Caos Satánico en la vieja creación y la economía divina para la nueva creación, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-667-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El Cuerpo de Cristo es edificado por todos los miembros del Cuerpo, perfeccionados en las iglesias locales (Ef. 4:12). Ahora que somos regenerados, necesitamos ser perfeccionados para poder ser renovados, santificados y transformados.
El Cuerpo es edificado por todos los miembros. Algunos de estos miembros son las coyunturas del rico suministro de Cristo (Ef. 4:16). Estos son los miembros dotados.
El Cuerpo también es edificado por los miembros del Cuerpo que operan en su propia medida (Ef. 4:16). Las personas dotadas son cierta clase de miembros, y los miembros en sí son otra clase. Si no somos personas dotadas, somos miembros que debemos operar según nuestra medida para la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo.
El Cuerpo de Cristo es edificado con las inescrutables riquezas de Cristo (Ef. 3:8-10).
La edificación orgánica del Cuerpo de Cristo se lleva a cabo con las inescrutables riquezas de Cristo por el dispensar divino (Ef. 3:2). Mientras hablamos de Cristo, algo se mueve en nosotros, y este mover es el dispensar. Podemos poner la electricidad como ejemplo. Cuando los aparatos eléctricos operan, se debe a que la electricidad se está moviendo en ellos. El movimiento de la electricidad, la corriente eléctrica, es el dispensar de la electricidad. Nosotros también tenemos una corriente divina, el mover del Espíritu. Cuando no ejercemos nuestra función, se detiene en nosotros la corriente divina, el mover del Espíritu. Entonces no hay dispensar de la electricidad divina, ni hay dispensar alguno del Espíritu. Cuando no hablamos de Cristo, estamos deteniendo el mover del Espíritu Santo. Cuando nos levantamos para hablar por el Señor, tenemos el mover del Espíritu dentro de nosotros, y ese mover es el dispensar.
Este dispensar divino trae como resultado nuestro crecimiento en vida. Si asistimos a una reunión y no ejercemos nuestra función, tal vez nos sintamos insatisfechos y vacíos después. Pero si ejercitamos nuestro espíritu para ejercer nuestra función en la reunión, estaremos llenos del Señor. Nosotros crecemos con el mover del Espíritu en nosotros, y este mover es el dispensar del suministro divino.
A fin de practicar la vida de iglesia en la economía de Dios, tenemos que reunirnos como la iglesia local apropiada (Hch. 8:1; 13:1; Ap. 1:11). Los cristianos no son como las mariposas. Las mariposas son muy independientes y muy hermosas. Nosotros los cristianos somos como las abejas y como las ovejas. A las abejas les gusta mantenerse en grupo. Cuando se mueven, se mueven juntas. También a las ovejas les gusta mantenerse juntas, como rebaño. Cuando siguen a su pastor, lo hacen en una forma apropiada y ordenada. El Señor Jesús nos llamó la manada pequeña (Lc. 12:32). Pedro exhortó a los ancianos a que pastorearan la grey de Dios (1 P. 5:2). Pablo también exhortó a los ancianos de Efeso a que pastorearan la iglesia de Dios (Hch. 20:28). Nosotros, como rebaño de Dios, tenemos que aprender a reunirnos con regularidad. Los cristianos son un pueblo que se reúne.
Nosotros debemos reunirnos como la iglesia local adecuada sobre el terreno genuino de la unidad del Cuerpo (Ef. 4:3-4; Jn. 17:21-23).
Nos reunimos sobre el terreno de la iglesia como expresión local del Cuerpo universal de Cristo. Cristo no tiene muchos cuerpos. El solamente tiene uno, pero este Cuerpo se expresa en muchas localidades. Las iglesias locales, las cuales están basadas en el terreno de la unidad, son las expresiones locales del Cuerpo universal de Cristo.
Una iglesia local apropiada es un candelero local de oro (Ap. 1:12, 20b). El oro representa la naturaleza divina. Esto muestra que las iglesias como candeleros de oro, están constituidas de la naturaleza divina.
La verdad es el Dios Triuno, del cual Cristo es el centro y la circunferencia a fin de que la iglesia como Cuerpo de Cristo, como organismo del Dios Triuno, sea producida. La iglesia es la columna que sostiene la verdad y es el fundamento que sustenta dicha verdad. En nuestra vida diaria debemos vivir a Cristo. En nuestras reuniones debemos exhibir a Cristo. Cristo debe ser nuestro todo para que el Cuerpo le exprese a El como organismo del Dios Triuno. Esta es nuestra verdad.
Fuera del recobro del Señor no se oye esta verdad. Es posible que algunos hablen de la vida matrimonial y familiar. Tal vez otros hablen del evangelio en una forma fundamental, diciéndoles a las personas que ellas son pecadoras y que Dios las ama, que Cristo murió por ellas, y que si creen en El, serán perdonadas e irán al cielo. Entonces pasan a decirles que después de ser salvas, deben comportarse rectamente para glorificar al Padre. Pero ¿quién habla de la iglesia como columna y fundamento de la verdad? Según la revelación divina, la verdad es el Dios Triuno, quien tiene a Cristo el Hijo como incorporación y como la centralidad y universalidad de Su economía divina para tener una iglesia que le exprese y sea Su organismo.
En 1 Timoteo 3:15-16a dice: “Pero si tardo, escribo para que sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad”. La verdad es el gran misterio de la piedad, el cual es la manifestación de Dios en la carne.
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