Expresión práctica de la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-905-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En el capítulo anterior vimos el propósito de Dios, y ahora veremos la expresión de Cristo. Dios planeó la iglesia con el propósito de expresar a Cristo; por tanto, la iglesia es la expresión de Cristo. Pero, ¿cómo puede la iglesia ser esto? ¿De qué manera puede la iglesia expresar a Cristo? La única manera es que la iglesia sea el Cuerpo de Cristo.
Si uno se analiza, se dará cuenta de que el cuerpo de uno es su expresión. Sin él no podemos expresarnos. Del mismo modo, Cristo no podría expresarse mediante la iglesia a menos que ella sea Su cuerpo. Al decir que el cuerpo es la expresión, necesitamos darnos cuenta de que el cuerpo siempre es uno con la cabeza en vida y en naturaleza. Nuestro cuerpo tiene la misma vida y la misma naturaleza que nuestra cabeza. Esto nos dice que la iglesia y Cristo son uno en vida y en naturaleza. En otras palabras, según este criterio, Cristo es la iglesia. El no sólo es la Cabeza, sino también el Cuerpo, porque la vida del Cuerpo es Cristo y la naturaleza del Cuerpo es Cristo. El Cuerpo es Cristo, y Cristo es el Cuerpo.
En la Biblia hay un tipo excelente de Cristo y la iglesia. Me refiero a Adán y Eva. Hablando con propiedad, Dios no creó un hombre y una mujer; solamente creó a un hombre. Entonces, ¿cómo llegó a existir la mujer? La esposa era simplemente parte del esposo. Dios hizo que Adán se durmiera, y al abrir su costado tomó una de sus costillas. Esta era parte de Adán, y esta parte vino a ser su esposa.
Entonces, ¿qué es Eva? Eva es parte de Adán. Por eso, es correcto decir que Adán es Eva, porque ella es parte de él. Sabemos, según Efesios 5, que esto es un tipo. Cristo es el postrer Adán, y Dios hizo que durmiera en la cruz. Su costado fue abierto y de allí salió sangre y agua (Jn. 19:34). La sangre representa la redención, y el agua la vida. Ambas son necesarias para producir la Eva espiritual, la novia espiritual, que es la iglesia.
Necesitamos esta revelación y esta visión para comprender lo que es la iglesia. Ella es el complemento de Cristo; es parte de Cristo, pues procede de El. Ella salió de Cristo, fue producida de El, y es parte Suya. El Cuerpo no puede separarse de la Cabeza. Una persona completa tiene tanto cabeza como cuerpo.
Hoy la iglesia es el Cuerpo de Cristo, el cual fue producido de Cristo y es parte de El. Por eso Efesios 1:22-23 dice que la iglesia es el Cuerpo, y que el Cuerpo es la plenitud de Cristo. Cristo es Aquel que todo lo llena en todo. El es universalmente grande, y como tal necesita un Cuerpo que sea Su plenitud, Su expresión.
En Efesios 1:23 tenemos “la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. Esto se refiere a la plenitud de Cristo. Luego en Efesios 3:8 vemos “las inescrutables riquezas de Cristo”. ¿Cuál es la diferencia entre la plenitud de Cristo y Sus riquezas? No es difícil comprender el significado de las riquezas de Cristo. Deben ser todo lo que Cristo es. Por ser Dios, El es el Padre, el Hijo, el Espíritu, el Señor, el Cristo y mucho más. Como hombre, es el Apóstol, el Maestro, el Líder, etc. Él es, verdaderamente, mucho más que todas estas cosas. Además, El es la luz, la vida, el aire, el agua, el alimento, el vestido y el refugio. Para nosotros, El es todo esto y más. Las riquezas de Cristo son inagotables.
Entonces, ¿qué es la plenitud? La plenitud es el producto de disfrutar todas las riquezas de Cristo. Cuando hemos disfrutado y asimilado todas las riquezas de Cristo, tenemos un resultado, el cual es la plenitud de Cristo.
