Información del libro

Los de corazón puropor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2060-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 10 Sección 5 de 6

CAPITULO NUEVE

TODO LO PUEDO EN CRISTO

Juan 15:5 dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mí nada podéis hacer”. Filipenses 4:11-13 dice: “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé estar humillado, y sé tener abundancia; en todas las cosas y en todo he aprendido el secreto, así a estar saciado como a tener hambre, así a tener abundancia como a padecer necesidad. Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder”. En el versículo 13 encontramos la frase: “Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder”. Sabemos que Aquel que nosreviste de poder, es Cristo. Todo lo podemos en Aquel que nos reviste de poder.

TODA PERSONA SALVA ANHELA,
EN SU CORAZON, AGRADAR A DIOS

Toda persona salva anhela, en su corazón, agradar a Dios. Este anhelo es muy intenso en algunos y bastante tenue en otros. Sin embargo, ya sea que este anhelo sea intenso o débil, toda persona salva —en su corazón— tiene tal anhelo, a menos que esta persona nunca piense en Dios ni busque a Dios. Una vez que una persona busca más de Dios, espontáneamente surgirá en su corazón el anhelo de agradar a Dios. Esto es así, porque en este universo Dios desea que el hombre le ame y busque más de El.

Todo aquel que conoce a Dios sabe que El desea concederle al hombre mucha gracia y también tiene mucho que hacer en el hombre; pero, si el hombre no desea recibir esto, a Dios le será imposible hacer cualquier cosa. Por tanto, cuando los hombres le entregan su corazón a Dios, esto equivale a permitir que Dios opere en ellos. Si una persona no está dispuesta a dar su corazón a Dios, Dios no podrá derramar Su gracia sobre ella, ni tampoco podrá operar en esta persona. Un ejemplo de esto ocurre cuando los padres desean hacer algo por sus hijos, pero éstos les dan la espalda y se alejan de ellos. Como resultado, los padres no pueden hacer nada. Poseer un corazón que ama a Dios es precioso a los ojos de Dios y algo que El valora como un verdadero tesoro. Dios desea que el hombre le ame y le busque. Esto no significa que Dios quiera obtener algún beneficio del hombre, sino que El tiene mucho para dar al hombre, tiene mucha gracia para concederle, y tiene mucho que hacer en el hombre. Si el hombre no ama a Dios ni se acerca a El, a Dios le será imposible hacer lo que El anhela; por eso, Dios siempre ha deseado que el hombre le ame y se acerque a El.

Al igual que los padres, Dios continuamente anhela que Sus hijos sean como El. Siempre que un corazón se vuelve a Dios, Dios lo considera un verdadero tesoro. Sin embargo, muchas veces, debido a que no procuramos más de Dios, El se ve obligado a constreñirnos, llevándonos a recorrer algunas sendas sinuosas, a fin de que nos volvamos a El. Toda vez que sentimos el amor de Dios y la dulzura de Su amor en nuestro ser, nuestro amor hacia Dios brota espontáneamente en nosotros y oramos: “Oh Dios, te amo; te entrego mi corazón”. Sentimos que Dios es muy atractivo y precioso. Así que, oramos: “Oh Dios, Tú eres lo más precioso que existe; no hay nada tan precioso como Tú. Aunque hay muchas cosas que son atractivas, cuando las comparamos contigo, Tú eres el más glorioso. Oh Dios, no me importa si soy capaz de amarte o no; simplemente te amo, y te amaré por siempre”.

DIOS EXIGE QUE EL HOMBRE
LE AME CON SU CORAZON,
MAS NO CON SUS PROPIAS FUERZAS

El hecho de haber realizado tal oración es prueba de que Dios ha operado en nuestro ser. Algunas veces, Dios se vale de circunstancias externas para constreñirnos a amarle; esto es obra de Dios. Otras veces, El nos atrae con Su amor; esto también es obra de Dios. Dios hace estas cosas porque desea que le amemos. Dios no puede hacer mucho en una persona que nunca le ha permitido operar en su ser y que no percibe lo precioso que es Dios. Siempre que Dios opera en una persona, primero permite que esa persona vea cuán precioso es El. Como resultado, en el corazón de esta persona brota el amor y, entonces, ella amará a Dios. Esto es algo muy valioso.

Sin embargo, siempre que alguien está dispuesto a amar a Dios, surge un gran problema. Todos, sin ninguna excepción, experimentamos este mismo problema. En cuanto una persona decide amar a Dios, surgirá de inmediato este problema: dicha persona se esforzará al máximo por agradar a Dios. El deseo de amar a Dios y agradar a Dios es muy apropiado, muy precioso y completamente aceptable delante de Dios. Sin embargo, dicha persona amará a Dios con sus propias fuerzas y a su manera, y esto es lo que le desagrada a Dios. Dios no desea nada que provenga de nuestras propias fuerzas y rechaza todo lo perteneciente a nuestro esfuerzo propio.

Por ejemplo, yo podría proponerle a un hermano realizar algo juntos, pero no deseo que se valga de su propio esfuerzo, pues esto representaría un gran problema. Resulta extraño afirmar que deseamos la ayuda de otros, pero que no deseamos que ellos aporten su propio esfuerzo. Si alguien le pide a usted que le ayude a hacer algo, pero esta persona no desea que usted se valga de sus propias fuerzas, esto le resultaría muy difícil de realizar. A usted le resultaría muy problemático que esta persona desee su corazón, pero que al mismo tiempo no desee su sabiduría ni su manera de hacer las cosas. Normalmente, si alguien me pide ayuda, habré de ayudarle a mi manera y con mi propia sabiduría. Pero si esta persona no desea que aporte mi esfuerzo propio, mi propia sabiduría o mi propia manera de hacer las cosas, ¿por qué habría de desear mi ayuda? Hubiera sido mejor que yo no hubiese acudido a ayudarle. Así pues, valernos de nuestras propias fuerzas es un principio característico del hombre; sin embargo, ésta no es la manera en que Dios actúa. El no desea que el hombre aporte su esfuerzo propio, su propia manera de hacer las cosas ni su propia sabiduría. Dios desea únicamente el corazón del hombre.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top