Conocer la vida y la iglesiapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8903-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La norma de la iglesia es simplemente Cristo. No podemos concluir que la iglesia ha progresado y crecido simplemente si una iglesia en cierta localidad, al cabo de un año, aumenta de cuatrocientos a seiscientos hermanos y hermanas. En realidad, es posible que la iglesia no haya crecido en lo absoluto. Aun cuando una iglesia experimente un aumento numérico, no podemos determinar si la iglesia ha aumentado y progresado sólo al considerar tales números externos. Tenemos que ver si Cristo mismo ha aumentado en la iglesia. Cuando Cristo aumenta en la iglesia, ella verdaderamente se ha agrandado y ha progresado.
Cuando visitamos una iglesia, podemos descubrir que aun cuando ha habido un incremento numérico, el elemento del hombre también ha aumentado de tal manera que la iglesia está llena de las ideas y opiniones del hombre. Conforme a la medida adecuada, esta iglesia no ha progresado en lo absoluto. Aun cuando estos santos pueden tener cierta experiencia y no se confrontan ni se ofenden directamente, podemos percibir que ellos tienen sus opiniones. Tales santos no se someten al Espíritu Santo ni permiten que el Espíritu Santo rija en ellos; en vez de ello, es posible encontrar personas que sólo tienen experiencia en las costumbres del mundo. En otras palabras, lo que percibimos es el elemento del hombre y el cultivo personal, pero no mucho del elemento de Cristo. Es posible que los santos sean muy débiles aun cuando una iglesia tiene un aumento numérico.
Si hay un aumento en el número de los santos solamente, en su servicio sólo percibiremos debilidad y actividad. No percibiremos la autoridad del Espíritu Santo, y tampoco hallaremos personas que se someten a la autoridad del Espíritu Santo, que permanecen en la vida divina mediante la operación del Espíritu Santo en ellos, y que sirven al Señor al permitirle que los gobierne. Tal iglesia no tendrá mucho de la estatura de Cristo. Ellos podrán tener un incremento numérico, y los hermanos responsables tendrán muchísimas experiencias humanas, y no discutirán unos con otros; sin embargo, en ellos no podemos percibir a Cristo. Esta clase de iglesia lo es sólo en nombre; ella carece de realidad.
Si los hermanos responsables y los santos siguen así, tarde o temprano el Espíritu Santo se verá forzado a levantar a otro grupo de personas. El Señor hará surgir un grupo de personas que se someten a la autoridad del Espíritu Santo y que tienen mucha comunión con Él. Entonces cuando otros tengan contacto con ellos, percibirán la presencia del Señor y gustarán del sabor de Cristo que se halla en ellos. Por lo cual, el Arca —el testimonio de Dios— estará entre este grupo de personas.
David era un hombre que conocía el corazón de Dios, y él llevó el Arca a la casa de Obed-edom porque conocía el corazón de Dios (2 S. 6:11-12). Sin embargo, la casa de Obed-edom no era ni el comienzo ni el destino del Arca. El principio era el tabernáculo y el destino era el templo; Obed-edom era sólo una parte del proceso de edificación.
Hace más de veinte años atrás, las reuniones que se iniciaron en muchos lugares de la China continental eran como la casa de Obed-edom. Cuando empecé a servir a Dios, la iglesia local donde yo me reunía era como una “casa de Obed-edom”. Sin embargo, tal casa puede perdurar sólo por poco tiempo. Los que conocen a Dios no dejarán el Arca en la casa de Obed-edom; antes bien, traerán el Arca y la establecerán en la ciudad de David. El Arca puede permanecer en la casa de cierta persona por poco tiempo, pero finalmente deberá entrar en el templo. Por tanto, tener el Arca no es suficiente; también necesitamos edificar un templo para el Arca de Dios.
La estatura de la iglesia es Cristo. Cuando edificamos la iglesia, no podemos edificar con ninguna otra cosa que no sea Cristo; podemos edificar únicamente con Cristo. Hace varios años visitamos cierta iglesia, y comprendimos que los hermanos no tenían mucho conocimiento de la verdad, ni tenían claridad acerca de la Palabra de Dios. Cuando los visitamos este año, todos los hermanos podían estar frente al podio y hablar por el Señor. Algunos dirán que esta iglesia ha hecho progresos, pero sólo podemos decir que ellos han progresado en la verdad; quizás no debamos decir que la iglesia ha hecho progresos. Una iglesia ha avanzado sólo cuando internamente ha experimentado un aumento e incremento de Cristo. Una iglesia puede obtener más conocimiento de la verdad externamente, pero puede ser que internamente no haya experimentado un gran aumento de Cristo. Necesitamos poder discernir esta diferencia.