Muchas veces uso como ejemplo las riquezas de los Estados Unidos para mostrar esto: la leche, las vacas, los huevos, las gallinas, los melocotones, las ciruelas y muchas otras cosas son las riquezas de este país. El resultado de disfrutar estas riquezas es la plenitud.
Tomemos el caso de hombres de gran tamaño físico. En cierto sentido ellos no son las riquezas de los Estados Unidos, sino la plenitud de ellas. ¿Cómo llegaron a ese tamaño? Por haber ingerido tantas gallinas, vacas, leche, huevos y demás alimentos estadounidenses.
Ustedes los estadounidenses son la plenitud de las riquezas de su país. Si no se hubiesen alimentado de las riquezas que contienen los alimentos estadounidenses, serían pequeños. Pero como están llenos de ellas, han llegado a ser la plenitud de los Estados Unidos. La plenitud es el producto de haber disfrutado las riquezas. Cuanto más disfrutemos de las riquezas de este país, más llegaremos a ser su plenitud.
Entonces, ¿qué es la iglesia? Es la plenitud de Cristo. Esto significa que la iglesia es el resultado de disfrutar las riquezas de Cristo. Todos debemos disfrutar a Cristo. Esta es la razón por la cual aborrecemos las enseñanzas y las doctrinas muertas, y preferimos disfrutar a Cristo orando-leyendo la Palabra. Si sólo conocemos las enseñanzas y las doctrinas, es como si nos aprendiéramos la receta de un manjar o el menú de un restaurante sin disfrutar la comida. Es mejor olvidarnos de la receta y del menú, y disfrutar las riquezas de Cristo. ¡Qué rico es El! ¡Y cuán ricamente podemos disfrutarle día tras día! Cuanto más lo disfrutemos, más creceremos y llegaremos a ser Su plenitud.
A esto se refiere la expresión. La plenitud es la expresión de Cristo. Nunca podremos expresar a Cristo sólo estudiando las doctrinas ni podremos manifestar a Cristo sólo aprendiendo la Biblia. La única forma en que podemos expresar a Cristo es alimentarnos de El, comer de El, beber de El y ser llenos de El para que nos nutra. Debemos recibirlo y asimilar todo lo que El es. Entonces, espontáneamente seremos Su plenitud, la cual es Su expresión.
Esta es la manera de tener una expresión viva de Cristo. Si los hermanos y hermanas de alguna iglesia no saben cómo alimentarse de Cristo ni disfrutarle ni asimilar todo lo que El es, será imposible tener una expresión adecuada de la iglesia en esa ciudad. Las enseñanzas solas no pueden producir una expresión verdadera de la iglesia en ningún lugar. Debemos reconocer cuánto necesitamos alimentarnos de Cristo, disfrutarle, comerle y beber de El. Entonces, espontáneamente se producirá la expresión apropiada de Cristo en nuestra localidad.
La iglesia local es la expresión de Cristo, y ésta sólo puede existir si disfrutamos a Cristo. Por eso reitero continuamente que debemos disfrutar a Cristo de una forma práctica y viva. Entonces podremos ayudar a otros a que disfruten a Cristo de la misma manera. Sólo así llegaremos a ser la plenitud, la expresión de Cristo.
La esencia o substancia de la iglesia debe ser Cristo asimilado en nuestro ser. Esto es fundamental. Si no sabemos cómo disfrutar a Cristo, cómo beber de El, cómo alimentarnos de El ni cómo recibirlo en nuestro espíritu y asimilarlo, no será posible que se produzca una iglesia apropiada en nuestra localidad.
La unidad es el primer factor esencial de una iglesia local. Si no hay unidad, no es posible tener una expresión local de la iglesia. ¿Podemos tener unidad sólo por medio de las enseñanzas? No, porque a lo largo de los siglos, en muchos casos, cuanto más enseñanzas aprendían los creyentes, más se dividían. Debemos prestar más atención a disfrutar a Cristo que a las enseñanzas. Cuanto más disfrutemos a Cristo y más nos alimentemos de El, más unidos estaremos.
