Gran misterio: Cristo y la iglesia, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8704-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En los recientes entrenamientos acerca del servicio hemos dado mensajes sobre la historia del recobro del Señor, en los cuales consideramos cómo la revelación de Dios ha sido confirmada entre nosotros. En otras palabras, consideramos la revelación de Dios desde la perspectiva de la historia. En esta sección de cuatro capítulos hablaremos de nuestra visión, nuestra revelación. La revelación y la visión se refieren a la misma cosa. Desde la perspectiva de Dios se trata de una revelación, pero desde nuestra perspectiva se trata de una visión. Cuando la intención de Dios nos es revelada, llega a ser una visión. Por esta razón, al considerar la revelación de Dios desde la perspectiva de la historia, realmente estamos considerando nuestra visión.
Revelación y visión son dos lados de la misma cosa. Todas las cosas tienen dos lados: un lado externo y un lado interno. Esto mismo se aplica a los seres humanos. Los seres humanos parecen ser una cosa externamente, pero son otra cosa internamente. Por esta razón, los psicólogos hacen distinciones entre los aspectos metafísicos y físicos del hombre. El aspecto externo es visible, pero el aspecto interno es invisible. El aspecto visible es muy simple, pero el aspecto invisible es misterioso. Por ejemplo, es muy sencillo ver que un hombre tiene oídos, ojos, una nariz, una boca, hombros, brazos, manos y pies. Sin embargo, aun cuando el hombre es simple exteriormente, en su interior él es misterioso y maravilloso. Lo más misterioso que existe en el interior del hombre es la vida. Es además misterioso el hecho de que el hombre posea más de una vida. El hombre posee una vida física, la cual es su vida biológica. Escondida en la vida física se halla la vida psicológica, que la Biblia llama la vida del alma. Esta vida del hombre es más profunda que su vida biológica.
Los creyentes poseen otra vida que es incluso más profunda que su vida física o su vida psicológica. Ésta es la vida divina y eterna que recibimos cuando fuimos regenerados. Esta vida se halla en nuestro espíritu. Todos los cristianos poseen estas tres vidas. La primera vida es la vida biológica, la vida física de nuestro cuerpo. La segunda es la vida del alma, o sea, nuestro yo. La tercera clase de vida es la más profunda; es la vida eterna que está en nuestro espíritu. Los creyentes no somos nada simples, pues tenemos tres clases de vida.
Conforme al mismo principio, la revelación de la Biblia tiene cierta apariencia en la superficie, pero en sus profundidades la Biblia es un misterio. Resulta sencillo percibir la apariencia externa de la Biblia, pero no es fácil conocer su contenido interno. La primera vez que conocemos a alguien, notamos su estatura y su apariencia externa. Pero hay misterios escondidos en su interior. Él posee espíritu y alma, y su alma consta de su mente, parte emotiva y voluntad. Además, posee un corazón físico y un corazón psicológico. Un creyente no es un ser simple, porque tiene tres clases de vida. Asimismo, la Biblia tiene una apariencia externa y un contenido interno. En cuanto a apariencia, su lectura es fácil. La primera oración de la Biblia dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gn. 1:1). Incluso un estudiante de escuela primaria puede leer y entender esto. Sin embargo, esto sólo tiene que ver con la superficie de la Biblia. Antes de leer la Biblia, no conocíamos el origen de los cielos y la tierra. Pero después que la leímos, nos quedó claro que Dios creó los cielos y la tierra. Ésta es una revelación, pero tal revelación se halla en la superficie. La revelación superficial se manifiesta consistentemente desde el comienzo hasta el final de la Biblia. Ahora debemos considerar cuál es la idea principal de la revelación hallada en la superficie de la Biblia.
La Biblia claramente dice que Dios es la fuente de todas las cosas. En el principio Dios creó los cielos, la tierra y al hombre. Los cielos, la tierra y el hombre son las cosas más importantes de la creación. Los cielos fueron hechos para la tierra y la tierra fue hecha para el hombre. Dios creó un universo hermoso. Sin embargo, en el universo hay un rebelde, que es Satanás, el diablo. Satanás se rebeló contra Dios y sedujo al hombre a pecar contra Dios. Como resultado, el hombre, a quien Dios había creado bueno, cayó y fue dañado y corrompido al grado de que quedó sumido en maldad y oscuridad. Sin embargo, Dios no abandonó al hombre. Puesto que ama al hombre y se complace en él, Dios tenía un plan para salvarlo. No obstante, antes de salvar al hombre, Dios dio la ley. La ley fue escrita conforme a Dios con el fin de exponer la condición caída del hombre. Es mediante la ley que el hombre conoce su pecado y se conoce a sí mismo, dando por resultado que el hombre se somete a las compasiones de Dios para buscar la salvación efectuada por Dios.
En el tiempo señalado, que ocurrió cerca de cuatro mil años después que el hombre fue creado, Dios envió a Su Hijo unigénito para que se hiciera un hombre llamado Jesús. Él vivió en la tierra por treinta y tres años y medio, y probó los sufrimientos y las dificultades de la vida humana. Después de ese tiempo, Él cargó con los pecados del mundo y fue juzgado por Dios en la cruz, donde derramó Su sangre preciosa para redimir al hombre. En la cruz Él también destruyó al diablo. Después que murió en la cruz, fue sepultado y al tercer día resucitó de los muertos. El hecho de que resucitó de los muertos comprueba que Él es el Señor de la resurrección. Él permaneció en la tierra durante cuarenta días con el fin de estar entre los discípulos, después de lo cual ascendió. Diez días después de esto, el Espíritu Santo fue derramado, y Sus discípulos salieron a predicar el evangelio por todas partes, conduciendo así a muchos pecadores al arrepentimiento y salvación. Debido a que la salvación había sido completada y el Espíritu Santo había descendido, todo pecador podía escuchar el evangelio y ser conmovido a arrepentirse, creer y recibir la salvación. Cuando los pecadores creen en el Señor Jesús e invocan Su nombre, de inmediato reciben el perdón de sus pecados, y son justificados y regenerados por Dios. Estos creyentes permanecen en la tierra para ser la iglesia a fin de hacer la voluntad de Dios revelada en la Biblia, lo cual complace y glorifica a Dios.
Un día el Señor ascendido arrebatará a los creyentes vencedores al cielo. Entonces Él regresará con ellos a la tierra para juzgar el mundo, poner fin a toda la corrupción que hay en el mundo y establecer Su reino —el reino milenario— por mil años. Después que transcurran los mil años del reino milenario, Dios destruirá a Satanás, la vieja creación pasará y serán introducidos el cielo nuevo y la tierra nueva. En el cielo nuevo y la tierra nueva Dios estará con Sus redimidos por siempre, y el hombre disfrutará de la bendición eterna. Ésta es la revelación hallada en la superficie de los sesenta y seis libros de la Biblia. Esto es lo que cree todo creyente en Cristo. Esto es también lo que han predicado todos los mensajeros del evangelio por los pasados dos mil años.
La revelación hallada en la superficie de la Biblia es enseñada en los seminarios y es predicada por la mayor parte de los predicadores. Toda enseñanza que circula entre los cristianos está incluida en esta revelación. De manera que, la mayor parte de los cristianos cree que esto es todo lo que la Biblia revela. Sin embargo, esto es únicamente la superficie inherente al contenido de la Biblia. No es el profundo misterio encerrado en la Biblia.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.