la revelación neotestamentaria, la cual es la enseñanza de los apóstoles. Todo lo que sea menos que esto es insuficiente, y todo lo que vaya más allá de esto es la enseñanza del hombre, no las palabras de la economía de Dios.

Les repito una vez más: el Antiguo Testamento habla por medio de tipos y profecías de las cosas que estaban por venir en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento es una revelación compuesta del hablar de los apóstoles. Entre los apóstoles, Juan habló muchísimo, y lo que habló puede considerarse el principio y la conclusión; Pablo habló aún más que éste, y su hablar puede considerarse el centro y la estructura; Pedro también habló, añadiendo algo a modo de suplemento. Ésta es la revelación neotestamentaria que nos da a conocer la enseñanza de los apóstoles y que se compone de palabras en cuanto a la economía de Dios. Sin importar de qué hablemos hoy —sea cual sea el tema— ello debe provenir de la enseñanza de los apóstoles y debe estar relacionado con la economía de Dios. Empezando con el hermano Nee hasta el día de hoy, hemos abarcado a fondo el tema de la economía de Dios de manera íntegra y completa. Hemos estudiado cada versículo y hemos tratado cada uno de los asuntos desde Mateo 1:1 hasta Apocalipsis 22:21. Damos gracias a Dios que, bajo Su gracia soberana, todas estas cosas han sido impresas.

Las palabras que fueron dadas por medio del ministerio del hermano Nee fueron muy ricas, pero según mi entendimiento, muchas de las notas de lo que él habló no se imprimieron en libros. Por esta razón, siento un profundo pesar. Cuando estuve con él en la China continental, tuvimos mucha comunión, y todo ello tenía que ver con la revelación hallada en la Palabra santa. Por lo tanto, sé muy bien cuál era el conocimiento que tenía el hermano Nee de la Biblia. En aquella época, él usó el término plan en vez de economía. Él claramente me mostró el plan eterno, la economía eterna, de Dios hallada en la Biblia.

El hermano Nee ciertamente tenía una perspectiva única de la Biblia. Doy gracias al Señor por haberme puesto a su lado por dieciocho años a fin de que aprendiera tanto de él. Cada vez que lo escuchaba hablar, la luz venía a mí y mi entendimiento era abierto. Por ejemplo, al final de 1933, cuando recién empezaba a participar en la obra del Señor, el hermano Nee decidió llevar a cabo una conferencia en enero del siguiente año sobre Cristo como la centralidad y universalidad de Dios, es decir, acerca del hecho de que Cristo es el todo y en todos, Aquel que es todo-inclusivo. Una tarde cuando fui a su casa, me preguntó dónde iba en mi lectura de la Palabra. Le dije que estaba leyendo Hechos y Colosenses. Me dijo: “¡Muy bien! Esos dos libros están relacionados”. Cuando le oí decir esto quedé perplejo porque no podía ver cómo estos dos libros estaban relacionados. El hermano Nee me explicó que Hechos nos muestra cómo Jesús ascendió a los cielos y Dios lo hizo Cristo (2:36). Sin embargo, Hechos sólo nos presenta un esbozo de esto; Pablo nos explica los detalles. Entre las catorce epístolas de Pablo, sólo un libro muy breve, el libro de Colosenses, se ocupa específicamente del tema de la plenitud de Cristo, Sus riquezas y lo todo-inclusivo que Él es. Así pues, vemos que Colosenses está relacionado con Hechos. Las palabras del hermano Nee ese día verdaderamente me abrieron los ojos. Hoy los cristianos tal vez sepan que Hechos 2 nos habla de la muerte y la resurrección de Jesús y de que Dios lo hizo Cristo, pero no tienen un entendimiento de lo todo-inclusivo que Cristo es, lo cual se revela en las epístolas de Pablo.

Dios nos dio todas estas preciosas revelaciones de la Palabra, pero lamentablemente, no fueron impresas en libros en la época del hermano Nee. En consecuencia, en 1974 empecé a tener la carga de estudiar toda la Biblia a modo de estudio-vida. Empezamos a abarcar el Nuevo Testamento en dos grandes entrenamientos anuales y, al mismo tiempo, el Antiguo Testamento durante la semana. En verdad adoro al Señor porque hoy sólo nos faltan tres libros por abarcar: Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los cantares. De hecho, el hermano Nee ya abarcó Cantar de los cantares en un estudio detallado. Además, en 1972 en los Estados Unidos, yo abarqué la vida y la edificación según se ve en Cantar de los cantares. Sin embargo, hasta ahora no he tocado los libros de Proverbios y Eclesiastés. En el Entrenamiento de verano de este año, descubriremos que estos dos libros son completamente diferentes de nuestro entendimiento natural. Gracias al Señor, ahora tenemos un juego completo de estudios-vida, de Génesis a Apocalipsis, con una penetrante explicación de la economía de Dios.

El año pasado el Señor nos guió a que comenzáramos el estudio de cristalización de la Biblia, un estudio que nos lleva aún más profundo que el estudio-vida de la Biblia. Recientemente, he estado llevando a cabo el estudio de cristalización de Romanos cada miércoles por la noche. El estudio-vida nos abre toda la Biblia de un modo general, pero aún nos hace falta conocer las profundidades, los cristales, de las Santas Escrituras. Aunque ya estamos familiarizados con el libro de Romanos y yo lo he explicado varias veces, aún hay muchas cosas escondidas que son la esencia intrínseca de la revelación divina. Por medio de este estudio de cristalización, el Señor podrá revelarnos la esencia intrínseca de la revelación divina, punto por punto.


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