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Mensajes para creyentes nuevos: Madrugar #12por Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0100-8
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MADRUGAR

Lectura bíblica: Cnt. 7:12; Sal. 57:8-9; 63:1; 78:34; 90:14; 108:2-3; Ex. 16:21

I. EL MEJOR MOMENTO DEL DIA ES LA AURORA

¿A qué hora se deben levantar los creyentes todos los días?

Una vez una hermana dijo esto: “Es fácil conocer el amor que una persona tiene por el Señor Jesús cuando escoge entre El y dormir un poco más. ¿A quién ama usted más, al Señor o a su cama? Cuando uno ama al Señor se levanta temprano, de lo contrario se queda durmiendo hasta tarde”. Aunque estas palabras fueron dichas hace más de treinta años, aún continúan vigentes. Una persona debe escoger entre su amor por dormir hasta tarde y su amor por el Señor. Cuanto más ame al Señor, más madrugará.

Un cristiano debe madrugar porque la aurora es el mejor momento para reunirse con el Señor. Los únicos que están exentos son aquellos que están enfermos, a quienes, por problemas de salud se les ha mandado reposar. Debemos tener en cuenta también que muchos achaques se convierten en enfermedades porque uno se ama demasiado a sí mismo. Debemos ser equilibrados en todo. El que está enfermo debe dormir más; pero el que goza de buena salud debe madrugar, porque la aurora es el mejor tiempo para tener comunión y encontrarse con el Señor. Debemos recordar que el maná se recogía antes de que saliera el sol (Ex. 16:14-21). Cualquiera que desee comer el alimento de Dios y recibir comunión, edificación y suministro espiritual debe madrugar, porque una vez que el sol calienta, el maná se derrite. Es en la madrugada cuando Dios suministra a Sus hijos el alimento espiritual y la comunión santa. El que se levanta tarde, no recoge nada. Muchos hijos de Dios están enfermos, no porque tengan problemas espirituales, sino porque se levantan demasiado tarde. Debido a esto, y a pesar de que por muchos años han sido cristianos consagrados en su celo y amor, no pueden vivir una vida cristiana normal. No piense que madrugar no tiene nada que ver con la espiritualidad. Yo no conozco a nadie que sepa orar y tenga una íntima comunión con Dios, que se levante tarde. Por lo general, todos aquellos que conocen a Dios madrugan a tener comunión con El.

En Proverbios 26:14 dice: “Como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama”. Aquí dice que el perezoso en su cama es como la puerta que gira sobre sus quicios. El perezoso se vuelve en su cama sin poder dejarla. Se vuelve a un lado de su cama; luego se vuelve al otro lado de su cama. No importa para qué lado se vuelve, continúa en la cama. Muchas personas no pueden separarse de su cama. A ellas les encanta su cama mientras se vuelven de un lado a otro. Cuando se vuelven a la izquierda, están en la cama; cuando se vuelven a la derecha, aún están en la cama. Les encanta dormir y no pueden separarse de la cama. Muchas personas quieren dormir otro rato más; no pueden levantarse de la cama. Si uno desea aprender a servir a Dios y ser un buen cristiano, tiene que madrugar todos los días.

Aquellos que madrugan recogen mucho beneficio espiritual. La comunión con el Señor, la lectura de la Biblia y la oración que uno hace a cualquier otra hora del día, no puede compararse con la que se hace en el alba, pues éste es el mejor momento del día para estar en la presencia del Señor. Algunos cristianos se levantan muy tarde, desperdician todo el día en otros asuntos, y sólo a la hora de acostarse se arrodillan a leer la Biblia y a orar. Por eso, no es de extrañar que para ellos la lectura bíblica, la oración y la comunión con el Señor sean tan ineficaces. Desde el momento mismo que creemos en el Señor Jesús, debemos apartar un tiempo muy temprano en la mañana para contactar a Dios y tener comunión con El.

II. EJEMPLOS DE SIERVOS QUE MADRUGABAN

En la Biblia encontramos ejemplos de siervos de Dios que madrugaban. He aquí algunos de ellos:

1. Abraham (Gn. 19:27; 21:14; 22:3)

2. Jacob (Gn. 28:18)

3. Moisés (Ex. 8:20; 9:13; 24:4; 34:4)

4. José (Jos. 3:1; 6:12; 7:16; 8:10)

5. Gedeón (Jue. 6:38)

6. Ana (1 S. 1:19)

7. Samuel (1 S. 15:12)

8. David (1 S. 17:20)

9. Job (Job 1:5)

10. María (Lc. 24:22; Mr. 16:9; Jn. 20)

11. Los apóstoles (Hch. 5:21)

En todos estos casos vemos que los siervos de Dios solían hablar con Dios y tener comunión con El en la madrugada. Ellos se levantaban al alba para laborar en los negocios de Dios y para consagrarse. Aunque madrugar no es un mandamiento bíblico, hay suficientes ejemplos que nos muestran que todo siervo de Dios lo hace. Incluso el Señor Jesús madrugaba. “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Mr. 1:35). Cuando escogió a los doce apóstoles, lo hizo temprano en la mañana (Lc. 6:13). Si el Señor se levantaba temprano para hacer todo esto, ¿cómo no vamos a hacerlo nosotros?

Si queremos seguir al Señor, no debemos pensar que no hace ninguna diferencia si nos levantamos una hora más temprano o más tarde. Un intervalo de una hora produce un resultado diferente, porque la lectura bíblica y la oración se vuelven ineficaces, aunque dediquemos el mismo lapso en ellas. Cuando uno madruga recibe grandes bendiciones; por eso deseamos que el recién convertido las disfrute desde el mismo comienzo de su vida cristiana. A un hermano le preguntaron por lo menos cincuenta veces en los primeros años de su vida cristiana: “¿A qué hora se levantó hoy?” En realidad, madrugar es una bendición, y aquellos que han aprendido a hacerlo, saben lo que significa. Cuando nos levantamos tarde, nos empobrecemos espiritualmente y perdemos muchas bendiciones.

Hay muchos ejemplos en la Biblia de siervos de Dios que madrugaban. Otros siervos de Dios, como George Müller, Juan Wesley y muchos otros que no aparecen en ella también madrugaban. Podemos decir que todos aquellos a quienes conocemos en persona, o por medio de sus libros, y que han sido útiles en las manos de Dios, dieron mucha importancia al asunto de madrugar. Ellos le llamaban “devocional matutino”, lo cual indica que lo hacían de madrugada. Todo siervo de Dios debe practicar esto. Esta es una buena costumbre y nosotros los cristianos debemos cultivarla. La iglesia ha practicado el devocional matutino por muchos años. Este término no se encuentra en la Biblia, y posiblemente le podríamos llamar de otra manera. No importa qué nombre se le dé, lo importante es encontrarse con Dios de madrugada.


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