Información del libro

Presentación actual de la manera ordenada por Dios y las señales acerca de la venida de Cristo, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6646-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 7 Sección 2 de 3

LA MANERA EN QUE PODEMOS LLEVAR FRUTO

En cuanto a la manera de llevar fruto, en primer lugar ustedes deben apartar tres horas cada semana para contactar a sus amigos y conocidos con miras a la predicación del evangelio. Si están dispuestos a hacer esto, cada mes bautizarán a una persona. Después que usted bautice a una persona, de inmediato debe darle una lección sobre la manera en que la vida opera. Esta lección no tiene que ser muy larga; lo importante es que le diga que el Señor es el Dios Triuno procesado, que Él murió en la cruz por nuestra redención y resucitó para llegar a ser el Espíritu vivificante, y ahora está en el espíritu de aquellos que invocan Su nombre para ser su vida y su realidad. En cualquier momento podemos volvernos a Él desde lo más profundo de nuestro ser, invocar Su santo nombre y orar a Él. Cada vez que encontremos algún problema o necesidad en nuestra vida diaria, de inmediato debemos invocarle. Después que usted termine de darle esta lección, debe ayudarlo a ponerla en práctica, y puede hacerle una demostración para que él vea lo que usted hace, y también puede pedirle que lo haga delante de usted hasta que aprenda a hacerlo.

Además de esto, debe decirle que nosotros los cristianos no sólo necesitamos orar, sino también leer la Biblia. En primer lugar, debe decirle que empezando a partir de esa noche, todas las noches antes de acostarse debe leer un capítulo del Nuevo Testamento, y que esto le ayudará a dormir bien y también lo beneficiará a largo plazo. Después de esto, debe enseñarle a orar-leer. Luego pídale que haga con usted el avivamiento matutino por teléfono por unos diez minutos, empezando al día siguiente, para que al hacer esto pueda contactar y disfrutar al Señor. No lean demasiados versículos a la vez; basta con que simplemente lean dos o tres versículos. Además de esto, debe visitarlo cada tres días o algo semejante. Durante el primer mes de su bautismo, lo mejor es que usted lo visite unas siete u ocho veces, para tener comunión cara a cara con él, para ministrarle vida y para darle algunas buenas sugerencias y una dirección definida. No mucho después de esto, usted empezará a notar que él está creciendo en el Señor y que ha cambiado; de este modo, él vendrá a ser estable.

Durante el mismo período de tiempo, después que sea salvo, usted debe llevarlo a una reunión de grupo. En la reunión de grupo, lo principal es realizar la obra de perfeccionamiento; lo ideal es dedicar la mitad del tiempo para hacer esta obra. Ustedes pueden usar los versículos del avivamiento matutino como contenido, y todos pueden abrir su boca para compartir y tener comunión de lo que hayan recibido durante la semana. Los que tengan más experiencia pueden tener comunión sobre otros puntos más profundos; y si alguien se equivoca en su compartir, los hermanos de más experiencia deben ejercitar sabiduría para hacer las correcciones necesarias. Luego, inconscientemente la verdad será liberada, y los asistentes espontáneamente serán cuidados y edificados.

EJERCER LA AUTORIDAD DEL SEÑOR

Otro punto es que cuando prediquemos el evangelio, no sólo podemos ir a tocar a las “puertas cálidas”, sino también traer a nuestros parientes, amigos, colegas y compañeros de clase a la reunión de grupo. En la reunión, no debemos saludarlos de una manera convencional ni conversar con ellos acerca de cosas triviales; más bien, debemos ejercitar la autoridad del Señor y actuar conforme al mandato del Señor, llevándolos a que crean, sean bautizados y sean salvos. Debemos creer que todo lo que hagamos en el nombre del Señor tendrá valor. Mateo 28:18-19 nos dice que al Señor le fue dada toda autoridad en el cielo y en la tierra, y Él nos manda que vayamos a hacer discípulos a las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Por lo tanto, no debemos temer, sino simplemente decir con fe: “Hoy Jesucristo le manda que crea en Él”. Si ellos dicen que no saben cómo creer, debemos guiarlos a orar y a invocar el nombre del Señor; entonces debemos decirles que invocar el nombre del Señor equivale a ser salvo. Después de esto, debemos decirles que se bauticen inmediatamente. Nunca debemos pensar que tenemos que hablarles hasta que entiendan claramente lo que es el bautismo, para entonces guiarlas a que se bauticen. Es el Señor quien regenera a las personas; no es el tiempo el que las regenera. Así que, primero nosotros bautizamos a las personas en el Dios Triuno, y luego les enseñamos lo que el Señor nos ha mandado (Mt. 28:20).

La práctica de la nueva manera requiere que seamos lentos y constantes como un río. Cuanto más estudio esta manera, más siento que no puedo ser demasiado apresurado ni acelerado. Sin embargo, debemos saber que el Señor cumplirá estos pasajes de las Escrituras en nosotros. Debemos pedirle al Señor que tenga misericordia de nosotros y nos guíe hasta que entremos de lleno en estas cosas.

(Mensaje dado por el hermano Witness Lee en Kuching, Malasia, el 1 de noviembre de 1990).


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