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Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 050-062)por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6924-4
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LA CONCLUSIÓN
DEL NUEVO TESTAMENTO

MENSAJE CINCUENTA Y OCHO

CRISTO: SU PERSONA

(38)

En este mensaje comenzaremos a considerar lo que, en Su persona, Cristo es en la iglesia.

U. EN LA IGLESIA

1. La roca como fundamento

En la iglesia Cristo es la roca como fundamento en el cual la iglesia es edificada. Después que Pedro, habiendo recibido una revelación procedente del Padre, declaró que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mt. 16:16), el Señor dijo: “Sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (v. 18). El catolicismo romano aduce que la “roca” aquí se refiere a Pedro, mientras que la mayoría de los cristianos fundamentalistas afirman que se refiere a Cristo. Si bien es correcto afirmar que la roca denota a Cristo mismo, incluso este entendimiento no es del todo adecuado. Aquí la roca se refiere no solamente a Cristo, sino también a la revelación acerca de Cristo. En primer lugar, esta roca se refiere a Cristo mismo como Hijo del Dios viviente. En segundo lugar, esta roca se refiere a la revelación de Cristo que Pedro recibió de parte del Padre. Esta revelación celestial es la roca. Cuando vemos esta revelación acerca de Cristo, ella se convierte en la roca. Por tanto, la iglesia es edificada tanto sobre Cristo mismo como sobre la revelación acerca de Cristo.

La iglesia genuina es la iglesia edificada sobre la roca de Cristo y la revelación acerca de Cristo; dicha iglesia no es sectaria. Sin embargo, el problema es que los cristianos forman grupos, o las así llamadas iglesias, conforme a su propio concepto y perspectiva. Pero su concepto no es la revelación acerca de Cristo. La iglesia tiene que ser edificada sobre la roca, esto es, sobre Cristo y la revelación de Él. Si vemos esto, seremos salvos de la división. Únicamente una cosa es edificada sobre Cristo como roca, y ésta es la iglesia. Todo grupo que esté edificado sobre doctrinas, prácticas o conceptos no es la iglesia edificada sobre Cristo y la revelación acerca de Cristo.

Como Aquel que es la roca sobre la cual la iglesia es edificada, Cristo es el único fundamento de la iglesia. “Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Co. 3:11). Por ser el Cristo y el Hijo del Dios viviente, el Señor Jesucristo es el único fundamento puesto por Dios para la edificación de la iglesia. Nadie puede poner otro fundamento.

Sabemos con base en 1 Corintios 3:11 que Cristo es el único fundamento de la iglesia como edificio de Dios. No obstante, ciertos creyentes en Corinto tomaban a Pablo, a Apolos, o a Cefas, como su fundamento. Cuando ellos declaraban que eran de Pablo, de Apolos o de Cefas, ellos estaban diciendo que estas personas eran su fundamento y posición. Así que, en 1 Corintios 1:13 Pablo les pregunta: “¿Acaso fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?”. Al hacer estas preguntas, Pablo les daba a entender que él no era el fundamento único. Al contrario, Pablo les dice en 3:10: “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como sabio arquitecto puse el fundamento”. El único fundamento no es Pablo, ni Apolos, ni Cefas, ni ninguna otra persona o cosa, sino Jesucristo, el Hijo de Dios.

El problema entre los corintios es que ellos intentaban poner muchos otros fundamentos. Vemos en el capítulo 14 que, para algunos, hablar en lenguas era un fundamento. Esto indica que es posible que una práctica en particular se convierta en fundamento. Por tanto, Pablo quería que los creyentes en Corinto comprendieran que él ya había puesto el único fundamento: Jesucristo.

Es común para los cristianos hoy en día poner otros fundamentos que no son Cristo como único fundamento. Por ejemplo, cuando alguien proclama defender el bautismo por inmersión, él está poniendo el bautismo por inmersión como fundamento. Lo mismo se aplica a alguien que habla en lenguas. Siempre que usted proclama defender cierta persona, doctrina o práctica en particular, usted está poniendo otro fundamento. Poner otro fundamento distinto a Cristo mismo perjudica la vida del Cuerpo y daña el edificio de Dios. En lugar de poner otros fundamentos, tenemos que edificar sobre el fundamento ya puesto. Según 1 Corintios 1:2 y 9, Cristo es la porción común a todos nosotros, y fuimos llamados a la comunión de Cristo. Este Cristo, el único centro de Dios y nuestra única porción, es el único fundamento. Esto significa que tenemos que edificar sobre el Cristo único. Debemos entender esto no sólo doctrinalmente, sino también de manera práctica y en nuestra experiencia.

Si tocamos la profundidad de la verdad contenida en 1 Corintios 3:11 y entendemos este versículo conforme a su contexto y trasfondo, habremos de ver la visión de Cristo como único fundamento de la iglesia. Entonces esta visión, esta verdad, nos gobernará y regulará. “Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena” (Pr. 29:18). En la actualidad, entre la gran mayoría de cristianos no hay una visión de Cristo como único fundamento que los gobierne y restrinja. Por un lado, muchos se refieren a lo dicho por Pablo con respecto a Cristo como fundamento; por otro, incluso mientras hablan acerca de este versículo, ellos ponen otros fundamentos. Esto nos hace ver que debemos entender 1 Corintios 3:11 no solamente de manera doctrinal, sino de una manera muy práctica. Jamás debiéramos decir que somos de cierta persona o de cierta cosa, ni que preferimos cierto asunto. Hablar de este modo equivale a poner un fundamento adicional a Cristo mismo. En lugar de poner otro fundamento, debemos edificar sobre el fundamento ya puesto.

El fundamento de la iglesia es Cristo, revelado y ministrado mediante los apóstoles y profetas. Efesios 2:20 habla del fundamento de los apóstoles y profetas. Este fundamento es el Cristo que ellos ministraron a las demás personas. El Cristo que es el fundamento de la iglesia es el Cristo único revelado y ministrado por los primeros apóstoles, según consta en el Nuevo Testamento. Nosotros tenemos que quedarnos con este Cristo.


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