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2. Al ejercer dominio propio en todas las cosas

En 1 Corintios 9:25 Pablo se refiere a la necesidad de ejercer dominio propio en todas las cosas. Allí Pablo nos dice que todos los atletas que participan en una competencia ejercen dominio propio. Por ejemplo, ellos tienen que ser muy cuidadosos con su dieta. Si los atletas ejercen tal dominio propio a fin de obtener una corona corruptible, con mayor razón nosotros debemos ejercer dominio propio a fin de obtener una corona incorruptible. Únicamente al ejercer dominio propio podremos ser aquellos que corren la carrera y los atletas que participan en la competencia.

3. Al despojarnos de todo peso
y del pecado que nos enreda

Hebreos 12:1 dice: “Nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”. La palabra griega traducida “peso” también puede traducirse “carga”, “estorbo”, “impedimento”. Los que corren en una carrera tienen que despojarse de todo peso innecesario, de toda carga que les estorbe, a fin de correr la carrera sin impedimentos. Nosotros tenemos la tendencia a tomar cargas innecesarias; pero si hemos de correr la carrera cristiana, debemos deshacernos de todo peso, de toda carga o estorbo innecesario.

Según Hebreos 12:1, también debemos despojarnos del pecado que tan fácilmente nos enreda. Aquí “el pecado” se refiere principalmente a aquello que nos enreda impidiéndonos correr la carrera. Tanto el peso que estorba como el pecado que enreda nos impiden correr la carrera. El peso es externo, mientras que el pecado es interno, puesto que involucra nuestra naturaleza pecaminosa. Dentro de nuestra naturaleza interna hay algo que con frecuencia nos enreda. A fin de correr la carrera de la vida cristiana, debemos despojarnos del pecado que nos enreda.

4. Correr con perseverancia

Debido a que en la carrera cristiana enfrentamos mucha oposición, debemos correr con perseverancia. Por esta razón, Hebreos 12:1 nos insta a que “corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante”. A fin de correr la carrera tenemos que padecer la oposición con perseverancia, sin cansarnos ni desfallecer en nuestras almas (v. 3).

5. Competir legítimamente

“También el que compite en los juegos, no es coronado si no compite legítimamente” (2 Ti. 2:5). Un atleta tiene que competir legítimamente a fin de recibir la corona. Si hemos de recibir el premio, la corona incorruptible, tenemos que competir legítimamente.

V. OBREROS DE CARPINTERÍA

En 2 Timoteo 2:15 Pablo le dice a Timoteo que debe presentarse “a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad”. Esto indica que algunos de los creyentes que conocen la verdad deben aprender a ser obreros de carpintería que trazan rectamente la palabra de verdad, esto es, que abren la palabra de Dios seccionándola en sus varias partes de manera correcta y rectamente, sin distorsionarla.

W. MADRES QUE AMAMANTAN

En 1 Tesalonicenses 2:7 Pablo dice: “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos”. La palabra griega aquí traducida “nodriza”, trofós, a veces significa “madre”; por tanto, puede denotar a una madre que amamanta (véase Gá. 4:19). Cuidar con ternura incluye alimentar. Por tanto, esta expresión no solamente se refiere al hecho de alimentar, sino también al de prodigar cuidado tierno.

Si bien Pablo era un hermano, él se consideraba una nodriza. Al pensar así, Pablo ciertamente no pensaba en que tenía cierta posición, estatus de dignidad o autoridad. Considerarse como una madre que amamanta es muy distinto a pensar que se tiene cierto estatus de dignidad o cierta posición. ¿Qué posición podría tener una madre que amamanta? ¿Qué jerarquía, estatus de dignidad o autoridad podría corresponderle a ella? Su estatus de dignidad radica en el hecho de que ella nutre y cría a sus hijos cuidándolos de manera tierna.

La expresión cuidar con ternura es muy preciosa, pues denota suma ternura. Pablo se consideraba como alguien que prodiga un cuidado tierno, no meramente como uno que sirve. Ciertamente él no ejercía control alguno sobre los creyentes, ni tampoco se limitaba a prestarles servicios; más bien, él los cuidaba con ternura. El cuidado que él les prodigaba estaba rebosante de ternura.