Economía de Dios y el misterio de la transmisión de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7101-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Aquel en quien creemos es el Dios Triuno divino y misterioso. Debido a que al Dios Triuno le agradó revelarse a Sus hijos, Él usó el lenguaje limitado de la humanidad para dar a conocer, en el tiempo, el deseo de Su corazón en la Biblia. Cuando estudiamos a fondo todo el Nuevo Testamento, podemos ver que Él reveló cuatro asuntos sobresalientes: primero, la economía de Dios; segundo, la impartición de Dios; tercero, la unión de Dios con los creyentes; y cuarto, la expresión corporativa de Dios.
Estos cuatro asuntos son tan sobresalientes, elevados y misteriosos que ellos escapan nuestro entendimiento humano. Nos han sido revelados de una manera muy especial en la Biblia, y en particular en el Nuevo Testamento. Por esta razón, los lectores de la Biblia deben pedirle al Señor que les dé un espíritu de sabiduría y de revelación, no sea que dejen de ver la luz de estos cuatro asuntos debido a la influencia de sus conceptos naturales, humanos, religiosos y morales. Todo el que lee la Biblia tiene un problema cuádruple: los conceptos naturales, los conceptos humanos, los conceptos religiosos y los conceptos éticos. El problema de estas cuatro clases de conceptos llega a ser un grueso velo de cuatro capas que cubre nuestros ojos interiores. A menos que quitemos cada una de estas cuatro capas de velos, nos será difícil ver los cuatro asuntos divinos revelados en la Biblia.
Quizás algunos pregunten: “Si rechazamos nuestros conceptos morales, religiosos, humanos y naturales, ¿no seremos anormales?”. ¡Eso es exactamente lo que seremos! Al comienzo del Nuevo Testamento apareció un precursor: Juan el Bautista. Mientras aún era un niño que estaba bajo el cuidado de sus padres, él no podía decidir nada por su cuenta. Sin embargo, cuando empezó su ministerio después de llegar a ser un hombre adulto, él actuó de manera contraria a lo que era natural, a lo que era humano, a lo que era la religión, a lo que era la moralidad y a lo que era la cultura. En su comportamiento vemos que él estaba en contra de estas cinco categorías de cosas.
Lo primero que Juan el Bautista hizo fue alejarse de todos e irse a vivir solo al desierto. Según los estatutos de la ley, puesto que él había nacido en una familia sacerdotal y su padre era sacerdote, él era sacerdote por nacimiento. Según los preceptos del Antiguo Testamento, un sacerdote debía vivir cerca del templo, y debía pasar la mayor parte de su tiempo sirviendo en el templo (si no en el santuario, al menos en el atrio exterior). Sin embargo, Juan el Bautista no sólo no permaneció en el templo santo, sino que ni siquiera permaneció en la ciudad santa, Jerusalén. En lugar de ello, se alejó de la gente y se fue a vivir solo al desierto. No simplemente se fue al desierto para trabajar durante el día y regresar después a la ciudad santa para descansar allí en la noche; antes bien, la Biblia dice que él vivía en el desierto (Lc. 1:80). Además, tenía un vestido de pelo de camello y un cinto de cuero, y su comida era langostas y miel silvestre. Todo lo relacionado con su manera de vivir era “salvaje”. Esto muestra que él había abandonado todo lo natural, todo lo humano y todo lo relacionado con la tradición, la religión, la ética y la cultura. Éste es el precursor del Nuevo Testamento.
Al comienzo de la dispensación del Nuevo Testamento, este precursor tomó la delantera en tomar una postura contra todo lo natural y todo lo relacionado con la tradición, la religión, la ética e incluso la cultura. Lamentablemente, casi ninguno de los expositores de la Biblia, incluyendo a los teólogos, ha tenido claro el significado de que Juan el Bautista viviera de esa manera. Ninguno ha hecho notar que Juan vivía en el desierto y comía langostas y miel silvestre, todo lo cual constituía un vivir salvaje. Todo lo relacionado con el lugar donde él permanecía y la comida que comía era salvaje. Podríamos afirmar que todo su vivir —su comida, su vestido, su morada y su medio de transporte— era salvaje. Él se alejó de la gente para vivir solo, y no en el templo santo, ni en la ciudad santa, ni en su hogar sacerdotal, sino en el desierto. Él vivió y laboró en el desierto; todo lo relacionado con su vivir y todas sus actividades se llevaban a cabo en el desierto, un lugar salvaje. Además, su vestido no había sido tejido, es decir, no era de elaboración humana; al contrario, era un vestido de pelo de camello. No hay ningún pasaje de la Biblia que nos muestre claramente cómo fue hecho este vestido de pelo de camello. Sin embargo, podemos estar seguros de que en ese tiempo la elaboración no debió de haber sido muy fina. Muy probablemente Juan simplemente se puso un trozo de piel con pelo de camello. Además, él llevaba “un cinto de cuero alrededor de sus lomos” (Mt. 3:4). Al igual que el vestido de pelo de camello, este cinto de cuero probablemente tampoco era muy bien elaborado. Una prueba bastante clara de la manera en que Juan el Bautista vivía era que su comida era langostas y miel silvestre. En cualquier caso, cuando leemos acerca de cómo vivía Juan, nos llevamos siempre la impresión de que Juan tenía un sabor salvaje.
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