Experiencia de vida, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-632-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-87083-632-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Dijimos anteriormente que hay tres definiciones de la carne, las cuales representan sus tres aspectos. Si tratamos con la carne, estamos tratando con estos tres aspectos. Primero, necesitamos tratar con la pasión, la concupiscencia, el orgullo, el egoísmo, la deshonestidad, la codicia, la contención, los celos y todos los demás elementos corruptos que están en la carne. Segundo, necesitamos tratar con el hombre carnal. Nuestro mismo ser ha caído en la carne, y está atado y controlado por la carne; así que, todo nuestro ser ha llegado a ser carne. Por lo tanto, todo nuestro ser debe ser cabalmente tratado por la cruz. Tercero, necesitamos tratar con el lado bueno de la carne. Para el hombre toda nuestra bondad natural, nuestros puntos fuertes en virtud de nuestro nacimiento, es buena, pero para Dios es abominable; así que también necesita ser tratada.
Por lo tanto, todo lo que pertenece a nuestro ser, debido a que es carne, necesita ser tratado. Pero ¿cómo tratamos con la carne? Discutiremos esto en dos aspectos: el hecho objetivo y la experiencia subjetiva.
El hecho objetivo en tratar con la carne está completamente relacionado con Cristo. Gálatas 2:20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado”. De nuevo, Romanos 6:6 dice: “Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El”. Estos dos pasajes claramente nos muestran que cuando Cristo fue clavado en la cruz, nosotros fuimos crucificados con El. Nuestro ser carnal ha sido tratado en la cruz de Cristo. Este es un hecho que fue cumplido hace mucho tiempo en el universo. El hecho de que fuimos crucificados con Cristo es la base para que tratemos con la carne. Si nunca hubiésemos sido crucificados con Cristo, ninguno de nosotros podría tratar con la carne. Por esto, que tratemos con la carne tiene como fin que experimentemos el hecho de que hemos muerto con Cristo.
Por lo tanto, el primer paso en nuestro trato con la carne es pedirle al Señor que nos ilumine para que podamos obtener revelación para ver el hecho de que nosotros hemos sido crucificados con Cristo. Romanos 6:11 dice: “Consideraos muertos al pecado”. Esta consideración es un asunto de ver. Cuando hemos visto el hecho de que hemos muerto con Cristo, podemos automáticamente considerarnos muertos.
La experiencia subjetiva al tratar con la carne está completamente relacionada con el Espíritu Santo. Estar muerto con Cristo es meramente un hecho que Cristo ha logrado por nosotros delante de Dios; para nosotros todavía es objetivo. Existe la necesidad de que el Espíritu Santo trabaje en nosotros y lleve a cabo el hecho que Cristo ha logrado en la cruz; entonces, morir con Cristo llegará a ser nuestra experiencia subjetiva. Una obra muy importante y básica del Espíritu Santo que mora en nosotros es forjar en nosotros el hecho de que Cristo ha crucificado la carne en la cruz. En otras palabras, la obra del Espíritu Santo es forjar en nosotros la cruz del Calvario para llegar a ser la cruz dentro de nosotros. Por lo tanto, la experiencia subjetiva al tratar con la carne está siendo realizada por el Espíritu Santo en nosotros.
Romanos 6 y 8 muestran claramente la muerte que Cristo logró y la muerte aplicada por el Espíritu Santo. Después de que Romanos 6 nos dice que fuimos crucificados juntamente con Cristo, Romanos 8:13 dice: “Por el Espíritu hacéis morir los hábitos del cuerpo”. Ya que el capítulo 6 dice que hemos sido crucificados, ¿por qué entonces el capítulo 8 habla de hacer morir los hábitos del cuerpo? Porque las muertes mencionadas en estos dos capítulos son diferentes. La muerte mencionada en el capítulo 6 es aquella que fue lograda en Cristo, mientras que la muerte que se menciona en el capítulo 8 es aquella que está siendo aplicada por el Espíritu Santo. El capítulo 6 nos habla de la muerte objetiva, y el capítulo 8, de la muerte subjetiva; el capítulo 6 habla del hecho de morir juntamente con Cristo, y el capítulo 8, de la experiencia de morir juntamente con Cristo; el capítulo 6 habla de la muerte del viejo hombre, y el capítulo 8, de la muerte de la carne. La muerte en el capítulo 6 necesita nuestra fe; la muerte mencionada en el capítulo 8 requiere nuestra comunión, esto es, nuestro vivir en la comunión del Espíritu Santo. Por eso, necesitamos ambos aspectos de esta muerte. Algunos piensan que ya que el problema de nuestra carne fue resuelto hace mucho tiempo por medio de la cruz, si nosotros creemos este hecho y recibimos esta verdad, estamos bien y no tenemos necesidad de emplear tiempo en se tratados. Otros piensan que tratar con la carne es completamente nuestra responsabilidad y que necesitamos usar nuestros esfuerzos diariamente en tratar con ella punto por punto. Ambos conceptos hacen hincapié en un solo aspecto; así que ambas están desbalanceadas y parcializadas. Si deseamos tener una experiencia verdadera al tratar con la carne, necesitamos ambos aspectos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.