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Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los Salmospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6426-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 14 Sección 1 de 5

CAPÍTULO ONCE

EL REINO DEL CRISTO SUFRIENTE
SOBRE TODA LA TIERRA

Salmos 69—72

Lectura bíblica: Sal. 69:9, 35-36; 72:6-11, 15-19

El salmo 72 es el último salmo del Libro Dos, y termina con estas palabras: “Bendito sea Jehová Dios, el Dios de Israel, / el único que hace maravillas. / Bendito sea Su nombre glorioso para siempre; / y que Su gloria llene toda la tierra. / Amén y amén” (vs. 18-19). El salmo 41 concluye el primer libro de Salmos, y el último versículo de este salmo dice: “¡Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, / ¡desde la eternidad hasta la eternidad! / ¡Amén y amén!”. Al comparar estos versículos con los que concluyen el Libro Uno y el Libro Dos, notamos una mejora. La conclusión del Libro Uno no es tan definida ni tan enfática como la del Libro Dos. En el Libro Dos se añade algo. Además de decir solamente: “Bendito sea Jehová Dios, el Dios de Israel”, se añade: “El único que hace maravillas. / Bendito sea Su nombre glorioso para siempre”. Después de esto, el salmista dice algo relacionado con la tierra. En el salmo 8 leímos: “Oh Jehová, Señor nuestro, / ¡cuán excelente es Tu nombre / en toda la tierra!” (v. 1). El salmo 8 no se cumple en el Libro Uno, sino en el Libro Dos. Por esta razón, al final del Libro Dos, el salmista exclama: “Que Su gloria llene toda la tierra. Amén y amén”.

¿Notan la mejora? En el Libro Uno tenemos principalmente a Cristo con la casa y se alude brevemente a la ciudad, mas eso es todo. Pero cuando llegamos al segundo libro, tenemos los salmos 46, 47, 48 y 68, en los cuales llegamos al punto culminante de la ciudad y vemos que la ciudad es para toda la tierra. Por lo tanto, en la conclusión del Libro Dos, encontramos una mejora bastante significativa.

Cuando llegamos al final del salmo 68, todo ha sido consumado. Cristo ha ascendido a lo alto, ha recibido todos los dones para la edificación de la casa de Dios, y la casa ha sido edificada y agrandada hasta convertirse en la ciudad con miras al recobro de toda la tierra. Podría parecernos que después de esto no necesitamos más salmos. Sin embargo, debemos conocer el estilo con que fue escrito el libro de Salmos. En los salmos siempre se abarcan ciertos asuntos, luego éstos se repiten y un poco más adelante se añade algo más. Así, se menciona algo en el Libro Uno, y luego algo más en el Libro Dos, hasta que llegamos al salmo 68, la cumbre de todas las cumbres. Pero después del salmo 68, se vuelve a repetir algo y se añade algo más.

CRISTO ES EXPRESADO EN SU SUFRIMIENTO

En los salmos del 69 al 71 principalmente vemos los padecimientos de Cristo y cómo Él se comporta y se expresa en todos Sus sufrimientos. Comparemos Sus padecimientos mencionados en el salmo 69 con las referencias del Nuevo Testamento que hablan del cumplimiento de ellos: (1) Él fue aborrecido por muchos sin causa alguna, Salmos 69:4; cfr. Jn. 15:25. (2) Fue vituperado a causa de Dios, Salmos 69:7, 9; cfr. Ro. 15:3. (3) Fue consumido por el celo de la casa de Dios, Salmos 69:9; cfr. Jn. 2:17. Mientras Cristo sufría, el celo de la casa de Dios lo consumía. No obstante, Su sufrimiento no hizo que Él se olvidara de la casa de Dios. Él estaba cien por cien a favor de la casa de Dios, puesto que vino a la tierra con el solo propósito de edificar la casa. (4) Él sufrió mucho, y nadie se compadeció de Él, Salmos 69:29, 19-20; cfr. Jn. 16:32. (5) Lloró y le rogó a Dios que lo librase de las aguas de la muerte, Salmos 69:10, 13-17, 1-2; cfr. He. 5:7. (6) Le pidió a Dios que lo pusiera en alto, Salmos 69:29; cfr. Hch. 2:32-33. (7) Le prometió a Dios que lo alabaría, Salmos 69:30-34; cfr. He. 2:12. (8) Le dieron hiel por alimento cuando sufría en la cruz, Salmos 69:21; cfr. Mt. 27:34. (9) Le dieron a beber vinagre cuando padecía sed en la cruz, Salmos 69:21; cfr. Jn. 19:28-30. (10) Fue golpeado y herido por Dios, Salmos 69:26; cfr. Is. 53:10. Él no sólo fue perseguido y crucificado por los hombres, sino que, debido a que sufrió en nuestro lugar, fue golpeado y herido por Dios. (11) Su sufrimiento fue por la salvación de Sion y la edificación de las ciudades del pueblo de Dios, Salmos 69:35-36; cfr. Ef. 5:25b. Su sufrimiento fue por la casa de Dios, por la iglesia local, por todo el pueblo de Dios. En otras palabras, Él sufrió para que el pueblo de Dios pudiese tener una morada en la tierra. (12) El campamento del que lo traicionó quedará desolado, Salmos 69:25; cfr. Hch. 1:20.

En el salmo 70, de manera breve, el Espíritu del Cristo sufriente expresa Su deseo en las palabras del santo sufriente, y en el salmo 71 vemos una vez más que Cristo en Su sufrimiento se expresa en las palabras del santo sufriente.


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