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Caos Satánico en la vieja creación y la economía divina para la nueva creación, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-667-1
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D. El caos satánico en el caso del pueblo de Israel

En el caso del pueblo de Israel en el desierto, no sólo vemos la economía divina, sino también el caos satánico.

1. El pueblo de Israel confió en sí mismo
en cuanto a guardar los mandamientos de Dios

Los hijos de Israel llegaron a ser viajeros benditos y andaban con Dios, pero llegaron a confiar mucho en sí mismos en cuanto a guardar los mandamientos de Dios (Ex. 19:7-8). Dios los llevó al monte Sinaí, donde se reunió con ellos y les habló. Confiando mucho en ellos mismos y no conociéndose a sí mismos, dijeron: “Todo lo que Jehová ha dicho, haremos” (v. 8a). Esto ofendió a Dios, pues era indicio de que no se conocían a sí mismos. Ellos debieron haber dicho: “Señor, Tú sabes que somos seres caídos. No podemos guardar Tu palabra. Necesitamos Tu misericordia, Tu gracia, Tu redención y Tu salvación”. A Dios le satisface oír algo así. Sin embargo, lo que el pueblo de Israel dijo fue totalmente diferente y resultó ofensivo para Dios, quien entonces procedió a decretar la ley. El pueblo, confiando tanto en sí mismo, quebrantó la ley aún antes de que les fuese dada.

2. El pueblo de Israel
se desvió de la línea central
de la economía divina
y tomó una línea secundaria, la ley

En el desierto el pueblo de Israel se desvió de la línea central de la economía divina y tomó una línea secundaria, la ley (Ex. 20:1-21).

VI. EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Por último, consideremos los restantes aspectos de la economía divina y el caos satánico en el Antiguo Testamento.

A. La economía divina
tocante al tabernáculo,
las ofrendas y los sacerdotes

1. Dios le mandó al pueblo de Israel
que edificara el tabernáculo para que fuese
Su morada y que le sirviera a través
de los sacerdotes por medio de las ofrendas

En Exodo 25—Levítico 27, Dios le mandó al pueblo de Israel que edificara el tabernáculo para que fuese Su morada y que le sirviera a través de los sacerdotes por medio de las ofrendas. El tabernáculo, los sacerdotes y las ofrendas tipifican a Cristo. Hasta en el Antiguo Testamento el pueblo de Dios vivía no sólo mediante la ley, sino también por medio del tabernáculo, los sacerdotes y las ofrendas. Si hubiesen vivido sólo mediante la ley, todos hubiesen sido condenados.

Veamos el ejemplo representado por David. Aunque David era victorioso y fue un buen rey, no era perfecto conforme a la ley. El cometió fornicación, conspiró para matar a uno de sus soldados, y le robó la mujer a ese soldado. La genealogía de Cristo en Mateo 1 dice: “David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías” (v. 6). La expresión la que fue mujer deUrías no es favorable, dado que recalca el gran pecado de David y muestra que existe esta mancha en la genealogía de Cristo. Ciertamente David no era perfecto conforme a la ley, pero sí lo era conforme al tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. Luego de haber confesado sus pecados de asesinato y fornicación, David aplicó la ofrenda (Sal. 51:19), y por medio de la ofrenda fue perdonado. En realidad, David fue perdonado mediante Cristo, quien es el tabernáculo, el sacerdote y las ofrendas.

El tabernáculo representa a Cristo como la incorporación del Dios misericordioso y lleno de gracia. Juan 1:14 dice: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros ... lleno de gracia y de verdad”. Este versículo no dice que el Verbo, quien es Cristo, se hizo carne, lleno de justicia y rectitud. Si Cristo sólo hubiese estado lleno de justicia y rectitud, Dios nos hubiese condenado a todos. Sin embargo, Cristo como el tabernáculo era lleno de gracia, y como tal tabernáculo, El nos trajo a Dios. Luego El murió por nuestros pecados. En Su muerte en la cruz, El era el sacerdote y también las ofrendas. Por consiguiente, mediante Cristo como el tabernáculo, el Sacerdote y las ofrendas, los pecadores hemos sido redimidos, salvados y regenerados. Más aún, según la economía de Dios, también hemos sido renovados, santificados, transformados, conformados a la imagen de Cristo y glorificados con El en Su gloria.

La genealogía de Cristo en Mateo 1 es un extracto de todo el Antiguo Testamento. Esta genealogía es un extracto del Antiguo Testamento, no en el lado de la ley, sino en el lado del tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. Según la economía de Dios, es la genealogía de Aquel que es la simiente triple, Aquel que es la simiente de la mujer, la simiente de Abraham y la simiente de David. Cristo nació de María, quien era descendiente de David por la línea de su hijo Natán. José, esposo de María, era descendiente de David por la línea de su hijo Salomón. Por consiguiente, los dos eran descendientes de David, y por medio de ellos vino Cristo.


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