Muchas organizaciones cristianas han estudiado la verdad y han publicado revistas por varios años, pero todo lo que ellos tienen son perspectivas e ideas humanas. Resulta difícil encontrar entre ellas a alguien que esté bajo el quebrantamiento de la cruz, que permita que Cristo lo gobierne y que viva en el Espíritu Santo. Si nuestra iglesia es así, entonces no hemos crecido mucho en Cristo; antes bien, hemos crecido sólo en nuestra mente. Ni siquiera la verdad puede ser usada para medir la iglesia; únicamente podemos medirla con Cristo.
A veces incluso la verdad puede reemplazar a Cristo. La iglesia en Taipéi se ha estado ejercitando en las cuatro etapas de la vida espiritual, entre las cuales la tercera etapa corresponde a la disciplina del Espíritu Santo. Muchos santos tienen el concepto de que la disciplina del Espíritu Santo implica la pérdida de algo, o una lesión física, un accidente automovilístico o una enfermedad. Sin embargo, muy pocos de entre nosotros vemos realmente que la disciplina del Espíritu Santo nos lleva a experimentar el quebrantamiento de la cruz, para que le permitamos al Espíritu Santo tener cabida en nosotros y gobernarnos. Muchas veces tenemos la doctrina sobre la disciplina del Espíritu Santo, pero no la realidad de ser regidos por el Espíritu Santo. Por tanto, es posible que la estatura de Cristo no sea establecida en nosotros. Entre los cristianos de hoy, existen demasiados sustitutos de Cristo; cualquier cosa puede ser un sustituto de Cristo. Sin embargo, únicamente lo que emana de Cristo tiene el elemento de Cristo y es de Cristo mismo.
Algunos cristianos le prestan más atención a cultivarse a sí mismos espiritualmente que a Cristo, pero la preparación espiritual no es Cristo. Asimismo, las cosas que pensamos que están relacionadas con la disciplina del Espíritu Santo tal vez no guarden ninguna relación con Cristo. A veces visitamos los seminarios, y vemos que las personas llevan la Biblia en sus brazos, caminando lentamente y dirigiendo su mirada a los cielos de vez en cuando. Parece como si ellos fueran personas muy piadosas. Su porte piadoso nos transmite una sensación de una preparación espiritual; sin embargo, cultivarse espiritualmente no equivale a Cristo. El resultado de esta clase de preparación espiritual no es el crecimiento espiritual, sino el crecimiento de la carne; en vez del espíritu, la carne es fortalecida.
Cultivarse a sí mismos espiritualmente puede parecer algo muy real exteriormente, pero de hecho es una gran falsedad. Muchos estudiantes y predicadores del seminario se conducen y se comportan de manera muy diferente en la escuela y en la casa. Su verdadera naturaleza se pone de manifiesto cuando están en casa, y ellos actúan como personas diferentes. También nosotros podemos ser semejantes a ellos; podemos actuar como dos personas completamente diferentes cuando estamos con los santos y cuando estamos en casa. Así como nuestra vida natural puede expresarse en nuestro orgullo, también puede expresarse en nuestra mansedumbre. Así como nuestra vida natural puede expresarse en nuestro “salvajismo”, también puede expresarse en nuestra fineza. Es posible que todas las cosas que las personas creen que son buenas o virtuosas no sean nada espiritual ni procedan de Cristo.
Podemos tener el término la disciplina del Espíritu Santo, sin conocer ni experimentar lo que verdaderamente significa. Esto puede reemplazar a Cristo en nosotros. Como resultado, tal vez recibimos cierta disciplina, pero no obtenemos ni experimentamos a Cristo. Necesitamos la disciplina del Espíritu Santo en la vida de iglesia, pero no podemos usar este ítem para medir la iglesia. No podemos usar nada que no sea Cristo para medir la iglesia; podemos medirla únicamente con Cristo. El grado al cual una persona conoce a Cristo, deja que Cristo rija en ella, le cede terreno a Cristo y deja que Cristo opere ella, será el grado al cual ella ha obtenido a Cristo.
En la iglesia la meta y el propósito de los dones consisten en edificar la iglesia a fin de que ella tenga la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. La iglesia no tiene ninguna otra labor.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.