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Espíritu y el cuerpo, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4516-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 21 Sección 1 de 4

CAPÍTULO DIECISIETE

EL AMOR Y LA TRANSFORMACIÓN
CON MIRAS A LA VIDA DEL CUERPO

En 1 Corintios 12:31 Pablo dice: “Anhelad, pues, los dones superiores”. Aunque Pablo no nos dice que rechacemos los dones inferiores, él dice que anhelemos los dones superiores porque éstos son más provechosos para la vida del Cuerpo. Por lo tanto, todos debemos aprender a desear los dones superiores. Al leer 1 Corintios 12 podemos ver fácilmente que estos dones superiores están relacionados con los apóstoles, profetas y maestros. Éstos son dones que están relacionados con el hablar. Además, en 1 Corintios 14:5 Pablo dice que el profetizar es más provechoso para la iglesia que el hablar en lenguas. En el capítulo 14 Pablo trata de hacernos ver que debemos preocuparnos más por el profetizar que por el hablar en lenguas. Sin embargo, en el movimiento carismático de hoy vemos todo lo contrario. En el movimiento carismático el hablar en lenguas, el cual es la cola, ha llegado a ser la cabeza.

EL CAMINO MÁS EXCELENTE

En 1 Corintios 12:31 Pablo también dice: “Mas yo os muestro un camino aún más excelente”. No sólo debemos anhelar los dones superiores, sino también ponerlos en práctica conforme al camino más excelente. Una cosa es tener los dones superiores, y otra es practicarlos según el camino más excelente. Uno puede tener los dones superiores y a la vez no disponer del camino más excelente para ponerlos en práctica. En este mensaje siento la carga de tener comunión con ustedes en cuanto al camino más excelente de practicar los dones.

Por supuesto, el camino más excelente se revela en 1 Corintios 13, que es la continuación directa del capítulo 12. En 1 Corintios 13:1 dice: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como bronce que resuena, o címbalo que retiñe”. El bronce que resuena y el címbalo que retiñe son sonidos de objetos inertes. Por lo tanto, ser como bronce que resuena o como címbalo que retiñe significa ejercer nuestra función sin ninguna vida. Debemos orar al Señor, diciendo: “Señor, muéstrame la diferencia entre la función y la vida. Muéstrame que es posible hacer sonidos, pero no tener vida”. Pablo continúa diciendo que es posible tener el don de profecía, entender todos los misterios y todo conocimiento, y tener fe para trasladar montes, y aun así no tener amor. Si tenemos todas estas cosas pero no tenemos amor, no tendremos nada que ver con la vida. Además, es posible que demos cosas materiales a los pobres, e incluso entreguemos nuestro cuerpo para ser quemado, y aun así no obtener ningún provecho debido a que no tenemos amor (v. 3). Esto nos muestra que es posible poseer muchos dones y funciones, y a la vez estar carentes de vida.

LOS DONES USADOS COMO JUGUETES

En 1 Corintios 1:7 Pablo dijo que a los corintios nada les faltaba en ningún don. Sin embargo, en 3:1 dijo: “Yo, hermanos, no pude hablaros como a hombres espirituales, sino como a carne, como a niños [lit. bebés] en Cristo”. Pablo les dijo a los corintios que ellos no sólo eran niños, sino incluso bebés. Los bebés siempre tienen más juguetes. ¿Quién creen ustedes que tiene más juguetes: un bebé, una persona de edad mediana o un anciano? Obviamente, los bebés tienen más juguetes, porque los juguetes se hacen para los bebés y los niños. Si ustedes leen 1 Corintios cuidadosamente, verán que el concepto de Pablo era que jugar con los dones era como jugar con juguetes. Quizás usted pregunte: “¿Dónde hay un versículo que diga que los corintios eran como niños que juegan con sus juguetes?”. Por supuesto, no hay un versículo que diga esto de forma explícita, pero si examinan todo el libro, descubrirán que esto era exactamente lo que Pablo quería decir.

