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VOLVERSE INSENSIBLE AL CRECIMIENTO EN VIDA

A menos que tengamos esta visión, nos volveremos insensibles al crecimiento en vida. Yo he visto a muchos que se han adormecido al crecimiento en vida. Ellos aún aman la iglesia y aún asisten a las reuniones. Pero año tras año usted no puede ver el aumento de Cristo en ellos. Más bien, es lamentable que el terreno de Cristo en sus vidas ha sido reducido, reducido y reducido. Pero ellos se han vuelto insensibles y no condenan su deficiencia en cuanto a su crecimiento en vida. Reunión tras reunión y mensaje tras mensaje ellos permanecen insensibles. No tienen ninguna sensación. Cuando los jóvenes llegan por primera vez a la vida de iglesia, ellos son tan sensibles; tan sólo un mensaje los ayuda. Pero con muchos de nosotros, acogemos mensaje tras mensaje sin recibir ninguna ayuda. Algo oculto esta ahí que frustra el crecimiento en vida. Eso es la peculiaridad.

RESTRINGE A CRISTO

Aunque algunos de ustedes han estado entre nosotros por ocho o nueve años, no han crecido mucho en vida. Cristo no ha estado aumentando en ustedes. El territorio que Él ocupa en su interior no ha aumentado; más bien ha sido restringido. Esto simplemente se debe a su peculiaridad. Este factor escondido, la peculiaridad, ocupa casi todo el terreno de su ser. Al principio de su vida cristiana o de su vida de iglesia experimentaron mucho perfeccionamiento y mucho crecimiento. A Cristo le cedían más terreno cada vez, pero después de cierto tiempo el territorio que Cristo ocupaba en su vida cristiana dejó de aumentarse y ahora está restringido todo el tiempo.

Debemos considerar esto como un asunto de gran seriedad y debemos pedirle al Señor que nos conceda Su misericordia para que seamos rescatados de este problema. Nosotros simplemente no podemos hacer nada; lo único que podemos hacer es reconocer que tenemos tal problema. Si usted comprende que tiene tal problema, usted está muy cerca de ser rescatado, al borde. Esta comprensión, que emana de tal visión, se tornará prácticamente en su rescate. Entonces usted comenzará a no tener ninguna confianza en si mismo. Se dará cuenta de que su ser encierra un problema oculto, que es, su peculiaridad. Una vez que este problema llegue a ser real a nosotros, temeremos y temblaremos delante del Señor. Esto será un gran rescate para nosotros.

La peculiaridad está oculta en lo más recóndito de nuestro ser y nos ocupa sutilmente, impidiéndonos experimentar a Cristo. Tal vez consideremos que una persona es peculiar o que esa otra persona es peculiar; pero, de hecho todos nosotros tenemos peculiaridades. Todos padecemos de la enfermedad de la peculiaridad. La peculiaridad es algo muy sutil. Si usted considera que cierta persona es peculiar, se debe a que su peculiaridad es muy aparente, no es tan sutil. Debido a que está en la superficie, todos la conocen. Pero la peculiaridad suya es muy sutil. Puede ocultarse profundamente en su interior. No solamente los demás no pueden verla, sino que aun ni usted mismo la puede discernir. No percibe que tiene una seria y terrible peculiaridad, debido a que está tan oculta en su interior.

LA SUTILEZA DE LA PECULIARIDAD

¡No existe ni una sola persona que esté libre de peculiaridades! Cada descendiente caído de Adán es una persona peculiar. Siempre y cuando seamos descendientes del Adán caído, somos peculiares. Éste es el principio. Si para ustedes es difícil descubrir mi peculiaridad, eso prueba simplemente que mi peculiaridad es más sutil. Está oculta entre los muchos aspectos buenos de mi carácter y de mi persona. Esta clase de peculiaridad escondida es el controlador y director más poderoso de nuestro ser. Cualquier cosa que uno haga es controlada por esta peculiaridad escondida. Incluso nuestra espiritualidad está bajo su dirección. Ésta es la razón por la cual las personas pueden ver su espiritualidad, pero no ven su peculiaridad escondida. Su espiritualidad es como un cometa, y su peculiaridad es como una persona que se oculta sosteniendo la cuerda del cometa. Su espiritualidad está bajo el control de este factor sutil y escondido: su peculiaridad.

Desde hace muchos años, desde 1932, empecé a ver que en el interior de los cristianos buscadores había una clase de peculiaridad escondida. En ese tiempo yo no vi mucho de esta peculiaridad escondida, pero vi la peculiaridad que es más aparente. Yo sólo veía que ciertas personas eran bastante peculiares, debido a que sus peculiaridades estaban en la superficie. No me daba cuenta de que en realidad todos somos peculiares. Después de muchos años de experiencia y de observación, comprendí que no hay ni una sola persona que no sea peculiar. He conocido a muchas personas muy espirituales, y cada una de ellas tenía su peculiaridad. Esto me perturbaba. Antes de conocerlas, había oído de ellas y leía sus libros. Recibí bastante ayuda de ellas y las respetaba. Al leer sus libros, me había hecho una imagen alta de ellas. Pero después de conocerlas y pasar un tiempo con ellas, me decepcionaban. Yo no puedo decir que ellas fueran malas; todas eran buenas. Lo decepcionante era que todas ellas tenían cierta peculiaridad. Fue una decepción descubrir que estas personas espirituales no concordaban con los sueños que abrigaba acerca de ellas.

Entonces comencé a considerarme a mí mismo. Me di cuenta de que mi peculiaridad podía ser más fuerte que la de ellos. Ahora realmente me identifico con los demás, pues he visto que todos nosotros tenemos peculiaridades. No existen dos rostros exactamente iguales, y no existen dos peculiaridades exactamente iguales. La peculiaridad de cada persona es diferente. Los rostros de las personas pueden describirse con cierta facilidad; algunos son redondos; otros son alargados; otros pueden ser cuadrados. Pero la peculiaridad de la gente es muy difícil de nombrar o denominar.