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Cómo reunirnospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6637-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 19 de 23 Sección 4 de 4

NUESTRAS EMOCIONES

Debemos estar claros en lo referido a nuestras emociones. Debemos ser emotivos. Algunos dicen que nosotros somos demasiado emotivos. Pero nadie podría llegar a ser como el apóstol Pablo sin ser emotivo. Pablo era una persona muy emotiva: muchas veces él habló y escribió a los santos con lágrimas en los ojos. En cierta ocasión él dijo: “¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?” (1 Co. 4:21). Pablo sabía poner de manifiesto sus emociones. En otra oportunidad él dijo: “Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que nos gloriemos delante de nuestro Señor Jesús, en Su venida? ¿No lo sois vosotros?” (1 Ts. 2:19). Es bueno ser emotivos. Si uno no puede ser emotivo, tampoco podrá ser espiritual. Pero les digo esto: no se trata de ser emotivos de una manera natural, sino emotivos en el espíritu; no emotivos con fuego extraño, sino con el fuego celestial. Nuestras emociones naturales tienen que ser consumidas en el altar del holocausto. Todo lo natural tiene que ser consumido allí. Debemos ofrecer alabanzas y debemos ser liberados; no obstante, todavía es necesario que pasemos por la cruz, que suframos muchos tratos por medio de la cruz.

No piensen que ser ruidosos es sinónimo de ser emotivos. Si jamás hemos llorado en público al predicar el evangelio, no pienso que podamos traer muchas personas al Señor. Leí la biografía de un hermano que no tenía el menor asomo de elocuencia. Él solía hablar muy poco; pero siempre que él hablaba por el Señor Jesús, le brotaban lágrimas. Simplemente debido a sus lágrimas hubo muchos que se convirtieron a Cristo. Todo aquel que es espiritual es también una persona emotiva. Aprendan a ser personas emotivas; entonces sabrán cómo ser espirituales. Aprendan a reír, aprendan a llorar. No aprendan tantas enseñanzas, aprendan aquello que les ayudará a tornarse a su espíritu. Si ustedes ejercitan su mente en demasía, perderán vuestro espíritu reidor. No piensen ser personas muy inteligentes. Vuélvanse de su mente a su espíritu y alaben al Señor. Aprendan a ejercitar su espíritu y ser personas felices y llenas de gozo. Regocíjense en la presencia del Señor y estarán en el espíritu en gran medida.

ALABAR POR MEDIO DE LA SANGRE

Jamás debemos olvidar que en el altar del incienso está la sangre que redime. Siempre que ofrecemos nuestra alabanza a Dios, debemos saber que necesitamos la sangre. Nosotros mismos no tenemos ningún mérito en que basarnos. El único mérito, la única base, que tenemos para ofrecer nuestra alabanza es la sangre redentora del Cordero. Tenemos que decirle continuamente al Señor Jesús: “Ofrecemos nuestras alabanzas a Dios bajo la cobertura de Tu preciosa sangre”. Es imprescindible que la sangre redentora sea aplicada todo el tiempo a los cuernos del altar del incienso. Sin la sangre, ninguna clase de alabanza, no importa cuán rica y elevada sea, podrá ser eficaz.

EXPERIMENTAR LA REDENCIÓN EN TÉRMINOS PRÁCTICOS POR MEDIO DE LA ALABANZA

En Números 16 vemos que la expiación se logra en el altar de las ofrendas. También se nos muestra, en el versículo 46, una manera de quemar el incienso en virtud del poder y eficacia de la expiación. “Dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario y pon en él fuego del altar, encima de él echa incienso, llévalo pronto a la asamblea y haz expiación por ellos, porque la ira ha salido de la presencia de Jehová; la plaga ha comenzado”. En aquella ocasión el pueblo de Israel había pecado contra Dios, y Dios los juzgó enviando sobre ellos una plaga mortal. El remedio fue el fuego del altar de las ofrendas con el incienso añadido a dicho fuego; fue esto lo que pudo hacer expiación por el pueblo. ¿Qué representa esto? Esto representa la experiencia que en la práctica y en un momento dado tenemos de la redención efectuada por Cristo. Si usted ofrece alabanzas a Dios bajo la cobertura de la sangre preciosa del Señor y con el fuego celestial en el espíritu, ello no solamente es aceptable a Dios y un olor fragante para Él, sino que es una especie de redención. El problema entre usted y Dios será resuelto, la mortandad cesará y la plaga se irá. Es posible que usted no haya tenido la intención de recibir tal redención, pero siempre y cuando el incienso sea quemado de este modo, también estará incluida la redención en cierta medida. No solamente será aceptado por Dios y ello no solamente satisfará a Dios, sino que usted experimentará la redención en cierta medida al grado que todos los problemas pendientes entre usted y Dios quedarán resueltos. Toda plaga mortal será quitada, y todas las barreras entre usted y Dios se disolverán espontáneamente. Estará en completa paz con Dios, y Dios le concederá Su dulce aceptación.

Por último, debemos notar que el centro en el cual se desarrolla todo aquello de lo que hemos hablado es la Tienda de Reunión. Aprendamos a alabar a Dios; aprendamos a quemar el incienso de este modo no solamente en nuestros hogares, sino en las reuniones. Entonces nuestras reuniones serán enriquecidas, fortalecidas y elevadas.


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