En 1 Corintios 1:7 Pablo les dijo que a ellos no les faltaba ningún don; en 3:1 les dijo que eran como bebés; y más adelante, en 13:11, dijo: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”. ¿Qué quería Pablo decir con “lo que era de niño”? Si ustedes leen los capítulos 12, 13 y 14, reconocerán que las cosas que son de niños son los dones. Algunos que se oponen al hablar en lenguas dicen que esto infantil. Sin embargo, las cosas que son de niños según el versículo 13:11 no sólo se refiere al hablar en lenguas, sino también a la profecía, la enseñanza e incluso a los tres dones principales que son los apóstoles, los profetas y los maestros. Si usted juega con estas cosas, éstas serán cosas de niño para usted. Pablo parecía decir: “Ustedes, corintios, están jugando con los dones al igual que los niños juegan con sus juguetes. Para ustedes la profecía, la enseñanza, el hablar en lenguas, la sanidad y los milagros son juguetes. Para ustedes estas cosas han venido a ser cosas de niños”. ¿Dónde encuentran ustedes un grupo de cristianos en el que nadie juegue con juguetes? Este grupo no existe porque los cristianos en todas partes juegan con juguetes. Si somos sinceros y justos, tendremos que reconocer que esto también se da entre nosotros.

Lo que determina si jugamos con juguetes o no es el crecimiento en vida. Por mucho que los jóvenes digan que no juegan con juguetes, el hecho es que sí juegan con ellos. Cuando yo fui a echarle un vistazo a mi nieto de ocho años, me dijo que era un buen niño, que se portaba bien y que había hecho su tarea. También me dijo que le gustaba leer la Biblia, y luego me leyó los primeros dieciocho versículos de Juan 1. Me sentí muy contento de que pudiera leer tan bien todas las palabras. Pero inmediatamente después de hablar conmigo, empezó a enseñarme cómo podía caminar sobre el sofá y la mesa de la sala. Cuanto más le decía que parara, más seguía haciéndolo. Para él cualquier cosa es un juguete. Cuando me ayuda a regar el jardín, se pone a jugar con la regadera y las macetas. Sin embargo, no me enojo con él porque sé que es un niño al cual le gusta jugar y hacer de cualquier cosa un juguete. Si dejara de jugar, eso sería un indicio de que está enfermo, pues los niños no sienten ganas de jugar únicamente cuando están enfermos.

Los jóvenes en la iglesia deben darse cuenta de que todavía juegan con juguetes. Al oír esto, quizás se desilusionen y digan: “El hermano Lee ha dicho que somos niños que juegan con juguetes. Olvidémonos entonces de las reuniones y quedémonos en casa”. Si hacen esto, eso será un indicio de que están enfermos. En lugar de quedarse en casa, deben venir a las reuniones y jugar con sus juguetes. No se desilusionen de saber que todavía son niños. Yo me siento muy contento cuando veo a los jóvenes jugar con sus juguetes. Cuando veo a mis nietos jugar, me pongo contento de saber que son fuertes, activos y normales. Asimismo, me alegra verlos jugar a ustedes con juguetes en la reunión. Sin embargo, no me sentiría contento si viera a los ancianos jugar con juguetes, puesto que ya son muy mayores para hacer eso. Pero es saludable que los niños jueguen. Si uno les prohibiera jugar, los mataría. Sucede lo mismo en la vida de iglesia hoy. Necesitamos alentar a los jóvenes a que continúen jugando con sus juguetes en las reuniones. Cuando ellos participan en la reunión nos damos cuenta de que eso es para ellos como jugar con un juguete. Sin embargo, estaría mal si los hermanos de más edad jugaran de la misma manera.

Nosotros en la iglesia no somos un ejército ni una escuela, sino una familia grande que incluye a personas de todas las edades. Por lo tanto, en las reuniones debemos tener actividades para todas las edades. Los que juegan con juguetes no deben sentirse descontentos con los de más edad. Los que juegan son los jóvenes, los que tienen menos tiempo, los jóvenes que han sido salvos por muy poco tiempo. Ellos necesitan poder jugar en la reunión. A fin de darles esa oportunidad, debemos conducir las reuniones de una manera muy familiar.


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