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Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3898-1
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EL SIGNIFICADO DE LA CRUZ

Es necesario que entendamos el verdadero significado de la cruz. Sí, es verdad que la cruz está relacionada con el sufrimiento. El gobierno romano usaba el método de crucifixión para ejecutar a los criminales. Sin duda alguna, para el criminal, la cruz significaba sufrimiento, pues él no escogía someterse a la crucifixión; todo lo contrario, a él lo obligaban a ser crucificado. No obstante, la crucifixión del Señor Jesús fue completamente distinta, pues Él no fue obligado a ir a la cruz, sino que Él mismo la escogió. Ésta fue Su preferencia. Nadie lo obligó a ir a la cruz; Él estuvo dispuesto a hacerlo porque la cruz era la voluntad de Dios. Por lo tanto, Su crucifixión era para el cumplimiento de la voluntad de Dios. El Señor estuvo dispuesto a tomar la cruz y a ser crucificado, a fin de que se cumpliera el propósito de Dios. En otras palabras, Cristo no fue obligado a morir como un criminal, sino que más bien, Él mismo escogió ser crucificado para que por medio de la muerte Su vida pudiera ser liberada, y así se produjera la iglesia.

Sin duda alguna, la cruz fue un gran sufrimiento para el Señor, pero Él en ningún momento pensó en reducir el sufrimiento, sino que, cuando le ofrecieron vino mezclado con hiel, lo rechazó (Mt. 27:34; Mr. 15:23). Al Señor no le importaba el sufrimiento, sino el cumplimiento del propósito de Dios. Mientras el Señor estuvo en la cruz, Él sufrió muchísimo; sin embargo, nadie le impuso ese sufrimiento, sino que Él lo aceptó de buena voluntad. En Mateo 26:39 el Señor oró al Padre, diciendo: “No sea como Yo quiero, sino como Tú”. En esa ocasión también oró: “Hágase Tu voluntad”. El Señor estuvo dispuesto a tomar la cruz, a ir a la cruz y permanecer en ella hasta que fuese cumplida la voluntad de Dios. Éste es el significado de la primera mención de la cruz en la Biblia.

NO SON CRIMINALES,
SINO PERSONAS DISPUESTAS
A LLEVAR LA CRUZ

Conforme al principio según el cual la primera vez que se menciona algún asunto en la Biblia se establece su entendimiento, todas las experiencias de la cruz deben ser iguales que la primera. Eso significa que nadie nos impone llevar la cruz, sino que nosotros mismos la tomamos voluntariamente. Presten atención que el Señor Jesús no dijo: “Niéguese a sí mismo, y sea crucificado”. No, sino que dijo: “Tome su cruz”. No es que seamos crucificados por otros, sino que, más bien, tomamos la cruz. Sin embargo, ciertos hermanos han dicho: “Mi querida esposa me ha crucificado muchas veces”. Tales hermanos no llevan la cruz, sino que más bien son criminales ejecutados por sus esposas. Si usted dice que sus hijos lo crucifican a usted, eso significa que usted no lleva la cruz, sino que es un criminal que ha sido ejecutado. Los cristianos de hoy en su mayoría son criminales ejecutados; muy pocos son los que llevan la cruz. Les hago esta pregunta: ¿son ustedes criminales o personas que llevan la cruz? Todos debemos responder: “Alabo al Señor porque no soy un criminal, sino una persona que está dispuesta a llevar la cruz. No es que otros me crucifiquen, sino que yo mismo escojo tomar la cruz y llevarla”.

NUESTRO TURNO DE TOMAR LA CRUZ

Hemos visto que el Señor no sufrió como un criminal, sino que Él mismo tomó Su cruz voluntariamente. Él era una persona que estaba dispuesta y contenta de llevar la cruz para que se cumpliera la voluntad de Dios, la cual consiste en que la iglesia sea producida. Por medio de Su muerte, Su vida divina fue liberada para que fuese impartida en nosotros, y así llegásemos a ser miembros de la iglesia. Hoy en día el problema no tiene que ver con Él, sino con nosotros. Aunque en nuestro interior poseemos la vida divina y hemos llegado a ser miembros de la iglesia, el problema es si estaremos dispuestos o no a ser edificados. Todos tenemos la vida divina en nosotros por causa de la iglesia, pero aún no hemos sido juntamente edificados. A lo largo de los siglos, los cristianos han tenido la vida divina en ellos por causa de la iglesia, pero la edificación no se ha llevado a cabo. En lugar de ello, ha habido disensiones, divisiones y confusión. ¿Dónde está el edificio? Cristo ya hizo lo mejor que pudo; ahora es nuestro turno de tomar la cruz.

LA CRUZ ES LA VOLUNTAD DE DIOS

Tomar la cruz simplemente significa tomar la voluntad de Dios. La cruz es, de hecho, la voluntad de Dios. Todo aquello que no sea la voluntad de Dios no es una cruz. La cruz que Cristo experimentó definitivamente era la voluntad de Dios. Si la voluntad de Dios hubiese sido que Cristo no muriera en la cruz, y a pesar de ello, Cristo aún hubiese ido a la cruz y hubiese muerto, Él habría actuado de manera contraria a la voluntad de Dios. En dado caso, aquello no habría sido una cruz, sino la ejecución de un criminal. Sin embargo, la cruz que el Señor Jesús experimentó no fue la ejecución de un criminal, sino la voluntad de Dios.

Según lo establecido por Dios en la Biblia, hay un solo marido para una sola esposa. Considere cómo Abraham le consiguió una esposa a su hijo Isaac. Antes de que el siervo de Abraham le trajera Rebeca a Isaac, éste nunca la había visto antes. Pero en cuanto se la presentaron, él la tomó por esposa. Esto indica que el matrimonio, por cualquier medio que se lleve a cabo, está soberanamente en las manos de Dios. Una vez que usted se casa con alguien, ella llega a ser su esposa, y no hay nada que usted pueda hacer al respecto. Según lo establecido por Dios, no debe haber divorcio. Un esposo para una sola esposa es la voluntad de Dios. De manera que si usted se divorcia de su esposa, estará divorciándose de la voluntad de Dios. Pero si la acepta, estará aceptando la voluntad de Dios, por cuanto ella representa la voluntad de Dios y, de hecho, es la voluntad de Dios. La voluntad de Dios siempre es una cruz. Sin embargo, si usted soporta a su esposa como si ella fuera una cruz, será un criminal. En cambio, si de buena gana usted la acepta por la gracia del Señor, será alguien que lleva la cruz. Puesto voluntariamente está tomando la cruz, no será ejecutado. Usted reconocerá que su esposa es la voluntad de Dios y lo que Él ha determinado para usted.

Supongamos que la esposa de un hermano le causa sufrimiento. Puesto que el divorcio no está permitido, él sólo tiene dos alternativas: puede sufrir por causa de ella, como un criminal que es ejecutado en la cruz, o puede aceptar a su esposa como la voluntad de Dios y como su porción. Él puede decir: “Dios me la asignó. Yo no me casé con ella, sino que Dios me la dio. Esto es la voluntad de Dios y lo que Él ha determinado. ¡Aleluya! ¡Estoy dispuesto a llevar la cruz y aun estoy contento de hacerlo! No soy un criminal, sino una persona que felizmente lleva la cruz”. Si hacemos esto, la presencia del Señor estará con nosotros, y disfrutaremos las riquezas de la vida. Además, daremos un firme testimonio de que hemos sido edificados como una sola entidad.


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