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Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 099-113)por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6999-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 102 de 15 Sección 1 de 4

3. Para la formación de un solo pan:
el Cuerpo de Cristo

Los muchos granos de trigo producidos mediante la muerte y resurrección de Cristo tienen por finalidad la formación de un solo pan: el Cuerpo de Cristo. Después que los muchos granos han sido producidos, ellos tienen que ser molidos, convertirse en harina y mezclarse conjuntamente para formar un pan, el cual es ofrecido a Dios. Este pan es la iglesia, el Cuerpo de Cristo. “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un Cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan” (1 Co. 10:17). El Cristo del cual fuimos producidos y de quien somos partícipes nos constituye en Su único Cuerpo.

N. PÁMPANOS DE LA VID

1. Miembros del Cristo de Dios
para formar el organismo del Dios Triuno
en la impartición divina

Además de ser los muchos granos de trigo, los creyentes también son los muchos pámpanos de la vid. Esto significa que los creyentes son miembros del Cristo de Dios para formar el organismo del Dios Triuno en la impartición divina. En Juan 15:1 el Señor Jesús declara: “Yo soy la vid verdadera”, y en el versículo 5 Él dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”. Esta vid, que es Cristo, junto con sus pámpanos, que son los creyentes en Cristo, es el organismo del Dios Triuno en la economía de Dios que crece con Sus riquezas y expresa Su vida divina.

Cristo y los creyentes, la vid y los pámpanos, forman el organismo del Dios Triuno en la impartición divina. La vid en Juan 15, por tanto, es una vid universal que incluye a Cristo y a Sus creyentes, los pámpanos. En esta vid, este organismo, el Dios Triuno vive, se expresa a Sí mismo y se imparte al máximo en los Suyos.

En Juan 15 vemos el enfoque central de lo que Dios realiza en el universo. Aquí el Padre es un labrador, un agricultor, que cultiva la vid verdadera, Cristo, junto con sus pámpanos, los que han creído en Cristo. En Su economía, Dios cultiva a Cristo, y todos nosotros somos pámpanos que están en Cristo, la vid verdadera.

Cristo, el Dios infinito, es la vid, y nosotros somos Sus pámpanos. Nosotros realmente somos pámpanos del Dios infinito, orgánicamente uno con Él. Esto significa que hemos sido orgánicamente unidos al Dios Triuno. Ahora formamos parte de Dios, incluso al igual que los miembros de nuestro cuerpo forman parte de nosotros mismos. Si estamos en la luz, hemos de ver que somos miembros de Cristo, que formamos parte de Él.

Hemos llegado a ser pámpanos de la vid, miembros del Cristo de Dios, mediante la ramificación de la vid, pues los pámpanos son la propagación de la vid. No somos pámpanos de la vid por nuestra vida natural; por el contrario, por nuestra naturaleza caída somos ramas de Adán e, incluso, ramas del diablo. Así como una rama es la ramificación del árbol, del mismo modo cuando nacimos éramos simplemente la ramificación de Adán. Por ser ramas de Adán, también éramos ramas de Satanás. Lo maravilloso es que cuando creímos en el Señor Jesús, Él se ramificó en nosotros. Tal ramificación nos ha hecho ramas de este Cristo maravilloso. Por tanto, la ramificación de Cristo nos ha hecho ramas de Cristo, quien es la vid. Ahora, como ramas, estamos llenos de Cristo como vida, pues ser pámpanos en la vid significa que Cristo ha llegado a ser nuestra vida.

No hay mejor planta que la vid para servir de ilustración adecuada referente a la relación viviente que existe entre los creyentes y Cristo. Una vid se diferencia de un árbol en el hecho de que prácticamente carece de un tronco. Si uno corta los pámpanos de la vid, prácticamente no queda nada, únicamente la raíz. Por tanto, es muy significativo que el Señor dijera: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”. La vid lo es todo para los pámpanos. Todo cuanto está en la vid también está en los pámpanos. Esto indica que Cristo, como vid, es un gran disfrute para nosotros, los pámpanos. De la vid y por medio de ella recibimos todo cuanto necesitamos para vivir como pámpanos.

Por ser creyentes, somos pámpanos de la vid y sólo servimos para expresar a la vid. Todo lo que la vid es y posee, es expresado mediante los pámpanos. Individualmente, los pámpanos son aquellos que han sido regenerados. Corporativamente, ellos son la iglesia, el Cuerpo de Cristo. Los pámpanos, aquellos que han creído en el Hijo, tienen por finalidad ser la expresión del Hijo con el Padre al llevar fruto.


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