Me agrada lo que dice el apóstol Pablo en Efesios 3:8: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar a los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. El apóstol Pablo no predicaba enseñanzas ni doctrinas, sino las inescrutables riquezas de Cristo. ¿Cuál es el propósito de las inescrutables riquezas de Cristo? Si leemos los versículos del 8 al 11, veremos que éstas tienen como objetivo producir la iglesia. Todas las riquezas de Cristo tienen esa única finalidad.
Cuanto más participamos de las riquezas de Cristo, más comprendemos que son excepcionalmente ricas. Todos debemos aprender, día tras día, a disfrutar estas inescrutables riquezas; así sabremos qué ministrar a otros. Nuestra intención no debería ser dar enseñanzas; debemos llevar a cabo la encomienda de ministrar las riquezas de Cristo.
Nunca olvidaré la lección que aprendí en 1933 con el hermano Watchman Nee. El no me habló acerca de doctrinas ni enseñanzas, sino que me ayudó a disfrutar a Cristo. Aunque él ni siquiera usó la palabra “disfrutar”, me ayudó mucho a disfrutarlo. Un día me preguntó: “¿Qué es la paciencia?”. Era una pregunta muy práctica. No me atreví a contestar, porque tenía que ser muy significativo que una pregunta tan sencilla saliera de su boca. De todos modos, me instó a que le dijese qué era la paciencia. Entonces le dije que la paciencia era soportar los sufrimientos o el mal trato. Cuando me dijo que eso no era la paciencia, me confundí bastante. Pensé que si esto no era la paciencia, entonces ¿qué era? Le pedí que me lo dijera él, pero no me contestó, aunque estuvimos juntos bastante rato. Cuando le pregunté nuevamente qué era la paciencia, me dijo: “Muy buena pregunta, ¿qué será?”. Esto verdaderamente me desilusionó. Regresé al lugar donde vivía, y con lágrimas me arrodillé a pedirle al Señor que me mostrara qué era la paciencia.
En esos días mis ojos fueron abiertos. Vi que la paciencia es Cristo. Cristo debe ser mi paciencia. Esta era la clave. Y Cristo no sólo debe ser mi paciencia, sino también el todo para mí. Fue por esta lección que aprendí cómo tomar a Cristo como mi paciencia, mi humildad, mi amor por otros y mi todo. Esto me ayudó mucho.
El hermano Nee no me dio una enseñanza, sino que me ministró a Cristo como paciencia de una forma práctica. Y esa lección fue la llave que me condujo a una nueva esfera en mi experiencia. Con una frase tan corta y sencilla, me ayudó eternamente.
Eso es lo que necesitamos. No necesitamos más enseñanzas. Antes de conocer al hermano Nee, recibí muchas enseñanzas y doctrinas de otros. Aunque me senté a los pies de ellos por muchos años, mis ojos solamente fueron abiertos cuando el hermano Nee me habló. Vi que lo que yo necesitaba no era enseñanzas, sino disfrutar las riquezas de Cristo.
Solamente cuando disfrutamos las riquezas de Cristo se puede producir la iglesia; pues ella no es el producto de las enseñanzas, sino algo nacido de Cristo. La iglesia proviene del disfrute de las riquezas de Cristo y es parte de El.
En muchos lugares he reiterado que las doctrinas solas no significan nada en lo que se refiere a la vida de iglesia, y al hacerlo he ofendido a algunos. Pero debo decirlo. Todos debemos volvernos de las doctrinas a las riquezas de Cristo en el Espíritu. Y debemos estar dispuestos a volvernos. Si queremos obtener una expresión apropiada de la iglesia en una localidad, necesitamos disfrutar de verdad las riquezas de Cristo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.